La Lengua Etrusca

LA ESTELA ETRUSCA DE PERUGIA: RECAPITULACIÓN GENERAL


 
Mujeres romanas (pintura mural)
 

PALEOGRAFÍA


Nuestra interpretación del texto de la Estela de Perugia se ha basado principalmente en la interpretación paleográfica de más de una docena de sus signos alfabéticos -y algunos signos dobles y silábicos- con unos valores fónicos específicos, distintos de los comúnmente atribuidos a dichos signos en todas las demás interpretaciones ensayadas hasta la fecha.

Esas interpretaciones anteriores, en efecto, cometían el error metodológico (común a casi toda la Etruscología "oficial" contemporánea) de generalizar los valores gráficofonéticos de gran parte de las inscripciones etruscas funerarias breves (la mayoría de ellas de época tardía: siglos II y I a.C.), extendiéndolos a todas las inscripciones etruscas conservadas, sin excepción, a partir de un modelo teórico de "alfabeto etrusco" (más o menos común según las épocas) que se ha venido aplicando sistemáticamente a todos los textos del extenso corpus de inscripciones etruscas, con los infructuosos resultados ya conocidos: ni una sola inscripción etrusca extensa que pueda considerarse (ni de lejos) "descifrada" y menos aun correctamente interpretada, y un copiosísimo número de pretendidas transcripciones que en la mayor parte de los casos sólo nos ofrecen montones de supuestas "palabras" etruscas que a menudo no son ni siquiera articulables o pronunciables.

Poníamos anteriormente el ejemplo comparativo de lo que ocurriría si intentásemos "leer" una lengua moderna desconocida para nosotros que estuviese escrita en nuestro "común" alfabeto latino, por ejemplo un texto en lengua turca, dando a esa "lectura" los mismos valores fonéticos que tienen esas grafías latinas en nuestra lengua castellana, o por hacerlo menos rebuscado: la "lectura" -desde el castellano- de un texto en lengua inglesa por alguien que no tuviera la más remota idea de la fonética inglesa. Algo así es lo que está en el fondo (y en la superficialidad) de ese profundo y contumaz fracaso filológico de la Etruscología contemporánea, que ha durado ya demasiado tiempo y ha agotado innecesariamente demasiadas energías de varias generaciones de lingüistas.

Si bien se mira, incluso esa idea del pretendido "alfabeto etrusco general" (que desde luego es una auténtica quimera) es también una visión tan extrapolada como anacrónica de cómo debieron ser y acontecer realmente las cosas de la escritura entre los antiguos etruscos, un pueblo culturalmente itálico (de eso no hay ya ninguna duda) en el que la adopción y adaptación de los sistemas de escritura helénicos tuvo que ser necesariamente progresiva (diacrónica), con no pocos tanteos y ensayos previos, con soluciones gráficas no siempre definitivas, con numerosas variantes entre los alfabetos etruscos locales, que al menos en una primera época debieron de presentar variantes gráficas importantes en las diversas ciudades de la confederación toscana, con diferencias alfabéticas que determinarían sistemas de escritura distintos y variaciones gráficas que irían casi "de ciudad a ciudad" (todo lo contrario, por ejemplo, de lo que ocurriría con los alfabetos helénicos a partir de los siglos IV al I a.C., donde efectivamente se llegó a un "alfabeto helénico común" más o menos estandarizado, que es la idea y el modelo indirecto que los etruscólogos han intentado generalizar y aplicar a los alfabetos etruscos epicóricos o locales).

Con todo, es evidente que "algo" hay, incluso en esta inscripción perugina, de ese pretendido "alfabeto común helénicoetrusco ". Hay, por ejemplo, unos nueve signos alfabéticos utilizados en esta inscripción y que con toda seguridad tienen unos valores fónicos más o menos comunes en todos los alfabetos helénicos y etruscos (y en todas, o casi todas, las inscripciones) . Son las grafías que comúnmente se transcriben como A [a], E [e], I [ i], U [u], L [ l], N [n], R [r ], S [s], T [t ], aunque ignoramos los matices fonéticos con que en cada caso concreto se pronunciaban, y que en la inscripción de la cara A de nuestra estela se repiten constituyendo cerca de dos tercios del total de las grafías utilizadas (en el cuadro-facsímil que sigue las hemos marcado en tinta roja y podemos considerarlas prácticamente seguras en sus valores fónicos correspondientes):


Esquema de la Estela de Peruggia
 

Más allá de estas grafías cuyos valores fónicos pueden darse prácticamente por seguros, los valores de los signos restantes son necesariamente hipotéticos y sólo pueden ser confirmados en el propio texto por el grado de coherencia fonológica, morfosintáctica y semántica que se pueda obtener de la interpretación integral del mismo. Se trata, por así decirlo, de un "camino de ida y vuelta", en el que no sólo ha de obtenerse una transcripción aceptable en base a la combinación lógica de esos valores fónicos respectivos (los de los signos seguros y los de los hipotéticos), teniendo en cuenta que en este texto -como nuestro propio análisis ha puesto al descubierto- se dan fenómenos gráficofonéticos que en principio pueden complicar esa interpretación (p.e. la asimilación y disimilación entre determinadas consonantes nasales a final y principio de dos palabras contiguas, o la elisión gráfica de determinados sonidos vocálicos en interior de palabra y en contacto con sonantes), sino que ha de obtenerse también una coherencia fonológica (correspondencias o "leyes fonéticas" entre las lenguas comparadas, etrusco y latín principalmente) y consecuentemente una coherencia morfológica, sintáctica y semántica entre todos los elementos del texto.

Nada de esto, sin embargo, se obtiene de las transcripciones habidas hasta ahora, que en ningún caso pueden ir más allá de proponer una "lectura" conjetural que ni siquiera llega al grado de hipótesis, en la que a las supuestas palabras transcritas con esos hipotéticos valores gráficos no pueden dárseles valores morfológicos concretos y menos aun sintácticos y semánticos (fuera de la esporádica "coincidencia" de algunas supuestas palabras así obtenidas con otras no menos supuestas de otras inscripciones etruscas analizadas con ese mismo método pseudopaleográfico). Esto, como puede comprobarse, no sólo no es ni puede considerarse filológicamente "científico", sino que resulta (y ha resultado de hecho) completamente estéril e improductivo para la interpretación de este texto perugino en particular y para la de la lengua etrusca en general.

Aquí, por el contrario, esos valores gráficofonéticos más o menos incuestionables de esos nueve signos alfabéticos antedichos los complementamos con los valores hipotéticos de otros tantos signos o grafías alfabéticas, al menos una silábica (con valor [li]), y varios signos dobles y grafías combinadas para representar determinados sonidos, con todo lo cual creemos haber configurado un sistema paleográfico mucho más productivo, por cuanto nos permite no sólo una transcripción y lectura mucho más coherente de todo el texto, con una segmentación bastante verosímil en lo que se refiere a la articulación de sus diversos sintagmas, sino también una primera aproximación morfológica al análisis e identificación de determinados sufijos y desinencias (todos ellos de indudable fisonomía indoeuropea), y con ello una base lógica para el análisis sintáctico y semántico del texto, así como el descubrimiento de una serie de correspondencias fonéticas ("leyes fonéticas") con otras lenguas indoeuropeas occidentales (principalmente el latín), único criterio objetivo y científico para evidenciar la validez del método comparativo.

Nuestras hipótesis paleográficas para cada una de esas grafías innovadas o características de este texto han sido, obviamente, el resultado de diversos "tanteos", buscando aquellos valores fónicos que más se adecuasen a nuestra hipótesis o intuición general sobre la filiación indoeuropea de la lengua de esta inscripción, y considerando la frecuencia de aparición de esas grafías y si unos u otros valores permitían combinaciones sintagmáticas más o menos pronunciables en cada caso (si una grafía como O, por ejemplo, aparece en este texto con una frecuencia más propia de una vocal que de una consonante aspirada, parece desde luego más probable un valor vocálico [o ] que un valor consonántico de interdental aspirada [th ], que es el que suele tener a veces en otras inscripciones etruscas tardías). Además, en la mayoría de los casos nuestras interpretaciones paleográficas se basan en valores fónicos genuinos y originarios de los alfabetos helénicos occidentales (por ejemplo el valor de la omicrón griega como [o], de la digamma como [f ], de la my como [m] o de la gamma como [g ], en lugar de los supuestos valores comunes o generales que se les atribuyen en los alfabetos etruscos, respectivamente como [th ], [v ], [s ] y [l ] ). No tenemos duda de que el escriba de este texto (parece que fueron al menos dos distintos, uno para cada una de las dos caras inscritas de esta estela, como veremos, y ambos muy helenizados) imita directamente modelos paleográficos helénicos cercanos en lugar de seguir modelos paleográficos etruscos más o menos generalizados en el área cultural y lingüística toscana.

El sistema paleográfico de esta inscripción, según nuestro análisis paleográfico, quedaría más o menos como sigue (en tinta negra los valores seguros y en rojo los hipotéticos):

Alfabeto etrusco

En las grafías combinadas (grupos gráficos) tenemos algunos valores hipotéticos que por su rendimiento morfológico y semántico nos resultan ya prácticamente seguros:

Alfabeto etrusco

El grupo GN lo consideramos prácticamente seguro, pues nos permitirá la identificación clara de una serie de significativos lexemas a lo largo del texto (además representa claramente la unión de dos grafías griegas, la gamma y la ny, con ese mismo valor fónico individual). Los grupos geminados NN y TT no plantean problemas de transcripción pero sí de caracterización fonética, pues no sabemos si acaso se pronunciaban palatalizados: [n.nj], [t.tj ]. También hemos aminorado nuestras dudas iniciales sobre ese inequívoco signo labial y su valor respectivo de P (seguida de A o E) o de M (seguida de U), por razones de coherencia gráfica (pues los ejemplos de PA y PE con ese signo labial inicial son muy escasos y poco contrastables, pero hay ejemplos suficientes de M+ A y M+ E con sus signos habituales que descartan el valor [ma], [me] para ese signo labial seguido de -a o -e); el valor MU, por el contrario, se encuentra suficientemente representado en este grupo gráfico para no dejar demasiadas dudas de su verdadero valor fónico y morfológico (sufijo participial -muna), a pesar de lo cual la mayoría de los estudiosos de esta estela insisten en transcribirlo como FU.

El signo de la S sorda unido al de la lambda (L) parece conformar una grafía propia para un fonema quizá muy similar a la dseta griega. Hay sólo un par de ejemplos, pero bastante significativos, puesto que transcriben claramente un par de nombres de origen griego (con dseta inicial): Zeleosa (=Zelousa) y Zelamuna (derivado del griego zeloúmene), éste último con una significativa vacilación gráfica (pues utiliza la grafía de la S sonora en lugar de la de la sorda, a diferencia del nombre anterior). Para este grupo gráfico de S sonora más L , con valor conjunto [z ] o [dz ], parece que debemos descartar ya la posibilidad de que también sirviera para transcribir un grupo de velar más líquida [kl ], del que no hay ejemplos claros en el texto. Sí que los hay, en cambio, para la labiovelar sorda [ku ], que nos permitirá identificar inequívocamente varios lexemas a lo largo del texto.

El grupo gráfico de L + T (un solo pero significativo ejemplo en yularu, "cuello") parece que transcribiría una palatal fricativa [y ] o quizá una palatal africada sonora. Pero del grupo formado con el signo silábico LI y el de la vocal i (LI + I ) nos quedan dudas de si acaso transcribiría en realidad [ki ] o [kui] como grupo gráfico, o si simplemente transcribiría los sonidos contiguos de las dos grafías sueltas LI+ I (es decir, L+ i larga).

Hay, por último, dos numerales gráficos: el primero (XII) es claramente el numeral etrusco-romano para duodecim (doce); pero del segundo, formado por coppa griega seguida de dos iotas, que en un principio considerábamos equivalente al numeral romano CII (=102), no podemos descartar que siga el modelo helénico de los numerales gráficos, en el que la coppa equivale al numeral 90, e indicaría por tanto -en grafía numeral mixta helenoetrusca- el número 92 o bien -en grafía exclusivamente helénica (donde la iota equivale a 10)- el número 110. Pero si en lugar de interpretar esa grafía inicial como coppa la interpretamos como omicrón, su valor numérico sería 70 (+2)= 72.

Dos particularidades gráficofonéticas importantes se nos han revelado un poco sobre la marcha de nuestros sucesivos análisis de segmentación morfológica. La primera es un fenómeno disimilatorio-asimilatorio que se da en el texto de la cara A (no en el de la B) y que afecta a la líquida M en posición final absoluta de palabra: la -m final de palabra se disimila gráficamente en -n cuando va seguida de m- inicial en la palabra siguiente o se asimila en -n si va seguida de n- inicial de palabra (hay no menos de seis ejemplos en el texto de la cara A, demasiados para atribuirlos al azar, y casi siempre coincidiendo con las terminaciones en -m de desinencias de acusativo singular o de genitivo plural típicamente indoeuropeas). El otro fenómeno (ya conocido por muchas otras inscripciones etruscas) es la esporádica "elisión" o "síncopa" de algunas vocales en determinadas palabras (palabras que suponemos de uso frecuente y bien conocidas por los lectores etruscos de estas inscripciones, pero que confunden un tanto al investigador a la hora de segmentar e identificar adecuadamente esos sintagmas). En realidad, más que de elisión o síncopa se trataría de un uso silábico esporádico de determinados signos consonánticos en determinadas palabras frecuentes o bien reconocibles por el contexto, una especie de "economía gráfica" de las vocales en aquellos contextos en que eran fácilmente restituibles por el lector (de modo bastante similar a las abreviaturas de palabras, muy frecuentes tanto en las inscripciones etruscas como en las latinas posteriores), sin que necesariamente haya que presuponer que responden a fenómenos de tipo fonético como la posible existencia en la lengua etrusca de vocales relajadas o ultrabreves en contacto con determinadas sonantes.

El sistema fonológico de la lengua de esta inscripción, en sus rasgos más generales y según el modelo reconstruible a partir de estas hipótesis paleográficas básicas, aparece más o menos completo en algunas series de fonemas y bastante más precario en otras (por falta de datos). Así, las vocales son cinco: A, E, I, O, U (aunque desconocemos otros aspectos fonéticos concretos aparte del timbre y abertura), y existe entre ellas la oposición larga/ breve, atestiguada al menos en la A (la A larga se representa con grafía geminada), en la I (donde parece ser que se utiliza sistemáticamente el signo de la T para notar la i larga en posición final absoluta de palabra), y quizá también en la U (donde la grafía de la semiconsonante Y podría notar la u larga en determinadas posiciones silábicas). Hay dos semiconsonantes (W, Y), y los diptongos más frecuentes en la lengua de este texto son oi, ou, ei, au (y secundariamente iu, ia, eu, ui, eo, ie, oe). Existe también una oposición fonológica entre S sorda y S (Z) sonora.

De las consonantes de la serie labial sólo tenemos registradas en el texto /p/ y /f/ (falta la sonora /b /), al igual que las dentales /t / y /th / (falta la sonora /d /); pero en las velares sólo tenemos /k / y /g / (falta la aspirada). Tenemos también al menos dos palatales identificadas (fricativa y africada): /y /, /dj /.

En la cara B tenemos un posible ejemplo de lo que podría ser una L inicial glotal: LIUSI [(k)liusi], nombre de la ciudad que los latinos transcribían como Clusium; pero se trata de un ejemplo único y quizá haya que atribuirlo a innovación exclusiva del escriba del texto B, pues la L inicial del texto A no parece tener en principio ese supuesto valor glotal (con todo, la existencia de una grafía silábica distintiva para [li] parece apuntar a que la L etrusca tenía quizá articulaciones diferentes según el sonido que la seguía).

A pesar de las muchas dudas fonológicas subsistentes (en cierto modo bastante secundarias para la interpretación textual), es sobre todo en esa docena larga de grafías innovadas y en sus respectivos valores fónicos hipotéticos donde está la clave paleográfica principal para la correcta transcripción, segmentación y análisis morfosintáctico de este texto perugino. Los fracasos habidos hasta ahora en la interpretación de esta inscripción se deben a que más del 50% de las grafías del texto han sido reinterpretadas con valores fónicos incorrectos.

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Pintura mural etrusca
 
 

TRANSCRIPCIÓN Y PRIMERA Y SEGUNDA SEGMENTACIÓN DE UNIDADES MORFEMÁTICAS Y LÉXICAS EN EL TEXTO A


En el texto de la cara A, si bien predomina la scriptio continua (sin separación neta de palabras o unidades lexemáticas autónomas), se aprecia a veces la intención del escriba por distinguir en una misma línea algunas palabras de otras mediante un ligero espaciamiento entre ambas, aunque a veces no le preocupa en absoluto empezar la primera letra de una palabra al final de línea y continuarla en la siguiente o terminar en la siguiente la última letra de una palabra de la línea anterior (principalmente por los condicionamientos del propio soporte de la escritura y la falta de espacio, lo que le llevó también a empezar el texto con grafías algo más grandes y terminarlo con caracteres algo más reducidos y apelotonados). Pero más generalmente utiliza sobre todo un punto diacrítico espaciador (·) cuando quiere distinguir claramente unas palabras de otras contiguas (y a veces algún sufijo dentro de la propia palabra, especialmente en nombres personales). Con todo, ninguno de estos dos procedimientos ortográficos (leve espacio separador o punto diacrítico) es utilizado de modo sistemático a lo largo del texto, pues en realidad parece responder a la particular percepción gráfica que el propio escriba tenía sobre su escritura. El caso es que a los investigadores actuales no nos simplifica demasiado la labor y hemos de utilizar otros criterios distintivos para identificar la mayor parte de esas unidades léxicas.

Hecha la transcripción aplicando el sistema paleográfico que hemos propuesto, en principio hemos encontrado muchas menos dificultades que con otras transcripciones hasta ahora propuestas para identificar palabras (lexemas y sufijos) que puedan ser mínimamente articulables y pronunciables (las excepciones pueden resolverse suponiendo elisiones o síncopas gráficas de determinadas vocales, de las que hay suficiente evidencia a lo largo del texto), y hay asimismo diversas palabras, lexemas y sufijos que se repiten más de una vez (tanto en lo que parecen ser formas declinadas como en formas indeclinables o invariables en su terminación), lo que facilita su identificación como tales.

Con estos criterios básicos hicimos una primera segmentación provisional de palabras, deslindando con un guión separativo aquellas unidades para las que en principio cabían varias opciones de segmentación según se unieran a las letras precedentes o a las siguientes, poniendo en negrita aquellas otras que se repiten en otros lugares de este texto y del de la cara B, y marcando en rojo algunas supuestas terminaciones o desinencias repetidas.

Esta primera segmentación provisional nos proporcionó los primeros indicios de que, en efecto, estábamos ante una lengua predominantemente de tipo flexivo (no aglutinante), con posibles desinencias nominales y verbales y otras características de una lengua típicamente indoeuropea: supuestas desinencias temáticas nominales (posible acusativo singular y genitivo plural) y verbales en -m (posible 1ª persona); supuesta desinencia en -u de ablativo o locativo singular; preposiciones indoeuropeas como ek y es; conjunciones copulativas enclíticas como -ke; y algunas formas de posibles pronombres demostrativos o personales, hipótesis que fueron confirmándose a medida que fuimos progresando en el análisis morfosintáctico y léxico del texto.

En relación con estas supuestas desinencias en -m, más adelante descubrimos también un curioso procedimiento de disimilación y asimilación gráficofonética (ausente por completo en el texto de la cara B) según el cual cuando una palabra terminada en -m está inmediata a otra que comienza también por m- el escriba cambiaba por -n esa -m final, y cuando la palabra siguiente comienza por n- cambiaba la -m anterior en -n (de forma que la -n final seguida de palabras que empiezan por m- o n- puede restituirse en -m final originaria, y por tanto en la desinencia indoeuropea característica).

Posteriormente, tras los primeros análisis morfosintácticos y léxicos, pudimos perfeccionar esa primera segmentación con otra segunda y mucho más definitiva, en la que se confirmaba plenamente la fisonomía general indoeuropea e itálica de la lengua de este texto, se identificaban palabras y desinencias etruscas más o menos conocidas por otras inscripciones (lautn, -al, -ur), se evidenciaban correspondencias fonéticas regulares concretas de la lengua etrusca de esta inscripción con la lengua latina, que a su vez permitían identificar los significados de algunas palabras de este texto (eu= ego; feloina= filia; ruteliam= rutila; mumleri= memorari; m(e)teim= mitto; zegnul= signulum; yularu= iugulum; zenu= sinu; genelim= generavi; gnasu= gnatus; yiknom= equum; etc), y se podía intentar asimismo una primera segmentación sintáctica y fraseológica bastante lógica y coherente. También se podía descartar definitivamente esa hipótesis infundada de algunos estudiosos de este texto que suponían que el escriba había escrito la continuación de la línea 13 en la mitad izquierda de la línea superior.

Veamos a continuación, en columnas paralelas, nuestros dos ensayos sucesivos de transcripción y segmentación: a la izquierda, con el número de línea al margen, la segmentación provisional (en negrita las palabras identificadas en otros lugares del texto A y B o deducibles contextualmente, y en rojo sufijos y desinencias identificados); a la derecha, la segmentación más o menos definitiva y perfeccionada sobre la que pudimos ensayar el análisis morfosintáctico, el análisis léxico y la segmentación fraseológica (en color naranja los sufijos, desinencias y partículas, y en naranja fuerte las supuestas desinencias y sufijos verbales, y entre corchetes y numeradas las diez frases que en su conjunto componen el texto completo de esta cara A):

  (1) eu[..]t·tanna·lareliu[..]-
  (2) -a-gne-wayr-laut(e)n·feloinam e-
  (3) -m-t-la-amunam-zeleoza-ru-
  (4) -telian-mumleri tes(e)n-m(e)teim
  (5) ram-nem-ika-agnathen-naker
  (6) XII feloina-ouram-aram-ke
  (7) ram-zegnul-gn-l-es-cul-liu-zi-en-
  (8) -es-zi-ek yularu
  (9) aulemi·feloinam arlinal-z(e)l-
(10) -en-mi·QII·oil(e)m-cuna·zenu·e-
(11) -k-l(e)z-peliz-laro-alm-amunem
(12) z(e)len-ounyul-oe
(13) palam·yiekn-mumle·feloina-
(14) -thin-o-a-z-a-gegn-u-ni-z-lei-gnasu
(15) naker m(i)ran-z(i)-li-loi-ipalm(i)ti· f-
(16) -eloina-thui·naker·genelim
(17) gnasu·aznina·zel·amuna fel-
(18) -oina-gn-lerlinia·intekn-agne-
(19) -r·znl·feloina-liia-matene
(20) tesne·eza·feloina-ouramo
(21) aurathelu tesne ramne-zei
(22) tes(e)n-m(e)teim ramnem yiknom-k-
(23) -e-loutam-cunaamun agne-na-
(24) -then·naker·zi-znl thareutume

---> (1)[eu [..]ttanna lareliu[..]-a
---> Gnewayr Laut(e)n feloinam
---> e-m-t-laamunam Zeleoza ruteliam
---> mum(e)leri tes(e)m m(e)teim
---> ramnem ika agnathem naker
---> XII feloina ouram aram-ke
---> ram zegnul GN. L. es culliu
---> ZI en-eszi ek yularu]
---> (2)[Aulemi feloinam Arlinal z(e)len-mi
---> QII oil(e)m cuna zenu ek
---> l(e)z-peliz-laro al(e)mamunem]
---> (3)[z(e)len Ounyul oe
---> palam yiek(e)m mumle feloinathin
---> oaza gegnu Nizlei gnasu
---> naker M(i)ran Z(i)liloi Ipalm(i)ti]
---> (4)[feloinathui naker genelim
---> gnasu aznina Zelamuna]
---> (5)[feloina Gn. Lerlinia intekn-agne
---> R z(eg)n(u)l] (6)[feloina Quia Matene
---> tesne eza] (7)[feloina Ouramo
---> Aurathelu tesne ramne]
---> (8)[zei tes(e)m m(e)teim ramnem
---> yiknom-ke] (9)[louiam cunaamun
---> agnenathem naker ZI z(eg)n(u)l]
---> (10)[thareuiume]


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Cipo sepulcral faliforme
 
 

ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO, LÉXICO Y FRASEOLÓGICO. TRADUCCIÓN PROVISIONAL


Sobre esta transcripción provisional, y dando ya por hecho que la lengua de esta inscripción era indoeuropea e itálica, después de diversos tanteos la segmentación fraseológica de todo el texto prácticamente se daba por sí sola una vez que conseguimos identificar la primera oración, aislando lo que parecían ser sus tres palabras-clave (el sujeto, el complemento y el verbo). Esas tres palabras eran: EU (inicio de la línea 1), FELOINAM (línea 2) y M(E)TEIM (final de la línea 4).

La palabra EU (que aparece como palabra o lexema propio en alguna otra inscripción etrusca) supusimos que era un pronombre personal de 1ª persona del singular (="yo", latín ego), en el que se daba un fenómeno fonético (la "caída" de -g- intervocálica) que aparecía confirmado en al menos otra palabra del texto, en el final de la línea 8: yularu (<*yu(u)laru <*yu(g)u)laru, latín iugulum, "cuello"), así como en el hecho de que en ninguna otra palabra de este texto encontremos -g- intervocálica o de que en todas las palabras que llevan una velar intervocálica ésta pueda identificarse con una velar sorda k, no con una velar sonora g. Esta hipótesis del pronombre personal, a principio de texto, nos daba también la identificación del sintagma nominal siguiente (..TTANNA LARELIU..A), que era sin duda el nombre propio personal (femenino) que nominalizaba a ese pronombre (sujeto de la frase).

La palabra FELOINAM (con esa terminación típicamente indoeuropea de acusativo en femenino singular) la supusimos relacionada con el latín filia ("hija") y era evidentemente un complemento del verbo. Esta hipótesis, al principio puramente intuitiva, se confirmó enseguida como de mucho rendimiento, pues al repetirse esta palabra ocho veces a lo largo del texto A (generalmente seguida o precedida de lo que parecían nombres personales femeninos) nos puso sobre la pista de que en este texto se aludía no a una sino a varias "hijas" (de la sujeto o de otros personajes mencionados) y que en cierto modo se podían identificar tantas oraciones o frases como veces aparecía esta misma palabra en ellas (al parecer declinada también en diferentes casos). Se descartaba además con ello una conjetura tan generalizada como improductiva en los diversos intentos de interpretación de este texto, según la cual dicha palabra (transcrita erróneamente como VELTHINA) era el nombre de una familia perugina protagonista de este texto junto con otra denominada AFUNA (transcripción errónea de un sufijo verbal, -AMUNA, muy repetido también en este texto).

La palabra M(e)TEIM la hemos supuesto como el verbo principal de esta primera frase, y la relacionamos con el verbo latino mitto ("envío", "mando"), que aquí, en un contexto claramente testamentario, podríamos interpretar como "lego", "dejo" (o "he legado", "he dejado"). La desinencia verbal de primera persona en singular parece confirmada por otras inscripciones etruscas (ya vimos alguna de ellas en la primera parte de este estudio) y en todo caso es perfectamente congruente para una lengua presumiblemente indoeuropea. Su propia posición en el texto (al final de la línea 4), así como la del supuesto pronombre EU (al comienzo del mismo), parecía marcar netamente los límites de ese primer segmento oracional, que podíamos traducir así: "Yo, [..]ttanna Lareliu[..]a, lego a la hija de....... " (las demás palabras de ese primer segmento tenían que ser necesariamente complementos nominales o verbales secundarios en la sintaxis de la frase).

Con estos supuestos básicos, fuimos ensayando una serie de conjeturas más o menos verosímiles sobre esos otros sintagmas hasta quedarnos con las que nos parecieron las más congruentes. Así, identificamos un segundo nombre personal al comienzo de la segunda línea (GNEWAYR LAUTN, cf. latín Gnaeus), que aparece en abreviatura (GN. L.) en la línea 7 y en la línea 18, y también en la línea 5-6 del texto de la cara B (en la forma de GNYWAM, acusativo masculino, pues el nombre es masculino aunque la terminación sea similar a los femeninos en -a). La desinencia -yr tendría que ser de genitivo (complemento nominal), y de hecho se conocen desinencias en -ur en otras inscripciones etruscas (p.e. la que vimos en nuestro estudio anterior en el llamado "Sarcófago del Magnate", de Tarquinia, donde tradujimos el nombre completo como "Velthur Partunus", en nominativo, aunque probablemente se trataría asimismo de un genitivo singular, como si dijera [sarcófago o monumento] de Velthur Partunus). Las únicas dudas que nos quedan son, por un lado, la exacta naturaleza fónica de ese sonido vocálico que aquí transcribimos sistemáticamente como semiconsonante [y] (a principio de palabra) o como vocal [ü] en los demás casos, suponiéndole un timbre palatal y medio (como la [ü] francesa o alemana), aunque quizá se trate de una mera variante gráfica de U. Por otro lado, respecto al segundo nombre (LAUTN), tampoco tenemos del todo claro, a la luz de otros posibles ejemplos en el texto, si debe transcribirse y leerse como [laut(e)n] o quizá como [lavin], dándole a esa grafía general de la T el valor vocálico de i larga que sabemos que suele tener en final absoluto de palabra. La primera lectura tiene a su favor su posible identificación con una palabra etrusca (bastante frecuente en otras inscripciones) que los latinos transcribían como lars (genitivo lartis) y con la que designaban a los altos jefes militares etruscos. Así, GNEWAYR LAUT(e)N se diría en latín Gnaei lartis ("...del jefe Gnewa"). Este Gnewa sería, por tanto, el lars o comandante militar supremo de la ciudad-estado de Perusa (Perugia), de ahí que no necesitase ningún otro nombre o patronímico para ser identificado entre los propios ciudadanos de Perusa que leyesen la estela.

Otro problema sintáctico y semántico es a qué palabra ha de conectarse como complemento nominal ese indudable genitivo GNEWAYR LAUT(e)N, si a la que le sigue (GNEWAYR LAUTN FELOINAM, "...a la hija del jefe Gnewa") o a la que le precede (LARELIU[..]A GNEWAYR LAUTN, "lareliu[...]a del jefe Gnewa"); en este último supuesto, podría pensarse que la palabra LARELIU[..]A (quizá LARELIUKA o LARELIUKIA) podría ser no un patronímico personal de la sujeto donante, sino un sustantivo de carácter ritual-metonímico (algo así como "ánima blanca" del jefe Gnewa, es decir, "esposa del jefe Gn."), puesto que conocemos por otras inscripciones etruscas metonimias similares para referirse solemnemente a la esposa (p.e. la expresión LAROI CRACNEI, "al ánima dorada Larisalril", referida a una esposa fallecida). Pero la cuestión se complica al dejar a la palabra FELOINAM sin su necesario complemento nominal en genitivo ("a la hija de..."), a no ser que identifiquemos ese complemento en el sintagma siguiente (EMI), que por otros lugares sabemos que se trata de la forma etrusca en genitivo singular del pronombre personal de 1ª persona (="de mí", "mía"). Tendríamos entonces dos opciones interpretativas:

(1) "Yo, Lattanna Lareliukia, lego a la hija de Gnewa Lavin (o Lautn)..."

,que era nuestra primera interpretación, y

(2) "Yo, Latanna (o Rattana), ánima blanca [=esposa] del jefe Gnewa, lego a mi hija..."


En esa primera interpretación que hicimos segmentábamos el primer sintagma de la línea 2 como EM TLAAMUNAM, e interpretábamos "...adoptada por mí" o "adoptada de mí" (también "criada por mí"), de una raíz *t(a)la análoga a la raíz latina tul- y a la griega tala-, "llevar", "soportar", "cargar con", "criar", "acoger"; el sufijo -amuna, frecuente en otras palabras de este texto, sería un sufijo verbal y participial etrusco análogo al griego -menos -mena -menon. Pero en esta segunda interpretación se hace más difícil esa traducción propuesta, puesto que la segmentación habría de ser más bien EMI LAAMUNAN (donde la grafía T en final absoluta equivale a [i ] larga, no a [t ], que es su valor fónico general). Y el caso es que no hemos podido encontrar ninguna equivalencia de ese supuesto lexema LAAMUNAM ni en latín ni en otras lenguas indoeuropeas afines. De modo que la única solución que se nos ocurre es recurrir a la supuesta existencia (evidenciada en el texto de la cara B) de una L glotal [kl ] en posición inicial absoluta, y leer [klaamunam], como leemos [kliusi] (=Clusi, Clusium) en la cara B. En tal caso el sintagma en cuestión habría que transcribirlo y leerlo como KLAAMUNAM, lo cual ya es más identificable con formas latinas más o menos análogas (p.e. clamata, en latín popular y vulgar "llamada", "renombrada"), y entonces traduciríamos: "...a mi hija, la llamada (o conocida como)...".

Y tampoco terminan los problemas con esa solución, pues en tal caso o bien atribuimos sistemáticamente ese mismo valor glotal a todas las L iniciales de palabra en este texto (klareliukia, klautn, kloviam...) o bien sólo a determinadas palabras, sin que haya marca o distinción gráfica en ningún caso, lo que parece poco probable en un sistema gráfico que en lo demás parece muy perfeccionado, aunque de hecho tampoco pueda descartarse esa opción, como cuando en el castellano coloquial hablado se obvia la d final en los participios ("pasáo" por "pasado") o se restituye incorrectamente por ultracorrección analógica ("bacalado" por "bacalao"). Por tanto tenemos dos opciones interpretativas que en principio no están del todo aclaradas y que de momento han de quedarse así, como dos opciones posibles.

Mucho más clara está la segmentación e interpretación de los sintagmas siguientes, por ejemplo el nombre de esa "hija" destinataria de la acción verbal, de la que sabemos que lleva un nombre de origen griego (Zeleoza = Zeleusa) y un sobrenombre distintivo (rutelia = "la pelirroja", "la rubia", latín rutila), que confirma también una "ley fonética" de la lengua de este texto, según la cual la e etrusca en determinadas posiciones (posiblemente tónica o acentuada) equivale a la i latina: féloina > filia; zégnul > signulum; zénu > sinu; péliz > piris; gégnu > gigno (hay al menos una excepción: genelim = generavi, aunque quizá pueda explicarse suponiendo una excepcional acentuación en la última sílaba: genelím). La forma ZELEOZA, en nominativo (pero tendría que ser ZELEOZAM RUTELIAM) no es extraña, pues también el latín literario recurre a veces a este desplazamiento al nominativo en los nombres personales, dejando a sus complementos en el caso declinable que corresponda. En cuanto a la -n final de RUTELIAN, ya hemos visto que es un procedimiento disimilatorio gráficofonético utilizado sistemáticamente por el escriba A cuando la palabra siguiente comienza por m-, y que por tanto puede restituirse como -m originaria morfemática.

Hay también otra "ley fonética" que se evidencia a lo largo del texto y que afecta a las sonantes L y R (l etrusca > r latina) en determinadas palabras, y que muy provisionalmente podemos definir así: L etrusca en inicial de sílaba precedida de sonante [m] o [n] en sílaba anterior, o con [z] sonora en su misma sílaba o en la anterior (salvo en préstamos de origen griego como Zeleoza o Zelamuna), parece que se corresponde con la R latina en esas mismas posiciones. Esta posible correspondencia permite identificar el lexema MUM(e)LERI con un nombre de acción equivalente al infinitivo latino memorari (="recordar"). Hay en este texto otros posibles ejemplos de esta mutación de sonantes en palabras como genelim > generavi; mum(e)le > memore (=memento); y quizá peliz > piris ("peras"); l(e)z > res (?), y z(e)len > soror (?); pero son demasiados escasos para confirmarla plenamente.

La palabra TES(E)M (con -m final disimilada gráficamente en -n por ir seguida de m- inicial en la palabra siguiente) podría ser un "préstamo" jurídico griego (gr. thésis), con el significado de "legado", "manda testamentaria" o cosa similar, y sintácticamente sería el complemento directo del verbo M(E)TEIM (en cambio, FELOINAM ZELEOZA RUTELIAM sería el complemento indirecto o receptivo de la acción verbal, aunque es evidente que la desinencia -m en determinadas palabras etruscas era la misma para el caso acusativo u objetivo singular que para el caso dativo o receptivo singular, dato morfológico ya conocido por otras inscripciones etruscas).

Con todos estos datos morfosintácticos y semánticos, esta primera oración del texto podría traducirse así:

(1) "Yo, [L]attanna Lareliu[ki]a, a la hija del jefe Gnewa (o bien: de Gnewa Laut (e)n), adoptada por mí (o bien: de mí), la pelirroja Zeleoza, le dejo (como) legado para recordar (=recordatorio, de recuerdo)..."

(2) "Yo, [L]attanna, lareliu[ki]a (=esposa) del jefe Gnewa, a la hija (suya)adoptada por mí (o bien: a mi hija, la llamada) la pelirroja Zeleoza, le dejo (como) legado recordatorio..."


Esta primera frase nos da una idea interpretativa general de todo el texto, que se verá además plenamente confirmada (a todos los niveles: fonético, morfológico, sintáctico y semántico) por las restantes frases de esta cara A: se trata de un documento testamentario (seguramente ritual-testamentario) de una mujer, esposa de un alto jefe militar, que tiene al menos dos hijas (una adoptada y otra de otro hombre anterior al que en la línea 14 se llama simplemente "el hijo de Nizleo"), la cual se encuentra probablemente en fase terminal de una grave enfermedad y hace una serie de legados o mandas testamentarias a una serie de nueve muchachas jóvenes (incluidas sus hijas y quizá algunas de sus sobrinas), consistentes todos ellos en diversos lotes de animales domésticos y ganados (algunos identificables por pequeñas marcas distintivas en la piel con las iniciales del nombre de su esposo o con otras letras), y en algunos casos -sobre todo en el texto de la cara B- les encarga además algunos sacrificios u ofrendas rituales funerarias a determinados dioses. Como desconocemos los pormenores del Derecho sucesorio etrusco femenino y su relación con determinados ritos religiosofunerarios, todo lo que podamos conjeturar al respecto no deja de ser precisamente eso: pura conjetura.

La siguiente frase (líneas 5 a 8), perfectamente segmentada ya como tal por terminar en la mitad de esa línea 8, es en realidad una oración explicativa y continuativa, complementaria de la anterior (con el mismo verbo, sobreentendido y elíptico), pues en ella se especifica el contenido de ese "legado" mencionado.

La palabra RAMNEM (principio de la línea 7) no la hemos identificado inequívocamente en su significado. Sólo sabemos que tiene morfema indoeuropeo de acusativo-objetivo singular (masculino) y que con seguridad alude a un animal de ganado doméstico, posiblemente un rumiante (cf. latín rum(i)nare, "rumiar"), por lo que conjeturalmente suponemos que podría tratarse del "chivo" o "macho cabrío". La palabra siguiente (IKA) la encontramos también en el texto de la cara B (líneas 3 y 4) en la forma de acusativo-objetivo singular femenino IKAM, donde se evidencia claramente su valor de pronombre demostrativo ("este", "esta", "esto", latín hic haec hoc). Como aquí lleva terminación en -a (común en el indoeuropeo occidental para los neutros de plural o colectivo), suponemos que es otro acusativo-objetivo y que va rigiendo a la palabra siguiente, presumiblemente un genitivo plural de carácter partitivo (AGNATHEM, con -m final asimilada a -n por ir seguida de palabra que comienza por n-); su significado es casi transparente (cf. latín agnus, "cordero"), por lo que todo el sintagma podría traducirse perfectamente como una expresión de tipo partitivo (="esto de corderos"= "estos corderos"), que es una construcción muy común en otras lenguas indoeuropeas afines.

La palabra siguiente (NAKER) se repite cuatro veces en el texto A, y en todas ellas su forma es invariable (indeclinable) y presenta un valor de relacionador o partícula de relativo especificativo (="que", "las cuales", "la cual"), introduciendo siempre una oración subordinada de relativo (con o -más generalmente- sin verbo explícito). Su antecedente es aquí AGNATHEM, y el sintagma siguiente (XII FELOINA) es el predicado. Se puede traducir: "...esas corderas, las cuales (son) 12 hijas (="crías", "hembras"), o quizá también "...esas ovejas, las de las 12 crías"; pero como más adelante se alude otra vez a ellas como "corderillas" (línea 23-24: "las corderillas (esas) que (tienen) el signo ZI"), aquí tenemos que suponer que no se refiere a las ovejas-madres, y en rigor no podemos traducir, como hicimos en nuestra primera interpretación : "esas ovejas para las que (hay= tienen) 12 crías". El único problema aparente de este sintagma es que esperaríamos una forma de nominativo plural femenino (quizá FELOINAI), pero encontramos la de nominativo singular femenino (FELOINA). Más que suponer un error del escriba, puesto que en la cara B encontramos un caso similar (EM TAS FELOINA), que es claramente un plural ("a estas mis hijas"), hemos de pensar que en el etrusco de esta inscripción los nombres femeninos en -a quizá tenían la misma desinencia para el nominativo singular y para el nominativo plural, y que era el contexto o los complementos adnominales los que precisaban el número y deshacían las ambigüedades léxicas (o bien, mucho más improbable, suponer que en ambos casos hay error del escriba o ilegibilidad de la desinencia completa).

El sintagma siguiente (que parece aglutinado) termina en -KE (que encontramos también en la línea 22-23), y no tenemos duda de que en ambos casos corresponde a la conjunción coordinada copulativa enclítica (="..., ..., ...y"), común al indoeuropeo occidental (latín -que, celtibérico -kue, griego te). Aquí iría uniendo todos los núcleos del complemento directo (RAMNEM, IKA AGNATHEM, OURAM-ARAMKE). A ese último sintagma le damos un significado más o menos conjetural relacionándolo con los términos latinos urus (="toro salvaje") y arare (="arar"), y lo traducimos provisionalmente como "toro-de-arar" (="buey").

Con esto tenemos ya identificado el contenido de ese "legado":

"...un chivo, esas corderas, las (que son) 12 crías, y un toro-de-arar (buey)"


Las dos líneas siguientes (7 y 8) cierran la frase 1 e informan descriptivamente de una serie de particularidades distintivas de esos animales legados, a saber: unas pequeñas marcas o signos grabados en su piel. La primera palabra es RAM, que suponemos que es una partícula indeclinable de tipo explicativo (como la partícula griega ara o ra), quizá traducible como "respectivamente", "individualmente", "cada cual", o algo similar. La palabra siguiente (ZEGNUL) es perfectamente identificable con la palabra latina signum, "señal", "marca", o más bien signulum (con el mismo sufijo diminutivo -ul), "pequeña marca", referida indudablemente a una marca de ganado; en esta palabra se cumple también esa "ley fonética" que afecta asimismo a otras palabras de este texto (correspondencia de la e etrusca tónica con la i latina). La marca o signo en cuestión se especifica a continuación: son las letras "GNL", que evidentemente hay que interpretar como una abreviatura (GN. L.) que alude a las iniciales del nombre del marido de la donante (Gnewa Lautn). La palabra ZEGNUL aparece también en las líneas 19 y 24, abreviada como z(eg)n(u)l y precedida de letras sueltas que constituyen esos signos o marcas. Todo esto va mucho más allá de lo que podrían parecer meras casualidades o coincidencias fortuitas en un texto de esta clase.

Los siguientes sintagmas los hemos segmentado así: ES CULLIU "ZI" ENESZI EK YULARU. Hemos reconocido dos preposiciones indoeuropeas (ES, en griego es, y EK, en latín ex y en griego eks). La palabra CULLIU (con posible desinencia de ablativo o locativo singular en -u, que encontramos también en otras palabras de este texto) la identificamos fácilmente con el latín culleus, "pellejo", "piel", "cuero", y el sintagma EN-ESZI, que encontramos también en la línea 3 del texto B, creemos que puede ser un infinitivo equivalente al infinitivo latino inesse, "estar en", "hallarse", por lo que tendríamos aquí una oración de infinitivo cuyo sujeto (no sabemos con certeza si en nominativo o en acusativo) sería precisamente ZEGNUL (="...cada cual (tiene) una pequeña marca GN. L. que está en su piel". La última palabra de la línea 8 es YULARU, que creemos equivalente al latín iugulum, "cuello", "pescuezo", también en ablativo-locativo. Es de suponer que la marca GN L grabada en la piel es la del buey y acaso también la del chivo, y que la marca ZI (quizá pintada en la lana del pescuezo) es la de esas corderas (confirma esto el que en la línea 24 se aluda expresamente a "esas corderillas que llevan la marca ZI", en clara referencia a esta otra frase precedente).

Tendríamos, pues, la siguiente traducción de estas líneas 7 y 8:

"...individualmente con una pequeña marca GN. L. (grabada) sobre la piel (u otra) ZI que está (pintada) en el cuello"


El único problema de la interpretación de esta última parte de la primera frase se nos planteó precisamente en la interpretación del texto B, en cuyas líneas 2 y 3 encontramos el sintagma (k)LIUZI EN-ESZI, que tradujimos "...que está en Clusium". La secuencia fónica y gráfica es casi similar a la que hemos encontrado en las líneas 7 y 8 de esta cara B: ES CULLIU ZI EN-ESZI (y la única diferencia gráfica es que la grafía Z de ese infinitivo ENESzI de la cara A se representa a tamaño más pequeño, quizá para distinguirla de esas letras de la marca ZI que preceden a esta palabra). Como ambas traducciones son perfectamente coherentes en su respectivo texto y no son intercambiables, sólo nos queda pensar que se trata de una coincidencia fónica fortuita, uno de esos fenómenos paronímicos de coincidencia casual de secuencias fónicas que pueden aparecer en las secuencias de la cadena hablada o escrita de cualquier lengua.

La traducción completa (y todavía provisional) de esta frase 1 quedaría como sigue:

"Yo, [La]ttanna lareliu[ki]a (=esposa) de Gnewa Lautn, a mi hija, la llamada Zeleuza la pelirroja, (le) dejo como legado recordatorio un chivo, esas corderas (que son) 12 crías, y un toro-de-arar (=buey), respectivamente (con) una pequeña marca GN. L. en la piel (o con otra marca) ZI que está sobre el cuello (...)"


....

A partir de aquí, el resto de la segmentación sintáctica y fraseológica (unos 2/3 del texto restante) vino casi por sí sola, pues la continua repetición de la palabra FELOINA parecía indicar en cada caso una nueva frase distinta de la anterior pero con un contenido genérico similar (el de constituir diversos legados testamentarios individuales o colectivos a varias mujeres jóvenes, todos ellos compuestos por animales domésticos).

La frase siguiente (líneas 9 a 11) aparece perfectamente delimitada por los espacios de las líneas 8 y 12, e incluye también el término FELOINAM. El sujeto de la frase, en principio, podría ser el mismo que el de la frase anterior (probablemente no-expreso), de modo que nos centramos ante todo en buscar un verbo que concordase en número y persona con el pronombre implícito "Yo" (EU) y en identificar los diversos complementos nominales y verbales. La palabra ALMAMUNEM, situada al final de la frase, nos pareció la más probable para considerarla ese núcleo verbal, pues tanto por su situación al final de frase como por su conocido sufijo nominalverbal -amun- y su desinencia verbal -em (de 1ª persona) era la que más se adecuaba a las características de un verbo principal de tipología indoeuropea. El resto fue una serie de tanteos y conjeturas semánticas que nos permitieron una aproximación cada vez mayor al significado (necesariamente conjetural) de la frase y algunas certezas sobre sus principales elementos morfosintácticos.

La palabra FELOINAM tendría que ser, como en la frase 1, el complemento indirecto (con desinencia común del acusativo y dativo en el femenino singular), y necesita un complemento nominal ("a la hija de...") en alguna de las palabras adyacentes. En principio pensamos que AULEMI era el genitivo (un nombre personal) y que podría ser ese complemento nominal que buscábamos (de hecho hay evidencias de la existencia de un genitivo singular etrusco en -i, tanto en este texto como en otras inscripciones, análogo al genitivo singular en -i de la segunda declinación latina). Pero en la frase 16 tenemos la palabra FELOINA declinada como FELOINA-THUI, en lo que parece ser la desinencia de genitivo singular de los nombres femeninos en -a (no puede ser desinencia de dativo puesto que sabemos que ésta coincide con la de acusaivo en el singular de estos nombres en -a: FELOINAM). Por otro lado conocemos la existencia de una desinencia general de dativo singular en -i en la declinación de diversas lenguas indoeuropeas, incluida la etrusca. La palabra siguiente (ARLINAL) nos aclaró finalmente esa duda inicial, pues su desinencia -al de genitivo singular es uno de los pocos descubrimientos plenamente confirmados de la Etruscología contemporánea (es análoga al sufijo latino -alis, -ale, especializado en latín no como genitivo sino como sufijo de los adjetivos de cualidad). El sintagma completo sería, por tanto, FELOINAM ARLINAL ("a la hija de Arlina"), con lo que el nombre AULEMI sólo puede ser el nombre personal de esa "hija de Arlina", y no estaría en genitivo sino en dativo o quizá incluso en nominativo: "Para la hija de Arlina, Aulemi", o bien "Para Aulemi, la hija de Arlina".

El sintagma siguiente, Z(E)LEN-MI, lo interpretábamos inicialmente como partes de los sintagmas precedente y siguiente: del nombre personal (ARLINALZ(E)L) y de una hipotética forma pronominal reforzada (ENMI ="por mí", "por mí misma"). Pero después de algunas consideraciones, y puesto que Z(E)LEN se repite también en la línea 12 junto a un nombre personal, ahora pensamos que podría ser un sustantivo propio, y aplicando la "regla fonética" de la mutación de la sonante [l ] obtenemos una correspondencia con la forma latina soror (en latín "hermana", y también "prima"). El lexema MI sería una forma abreviada o enclítica del pronombre personal EMI (="de mí", "mía"). Con lo que tendríamos: "Para Aulemi, la hija de mi hermana Arlina" (es decir, la destinataria del segundo legado sería una sobrina de la donante, lo cual tiene bastante sentido).

Siguen unos signos que parecen inequívocamente los signos gráficos de un numeral, y que por tanto cuantifican "algo" (presumiblemente las cosas o animales que constituyen el legado y que sintácticamente forman el complemento directo de la frase). Como los numerales indoeuropeos se construyen generalmente con genitivo partitivo, teníamos que buscar un genitivo de plural y, secundariamente, un posible nombre en acusativo que a su vez rigiese el numeral y su complemento. Las palabras más próximas son OIL(E)M y CUNA, que no parece que puedan ir aglutinadas, sino declinadas independientemente (una en genitivo plural, del que ya conocemos una desinencia -(th)em, y otra en acusativo colectivo neutro). El nombre en genitivo plural sería OIL(E)M y el nombre en acusativo sería CUNA (acusativo de plural o colectivo de los nombres indoeuropeos de género neutro).

Pero quedaba por determinar el significado de ambos lexemas, y tras varios tanteos y en congruencia con otros elementos léxicos y contextuales de la frase, descartamos que el numeral se refiriese -p.e.- a "cabras", "ovejas" o "cerdos" y nos inclinamos a suponer que se refería a "ocas" o "gansos domésticos", pues en tal caso cobraba pleno sentido el lexema CUNA (que sería equivalente al latín cunea, "cuña", que es la formación de agrupamiento característica que adoptan estas aves tanto volando en estado salvaje como caminando en estado doméstico). Tendríamos identificada, por tanto, una parte importante de la frase: (sujeto) + verbo + complemento directo: "Para Aulemi, la hija de mi hermana Arlina, (yo) he.... una bandada de 52 ocas". El numeral que considerábamos al principio (102) nos parece algo excesivo para un rebaño de ocas domésticas, así que hemos preferido interpretar los signos gráficos numéricos (OII) no con el valor de la omicrón griega suelta (O= 70) o de la coppa (Q= 90), ni tampoco como una variante gráfica del numeral etrusco-romano 100, sino de 50, y el valor conjunto nos parece que podría ser 52 (cincuenta y dos).

Estas últimas conjeturas semánticas nos llevaron de nuevo al verbo (AL(I)MAMUNEM), que tras algunos otros tanteos hemos relacionado con la raíz del verbo latino alere ("alimentar") y del sustantivo ali-mentum ("alimento"). Al principio supusimos que alim-amun-em podría ser una forma verbal de 1ª persona del plural (una especie de plural retórico: "(nosotros= yo) hemos alimentado"), pero en realidad -en lo poco que conocemos de los verbos etruscos- nada se opone a que sea una 1ª persona del singular: "alimenté", "he alimentado". Tampoco nuestra interpretación de esos animales como "ocas" se opone a ello, pues la tarea de cebar a las ocas podía hacerla personalmente la dueña de la casa en lugar de encomendársela a los criados, ya que no era considerada una tarea servil, sino noble, a diferencia de la de cuidar otros animales (recuérdese, en la Odisea homérica, la veintena de ocas favoritas de la reina Penélope, la esposa de Ulises, cuidadas y alimentadas por ella misma personalmente).

Precisamente en este sentido cabe interpretar también el lexema siguiente (ZENU EK), quizá con la preposición ek pospuesta, en donde ZENU podría ser un ablativo-locativo singular equivalente al latín senu, "seno", "regazo" (recuérdese la correspondencia fonética descubierta: é etrusca > i latina).

Tenemos ya prácticamente interpretada y provisionalmente "traducida" esta frase 2: "Para Aulemi, la hija de mi hermana Arlina, he cebado en el (=mi) regazo una punta de 52 ocas..... ".

El último sintagma que queda es L(E)Z PELIZ-LARO, formado según parece por tres palabras distintas. Al principio pretendimos leerlo como L(A)C MELIZ LARO, y lo traducíamos más o menos así: "...con leche (cuajada) endulzada con miel"; pero nuestras reconsideraciones paleográficas posteriores nos han hecho ver lo insostenible de esa interpretación conjetural inicial. La primera palabra no puede leerse como L(a)K, pues la grafía general de la Z sonora sólo parece tener valor velar cuando va seguida de u, no con otras vocales. Por otro lado, presuponer una forma etrusca lac con el significado de "leche" es presuponer demasiado, pues en las formas comunes indoeuropeas para el nombre de la "leche" (latín lac lactis; griego gála galaktos) no faltan la velar [k ] ni la dental [t ] en casi todas las formas de su declinación. La opción interpretativa por la que ahora nos inclinamos es la de suponer que esta palabra etrusca L(E)Z estaría afectada también por esa referida mutación de las sonantes L y R en determinadas posiciones (L etrusca > R latina), con lo que podría ser equivalente al sustantivo genérico latino res ("cosa"). Aquí, probablemente, hemos de darle un sentido contextual cuantitativo, y traducirlo como "(con) cantidad de" (no sabemos si esta palabra era indeclinable o carecía de desinencia de ablativo-instrumental, pero probablemente bastaba con usar las desinencias de ese caso en los términos adyacentes). También errábamos al presuponer una lectura MELIZ para el segundo lexema (="con miel"), pues ya hemos comprobado exhaustivamente que ese grupo gráfico de labial + E no puede ser equivalente a [me], ya que en otros lugares del texto la grafía empleada es la de la líquida M seguida de E (p.e. en la última línea y última palabra del texto: thareutume). La lectura y transcripción, por tanto, ha de ser PELIZ. Y aplicando esa "regla" de la mutación sonántica (L > R) y la de la correspondencia é etrusca > i latina podríamos relacionarla con el latín pirum (ablativo plural: piris), "pera". El sintagma siguiente (LAPO) pudiera ser un ablativo-instrumental, pero no hay suficiente constancia de una desinencia -o en este texto ni tampoco de desinencia -iz, aunque suponemos que alguna de las dos (o ambas) deberían serlo para caracterizar morfológicamente a esos tres sintagmas, a no ser que los tres vayan regidos por la preposición que les precede (EK) y bastase eso para identificarlas en su función sintáctica. El término LAPO (tan similar al utilizado en inscripciones funerarias etruscas para designar al "espíritu" de los difuntos familiares, latín lares) creemos que aquí no tiene nada que ver con ello y que podría ser más bien un préstamo de origen griego (gr. larós, "dulce", "delicioso"), aquí con el significado técnico (de repostería helénica) de "endulzado", "almibarado", "confitado" (naturalmente con miel, pues se desconocía el azúcar). El significado conjunto (y conjetural) podría ser algo así: "con cantidad de peras confitadas" (e.e. de "dulce" o "compota" o "pastel" de peras), alimento sin duda exquisito y muy eficaz para engordar e hipertrofiar los hígados de oca (el "foie-grás", ya conocido también por los antiguos egipcios y otros pueblos mediterráneos). La cantidad de peras -y de miel- necesarias para convertirlas en el alimento-base de un rebaño de 50 ocas debía de ser considerable, pero tratándose de la esposa de un príncipe etrusco terrateniente está claro que debía de disponer en sus tierras de suficientes frutales propios (incluidos perales), así como de colmenas para miel.

He aquí como quedaría ahora la traducción completa de esta frase 2:

"Para Aulemo, la hija de mi hermana (?) Arlina, he cebado en el regazo una cuña de 52 (?) ocas con cantidad de peras confitadas"


La frase 3 contiene también la palabra-clave de todas estas frases (FELOINA-thin) y teóricamente ocuparía las líneas 12 a 15, hasta FELOINA-thui, donde se iniciaría la frase siguiente. Comienza con el conocido lexema Z(E)LEN que ya hemos visto en la línea 9-10 con valor de genitivo singular("de mi hermana"), pero aquí va a acompañando a un nombre personal en vocativo (caracterizado también por una interjección de vocativo, OE, que en la cara B encontramos en una variante fonética más cerrada, OI, antepuesta al vocativo propio, en lugar de pospuesta como aquí; esta interjección está documentada también en umbro, oe, y en latín, como ohe, que es una interjección de llamada). El nombre personal femenino OUNYUL(O) aparece confirmado como tal en la línea 19-20 de la cara B (en nominativo: OUNYULO). Por tanto, la palabra Z(E)LEN o bien es indeclinable o bien compartía una misma desinencia -en por lo menos para el genitivo y el vocativo singular. La traducción sería: "¡Eh, hermana Ounyulo!".

En principio buscábamos un verbo consecuente con ese vocativo (un imperativo de 2ª persona de singular), que finalmente hemos identificado en la palabra MUM(U)LE (el mismo verbo que ya vimos en la forma nominal MUM(U)LARI, análogo al latín memorari, "recordar"), que aquí llevaría una desinencia -e de imperativo de 2ª persona de singular, común a otros verbos indoeuropeos. Lo demás serían complementos del verbo: un complemento directo en caso acusativo-objetivo y un complemento indirecto en caso dativo-receptivo. Éste último sería la palabra FELOINATHIN (que sólo puede ser dativo-receptivo de plural, no de singular, que sabemos que tiene terminación -am similar al acusativo), es decir, "para las hijas...".

El complemento directo tiene que estar formado por las palabras PALAM YIEK(A)M (ésta última disimilada en YIEK(A)N por ir seguida de palabra que comienza por m-). Al final de la línea 22 encontraremos la forma masculina YIKNOM, que inequívocamente nos recuerda al latín equum (acusativo sing. de equus, "caballo") y sobre todo al adjetivo latino equinum ("caballar"). Tenemos, pues, identificado el núcleo del complemento directo (YIEK(A)M, "una yegua" o "la yegua"). La palabra PALAM, concordante con ella en género, número y caso (femenino, singular, acusativo-objetivo) tiene que ser un adjetivo que funciona como término adyacente del núcleo, pero su significado es más conjetural (no hemos encontrado correspondencia con alguna palabra latina, sino sólo con el adjetivo griego palaiós -á -ón, "viejo", "antiguo"). Pero resulta extraño que ese adjetivo sea realmente etrusco, y aun más que el término "viejo" , siendo de uso tan corriente en todas las lenguas, pudiera ser aquí un "préstamo" de origen griego. Otra posibilidad es que efectivamente sea un nombre griego, pero un nombre propio (el "nombre" de la propia yegua): "Palas" (que es el sobrenombre griego, Pallás, de la diosa Atenea); la conjetura no es nada inverosímil, porque más adelante encontraremos una borrica con nombre propio, lo cual es también una forma inequívoca de identificar a estos animales entre quienes los conocen. Tendríamos con ello la oración principal de esta frase 3, con la siguiente traducción provisional: "¡Eh, hermana Oúnyulo! Acuérdate de la vieja yegua para las hijas... ", o mejor: "¡Eh, hermana Oúnyulo! Acuérdate de la yegua Palas para las hijas...".

Lo que sigue (líneas 14 y 15) parecen claramente una o dos oraciones adjetivas o de relativo, subordinadas a la principal: una introducida por un posible pronombre demostrativo-relativo (OAZ) y con un posible verbo GEGNU (cf. latín gigno, "engendrar") y la otra introducida por la partícula relacionadora invariable que ya conocemos, NAKER, "(las) que (son)...".

Pero, aunque no tenemos dudas en la identificación semántica de OAZ y GEGNU, ambas palabras (con esa segmentación provisional) plantean problemas morfosintácticos importantes. El pronombre OAZ sólo aparece una vez en este texto, y en principio su forma morfológica (en acusativo plural femenino con desinencia -as) es la que cabría esperar por ser su antecedente inmediato la palabra FELOINATHIN: "a las hijas que...", "a esas hijas que...". Pero en tal caso el verbo siguiente sería AGEGNU (no GEGNU), lo que en principio contradice esa "ley fonética" de la desaparición de -g- intervocálica que ya conocemos (*egu > eu; *yugularu > yularu), y su persistencia en esta palabra sólo podría explicarse como una reintroducción morfológica esporádica como característica temporal en determinados tiempos verbales, algo así como la e- del "aumento" en los aoristos griegos regulares. Otra opción es considerar una segmentación OAZA GEGNU, pero en tal caso el problema lo plantearía esa forma OAZA, que no parece la forma de un acusativo plural femenino (a no ser que supongamos que la declinación de este pronombre demostrativo-especificativo fuera una declinación especial, que de momento y con los escasos datos que tenemos es mucho suponer).

La solución provisional por la que nos inclinamos es paleográfica además de morfológica. Considerando que la forma OAZ podría ser anómala (lo más parecido que tenemos es una problemática forma de pronombre demostrativo con valor de artículo, AZ, en acusativo plural femenino, en la línea 8 del texto B), podemos pensar que pudo haber un involuntario error gráfico del escriba, que deseando escribir THAZA (forma que tenemos documentada como THAS en una inscripción breve grabada sobre un yelmo etrusco que ya vimos anteriormente en la primera parte de nuestro estudio), escribió la grafía de la interdental aspirada inicial no con el signo reservado para ella en el sistema gráfico que él utilizaba (que es un signo derivado de la theta griega arcaica), sino con el signo O que en los demás alfabetos etruscos coetáneos y posteriores se utilizaba para esa interdental [=th] y que él, en su alfabeto local perugino, usaba ordinariamente para la omicrón [=o]. Es decir, que lo que quería escribir era THAZA, pero sin querer escribió OAZA, y luego no quiso rectificarlo, considerando que los que lo leyeran conocerían sobradamente también el valor de O [=th] generalizado ya en otros alfabetos etruscos locales. Aunque algo rebuscada, podría ser una explicación, pero lo importante es que esa forma OAZ u OAZA tiene que funcionar como pronombre relativo concordante en género y número con su antecedente (FELOINATHIN).

Ahora bien, la segunda dificultad la plantea la propia morfología léxica del verbo (GEGNU o AGEGNU). Al principio, en consonancia con el imperativo de la oración principal (MUMLE), lo habíamos traducido como "() engendraste", es decir, "...para las hijas que tú engendraste", considerando que la desinencia verbal -u sería la de 2ª persona singular de un tiempo pretérito. Luego nos dimos cuenta de que esta interpretación es sólo sostenible con una segmentación OAZ AGEGNU, en la que el demostrativo-relativo tiene la desinencia esperable para un acusativo plural femenino de tema en -a y en función de complemento directo (-as); pero resulta bastante inadmisible en una segmentación OAZA, que propiamente sería la de un nominativo singular (o también plural, como hemos visto y seguiremos viendo en otros ejemplos de este texto), en una función sintáctica de sujeto de esta oración de relativo ("...para las hijas que [=las cuales]") y sujeto por tanto del verbo GEGNU, que ya no podría ser una forma de 2ª pers. sing. ("tú engendraste") sino de 3ª pers. del plural, o bien en voz activa ("para las hijas que engendraron") o más bien, como se verá por el contexto, en voz pasiva ("para las hijas que fueron engendradas").

Los dos lexemas siguientes (NIZLEI GNASU), que concluyen esta primera oración subordinada de relativo, son casi transparentes en su forma morfosintáctica y en su significado. El primero sería un nombre personal masculino en genitivo singular en -i larga (documentado también en otras inscripciones), y el segundo sería un sustantivo en caso ablativo-separativo en -u (de los que hemos visto varios ejemplos anteriores), con la significación de "hijo" (cf. latín gnatus, celto-galo gnatos). La traducción conjunta quedaría así: "¡Eh, hermana Oúnyulo! Acuérdate de la yegua Palas para las hijas que fueron engendradas de (=por) el hijo de Nisleo". Esta interpretación, si bien se mira, resulta incluso más verosímil que la primera que propusimos, en la que considerábamos que las tres muchachas donatarias eran hijas de esa tal Oúnyulo; si ahora sabemos que además esta última era hermana de la donante (de la que por la frase siguiente sabremos que también tenía una hija de ese "hijo de Nizleo", al que ni siquiera nominaliza por su propio nombre), ello significaría que ese "hijo de Nizleo" habría tenido sucesivamente tres hijas con la tal Oúnyula y una hija con la propia donante (antes de que ésta se casara con el mencionado Gnewa Lautn). Pero por el texto B sabemos que esta Oúnyulo, hermana de la donante, era también su principal albacea testamentaria (a la que le encomienda también otros encargos). Así pues, estas hijas no serían hijas de su hermana Oúnyula ni estrictamente "sobrinas carnales" de la donante, sino antiguas "hijastras" suyas, a las que no quiso olvidar en este legado ritual.

La última oración que cierra la frase va introducida por la conocida partícula relativa NAKER, aquí con valor explicativo-relativo (="que son", "a saber"), y nos da el nombre personal de cada una de estas "hijas del hijo de Nizleo". La traducción completa de esta frase 3 quedaría así:

"¡Eh, hermana Oúnyulo! Acuérdate de la yegua Palas para las hijas que fueron engendradas por el hijo de Nis(e)leo, o sea, (para) M(e)ran, Z(e)liloi (y) Ipalm(i)ti"


Todas las frases siguientes son ya más breves y, en general, de menos dificultades y complejidad, una vez que hemos descubierto el contexto general de la inscripción, que es testamentario (con una donante haciendo una serie de legados a unas muchachas -sus hijas, sobrinas y otras- consistentes siempre en animales domésticos o ganado). La frase 4 carece de verbo principal explícito, como veremos, pues es una oración nominal del tipo que en otras lenguas indoeuropeas (en griego p.e.) se denominan de "dativo o genitivo posesivo". La palabra-clave, una vez más, es FELOINATHUI, que por su terminación no puede ser dativo-receptivo (que en singular ya sabemos que es igual que el acusativo, FELOINAM, y en plural es FELOINATHIN), de modo que sólo puede ser un genitivo (posesivo). Aparece otra vez la partícula relacionadora NAKER (que introduce una oración subordinada de relativo), y el verbo subordinado tendrá que ser GENELIM (que recuerda mucho al latino generare, con mutación sonántica de L > R, que ya conocemos). La terminación -im parece análoga a otras terminaciones verbales de 1ª persona de singular de un tiempo pasado (lat. generavi, "yo engendré"). La palabra GNASU ya la conocemos, y aquí -por el contexto- parece evidente que se refiere a ese mismo "hijo de Nizleo" mencionado en la frase anterior. Tenemos, por tanto, la siguiente traducción parcial: "De la hija que (yo) engendré del hijo (ese) ...[es, será, que sea...]". Lo que queda es el sujeto de esta oración nominal, dos palabras en nominativo singular femenino. La primera, AZNINA, tiene sufijo indoeuropeo diminutivo, y la hemos relacionado con el latín asina ("burra", "borrica") o más bien con asinula ("borriquilla"). La segunda, con sufijo nominal-verbal de participios y nombres verbales en -amuna, creemos que se trata de un préstamo griego del verbo zeloun, participio mediopasivo femenino zeloúmene, y que aquí podríamos traducir como "celosa", "ardorosa", o hablando de animales: "salida", "cachonda". Evidentemente se trata del nombre propio de esa borrica. La traducción completa de esa frase 4 quedaría así:

De la hija que (yo) engendré de (ese mismo) hijo, (que sea) la borriquilla "Encelada"


Por esta frase nos enteramos de que la donante tenía una hija de una unión con ese "hijo de Nizleo", anterior a su matrimonio con Gnewa Lautn, con el que a su vez tuvo otra hija, "la pelirroja Zeleuza". Por la frase siguiente nos enteraremos de que Gnewa Lautn ya tenía también otra hija anterior, llamada Lerquinia o Lerlinia. Curiosamente, esa hija del "hijo de Nizleo" y de la propia donante es la única donataria cuyo nombre propio no se menciona (como tampoco el de su padre), seguramente por una cuestión de prioridad del linaje del jefe Gnewa. El hecho de que le deje a su hija esa borriquilla no significa necesariamente que esa hija fuera aun una niña, pues en pura lógica debía de ser mayor incluso que su hermanastra Zeleuza, aunque la mayor de todas sería esa hija anterior de Gnewa Lautn; pero quizá esa borrica fuera uno de sus animales preferidos en sus juegos infantiles.

La frase 5, delimitada entre las dos palabras FELOINA de las líneas 17-18 y 19, es bastante breve (como las siguientes) y al parecer lleva el mismo verbo que ellas (la forma TESNE, muy probablemente de imperativo presente de 3ª persona de singular de un verbo relacionable con el sustantivo TES(E)M anteriormente visto, aquí con el significado -conjetural- de "que tenga", "que reciba", "que se quede", o algo similar). Sin embargo, en esta frase 5 ese verbo no aparece explícito, sino que está sobreentendido. La palabra FELOINA parece aquí el sujeto de la frase. El sintagma GN. LERLINIA lo interpretábamos anteriormente como un nombre propio masculino (pues no son infrecuentes los nombres masculinos etruscos terminados en -a), de modo que GN. sería una abreviatura del praenomen (GNEWA) y LERLINIA (quizá más bien LERQUINIA, pues resulta extraño el signo silábico LI seguido de la grafía de i, que daría una i larga: [lii] ) sería el patronímico. Pero considerando ahora que todas las legatarias que aparecen en el texto están nominalizadas por un nombre propio, seguido de un patronímico identificativo: "hija de..." (con la única excepción de una hija de la donante a la que no se identifica por su nombre), nos parece mucho más probable que LERLINIA o LERQUINIA sea un nombre personal femenino, sujeto de la frase, mientras que la abreviatura GN. sería el complemento nominal (en genitivo singular que ya conocemos: GNEWAYR) de FELOINA, es decir: "Lerquinia, la hija de Gn(ewa) ..." (este Gnewa es obviamente el GNEWA LAUTN de la frase 1, y esta hija sería una hija suya anterior a su matrimonio con la donante, y hermanastra de la llamada Zeleoza y de la innominada "hija de Niseleo").

Los demás elementos (INTEKN AGNE) conforman el complemento directo. La palabra AGNE (ya conocemos la forma AGNATHEM, de genitivo plural de una raíz *agna- o *agnath-) parece que lleva la terminación -e de dual, conservada también en otras lenguas indoeuropeas, como el griego. Es decir, se referiría a "dos corderos", o más bien a "dos ovejas hembras", como veremos por el adjetivo que la precede. La forma INTEKN (aparentemente sin declinar) la hemos relacionado, en efecto, con el griego téknon, "hijo", "cría", y con el verbo tíktein, "engendrar", "parir", y le hemos dado el significado conjetural de "preñada" ("dos ovejas preñadas"), lo que se confirmará en la frase siguiente.

El resto de la frase (R ZNL) parece ser una referencia a la "marca" de esas dos ovejas, donde ZNL es claramente una abreviatura del Z(EG)N(U)L anteriormente visto, abreviatura que encontraremos también en la línea 24. La traducción de esta frase 5 quedaría así:

"La hija de Gn(ewa), Lerquinia, (que se quede) dos ovejas preñadas, (con) marca R"


La frase 6 es prácticamente transparente, y alusiva a la anterior. El sintagma FELOINA LIIA MATENE lo interpretamos como el anterior, aunque en un orden distinto: aposición + núcleo del sujeto + complemento nominal: "La hija de Matena, Liia (o Quía)...". Ello nos descubre una nueva desinencia de genitivo singular en nombres femeninos (-e), confirmada por algunas inscripciones etruscas funerarias breves. Sigue un probable verbo TESNE (="que se quede", "que tenga) en imperativo de 3ª persona singular, y una partícula pronominal (EZA) que sería el complemento directo de la frase. Este probable demostrativo anafórico (cf. latín ipse) aludiría precisamente a las "crías" aún no nacidas de esas "dos ovejas preñadas" de la frase anterior. Es más, la palabra siguiente, FELOINA, que anteriormente interpretábamos como aposición del sujeto de la siguiente frase, podría ser en realidad el núcleo del complemento directo, precedido de ese adjetivo demostrativo: "esas crías" (ya hemos visto que la desinencia del nominativo-acusativo plural de los nombres femeninos en -a pudiera coincidir con la del nominativo singular). La traducción de la frase entera quedaría así:

"La hija de Matena, Quía, que se quede esas (crías)"


La frase 7 aparentemente presenta en su primer sintagma una estructura similar a la anterior (aposición + núcleo del sujeto + complemento nominal), con la diferencia de que aquí el complemento nominal está construido no con genitivo sino con un ablativo de tipo separativo (ablativo de origen), cuya desinencia en -u ya nos es conocida por frases anteriores. Quizá esa diferencia se deba a lo que decíamos: que el término FELOINA no es la aposición del sujeto de esta frase, sino el núcleo del complemento directo de la frase anterior, de ahí que el complemento nominal (sin término FELOINA propio) se haya construido aquí en ablativo de origen para diferenciarlo mejor: "Ouramo, la (hija) de Aurathel ". La palabra que sigue, RAMNE, es sin duda el complemento directo, también con posible desinencia de dual (conjeturalmente lo interpretamos como "dos cabras", aunque en la línea 7 interpretábamos la palabra RAMNEM como "chivo" o "macho cabrío"; quizá la forma nominativa femenina era RAMNA).

Sigue otra frase (8) que en realidad parece ser por el sentido una oración subordinada de la anterior, aunque es sintácticamente independiente, con sujeto propio (que es la donante) y con la misma donataria. Está introducida por un supuesto pronombre anafórico, ZEI (cf. latín se), seguramente en dativo o receptivo singular (="para ésta", "para ella"), referido a la legataria anterior (la llamada Ouramo). El sintagma siguiente (CD + Verbo) es idéntico al que ya vimos en la frase 1 (TESEM METEIM, "dejo como legado"), y los sintagmas RAMNEM-YIKNOM-KE están claramente coordinados por la conjunción copulativa enclítica indoeuropea -KE (latín -que). La traducción de estas frases 7 y 8, según lo visto, quedaría así:

"La hija de Aurathel, Ouramo, que se quede dos cabras; para ella (le) dejo (también) como legado un chivo y un caballo"


Las frases finales son bastante más conjeturales en algunos de sus elementos. Ya no encontramos la palabra-guía de todas las frases anteriores (FELOINA), de lo que podemos deducir que ya no hay más legados (siete en total) ni más legatarias (nueve) que los mencionados en las frases anteriores. Hemos creído identificar el verbo en la palabra CUNAAMUN, que presenta una forma que podemos suponer de 1ª persona del plural, análogo a otras conocidas desinencias verbales de otras lenguas indoeuropeas (griego -men, latín -mus). El significado es conjetural, quizá similar al del latín cena, "comida", y cenare, "comer". Aquí le hemos dado, contextualmente, el significado hipotético de "convidar" (en el sentido de "ofrendar", "sacrificar un animal a algún dios"). El complemento directo podría ser LOUTAM, quizá relacionable con el participio latino lautam ("lavada", "limpiada", "purificada"). Pero anteriormente habíamos preferido relacionarlo con el nombre de una antigua diosa latina de las purificaciones, Lua, presuponiendo que la forma etrusca sería LOUIAM (con i larga), aunque la lectura del signo general para la T como i larga sólo parece verosímil en este texto cuando está en final absoluto de palabra, y aquí presupondría además que la U ha de leerse como semiconsonante [v ], lo que significaría una excepción asistemática (cf. LAUTN, no LAVIN), y no se entiende tampoco por qué -si se quería decir Loviam- no se utilizó la grafía usual para la semiconsonante en inicial de sílaba, como en GNEWA. De todas formas, el sistema alfabético de este texto, aunque sistemático en líneas generales, pudo tener algunas vacilaciones gráficas y tanteos (ya hemos visto algunos anteriormente). Otra interpretación es que la lectura fuera efectivamente LOUTAM, y que esta palabra significase algo así como "purificación", "expiación" (religiosa).

El siguiente sintagma es casi transparente, AGNENATHEM (con -m final asimilada a la n- inicial de la palabra siguiente). Sería un genitivo de plural (análogo al que ya vimos en la primera frase: AGNATHEM), pero aquí se trata sin duda de un diminutivo ("corderillos"). Se esperaría un ablativo de tipo instrumental, pero es probable que ese verbo se construyese con genitivo o genitivo-ablativo. Sigue la conocida partícula relacionadora NAKER, seguida de unos signos y abreviaturas ZI ZNL, que pueden interpretarse fácilmente como ZI Z(EG)N(U)L (se refiere a una de las marcas de ganado mencionada en la frase 1). Podríamos traducir así:

"Convidemos a Lovia con las corderillas que (llevan) la marca ZI"

o bien:

"Celebremos la purificación con esas corderillas (las) de la marca ZI"


La última palabra de la frase (y de este texto A), THAREUTUME (no THAREUIUME) nos queda bastante "descolgada". En principio habíamos intentado conectarla con el sintagma anterior, pero no le encontramos ni en su forma ni en esa terminación -(t)ume ninguna analogía con alguna palabra latina conocida, ni nos parecía que -morfosintácticamente- pudiera ser otra cosa que un verbo. Finalmente, y como mera conjetura indemostrable, hemos supuesto que se trata de un verbo en imperativo presente de 1ª persona plural, constituyendo una oración propia. Su significado, igualmente conjetural, lo hemos relacionado con el verbo griego tharreín, "confiar", "animarse", y lo traducimos como:

Tened ánimo!"


....

Con esto hemos concluido el análisis morfosintáctico y la traducción aproximativa de todo el texto de la cara A, que -como puede verse- presenta un alto grado de coherencia lógica entre sus niveles paleográfico, fonético, morfosintáctico y semántico, muy por encima de lo que podrían considerarse "casualidades" fortuitas en la interpretación de un texto. Tenemos palabras perfectamente articulables y pronunciables (con unas frecuencias fonemáticas esperables en una lengua de tipo indoeuropeo); tenemos incluso "normas ortográficas" propias (como la asimilación-disimilación de la -m final de palabra ante n- o m- inicial de la palabra siguiente, o el uso de abreviaturas fácilmente identificables, que es un uso común a numerosas inscripciones etruscas); tenemos un sistema fonológico perfectamente coherente con el de una lengua indoeuropea e itálica; tenemos un sistema de desinencias nominales y verbales bastante completo (asimismo del tipo de una lengua flexiva indoeuropea); conocemos algo de los pronombres, de la sintaxis básica de la oración de relativo y de las oraciones nominales; y tenemos una serie de elementos y referencias contextuales internas que nos evidencian que nuestra interpretación general es la correcta y en muchos aspectos incontestable; y tenemos -sobre todo- una serie de "leyes fonéticas" (correspondencias fonéticas regulares y sistemáticas) entre la lengua etrusca de este texto y el latín, que nos permiten asegurar la identificación de bastantes palabras y sus significados.

Nada de esto encontramos en las "interpretaciones" aproximativas que hasta ahora se han hecho del texto de esta estela, que se limitan a una mera transposición mecánica basada en supuestos valores gráficofonéticos generales de las grafías (erróneos en casi un 50% e impronunciables en un porcentaje todavía mayor), y en coincidencias casuales con algunas supuestas palabras identificadas en otras inscripciones (que entran dentro del mero cálculo aleatorio de casualidades o probabilidades en cualquier lengua), unido a unas conjeturas indemostrables sobre dos lexemas (FELOINA y -AMUNA) incorrectamente leídos como VELTHINA y AFUNA, considerados como los nombres de dos supuestas familias peruginas que hacen un acuerdo sobre los límites de unas tierras. Pero aquí no gastaremos ni una sola línea más en refutar todo este cúmulo de incoherencias y conjeturas sin base, por muy respaldadas que vengan por la Etruscología "oficial".

Y tenemos, finalmente, una "traducción" provisional (cada vez lo es menos) que nos da bastante más que una interpretación del sentido general, pues se trata de una traducción completa de todas y cada una de las palabras y frases del texto. Aun con todas las numerosas cuestiones de detalle que quedan pendientes, la interpretación de este texto puede considerarse correcta en más de un 90 % de su contenido. La traducción de la cara A quedaría como sigue (en tinta oscura las partes prácticamente seguras y en tinta más clara las más conjeturales):


YO, [RA]TTANNA LARELIU[KI]A (=esposa ?) DEL (Lars) GNEWA LAUT(E)N, A MI HIJA, CONOCIDA COMO LA PELIRROJA ZELEOZA, LE DEJO COMO LEGADO RECORDATORIO UN CHIVO, LAS CORDERAS ESAS QUE (SON) 12 CRÍAS, Y UN TORO-DE-ARAR (=buey ?), RESPECTIVAMENTE (CON) UNA MARCA "GN. L." EN LA PIEL (O CON OTRA MARCA) "ZI" QUE ESTÁ SOBRE EL CUELLO.

PARA AULEMI, LA HIJA DE MI HERMANA ARLINA, HE CEBADO EN MI REGAZO UNA PUNTA DE 52 OCAS CON CANTIDAD DE PERAS CONFITADAS.

¡EH, HERMANA OÚNYULO! ACUÉRDATE DE LA YEGUA "PALAS" PARA LAS HIJAS QUE FUERON ENGENDRADAS POR EL HIJO DE NIZ(E)LEO, ESTO ES: (PARA) M(E)RAN, Z(I)LILOI (Y) IPALMITI.

DE LA HIJA QUE (YO) ENGENDRÉ DEL (MISMO) HIJO (ESE), (QUE SEA) LA BORRIQUILLA "ENCELADA".

LA HIJA DE GN(EWA), LERQUINIA, (QUE SE QUEDE) LAS DOS OVEJAS PREÑADAS, (CON) MARCA "R".

LA HIJA DE MATENA, QUÍA, QUE SE QUEDE (CON) ESAS CRÍAS.

OURAMO, LA (HIJA) DE AURATHEL, QUE SE QUEDE DOS CABRAS. PARA ELLA LE DEJO (TAMBIÉN) COMO LEGADO UN CHIVO Y UN CABALLO.

CELEBREMOS LA PURIFICACIÓN CON LAS CORDERILLAS CON LA MARCA "ZI".

¡TENED ÁNIMO!


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Familia nuclear romana (Relieve en mármol)
 
 

LA CARA Letra B


Esquema de escritura de la cara B de la Estela de Perugia (facsímil)

En comparación con nuestro detallado estudio del texto de la cara A, el análisis del texto B de la Estela de Perugia ha sido mucho menos exhaustivo y en cierto modo también más precipitado y superficial. Como resultado de ello, su interpretación la consideramos mucho más provisional e hipotética. Sin embargo, estamos convencidos de que es correcta en más de un 50 % de su contenido, aunque su "traducción" sea todavía en gran parte mucho más conjetural que la del texto A.

Con todo, su primera interpretación general confirma que se trata de una continuación o "addenda" del texto A, con una serie de disposiciones de carácter básicamente ritualrreligioso y con referencias a algunas de las personas mencionadas en el texto A (el esposo de la donante, sus hijas, una de sus hermanas, y una de las legatarias mencionada en el texto anterior y la madre de ésta). Los procedimientos ortográficos, el estilo de la escritura y las variantes gráficas de determinadas palabras, parecen indicar que este texto B fue redactado por un escriba distinto o en todo caso con alguna posterioridad al texto A. Sin embargo, tanto el sistema alfabético empleado como las características morfosintácticas y semánticas de la lengua son básicamente los mismos, con lo que se confirma en líneas generales todo lo que en estos aspectos se ha descubierto en el texto A.

La transcripción que hicimos de este texto B nos permitía una segmentación fraseológica provisional de una serie de frases con sentido completo y propio en las nueve primeras líneas del texto, y otras más hipotéticas en las trece líneas restantes.

La primera frase la podemos transcribir así:

FELOINAM-(M)ATENAL-(K)(L)IUZI ENESZI IKAM KELANE


Al principio no supimos ver la sinalefa gráfica entre la -m final de la primera palabra y la m- inicial de la siguiente, que nos dan respectivamente el núcleo del complemento directo de la frase y el complemento nominal (formado por un nombre propio, en genitivo, que ya conocemos por el texto anterior, línea 19, allí bajo la forma MATENE). También conocemos por ese mismo texto el nombre de esa "hija de Matena" (Liia o Quía), que asimismo es mencionado en la línea 11 de este texto B en la forma Liea o Quiea. Tenemos, por tanto, un nombre propio que admite dos terminaciones distintas y optativas como desinencia de genitivo singular en nombres femeninos: -e y -al. El escriba del texto A probablemente hubiera utilizado la disimilación ortográfica con la que distingue la -m final de palabra de la m- inicial de la palabra siguiente, y hubiera escrito: FELOINAN MATENAL; pero el escriba de este texto B prefiere esta reducción gráfico-fonética y escribe FELOINA-M-ATENAL. En la cara A los únicos posibles ejemplos (sin confirmar) de este tipo de sinalefas gráficas podrían ser el de la línea 12: OUNYUL(O)-OE, y el de la línea 18: INTEKN(A)-AGNE.

En el sintagma siguiente se da también este mismo procedimiento, quedando encubierta bajo una misma grafía silábica (LI) tanto la desinencia de genitivo de la palabra anterior como el comienzo en LI- de la palabra siguiente, que hemos conjeturado que se trataría en realidad de una L- glotal oclusiva, pronunciable casi como [kl]: KLIUZI (posible nombre de la ciudad etrusca que los latinos denominaron Clusium).

El infinitivo EN-ESZI (lat. in-esse) ya lo hemos visto en las líneas 7-8 del texto A, y también el pronombre demostrativo IKAM (línea 5 de la cara A), aquí con un claro sentido anafórico, referido a FELOINAM, y como sujeto de esa oración subordinada de infinitivo: "esta que...", "la que...":

"A LA HIJA DE MATENA, (LA) QUE ESTÁ EN CLUSIUM..."


No tenemos ninguna duda de que el verbo principal de esta primera frase tiene que ser KELANE, ni tampoco de su forma de imperativo presente de 3ª persona del singular (del que ya hemos visto un ejemplo claro en la cara A: TESNE). Pero las dudas sobre su significado no hemos conseguido despejarlas. En principio, parece que debemos descartar correspondencias con verbos latinos que tengan sonante R, en virtud de esa "ley fonética" que hemos descubierto en la cara A sobre la mutación de sonante L etrusca en R latina, pues no parecen darse en esta palabra las condiciones para esa mutación (salvo que reformulemos esa regla como "L inicial de sílaba > R en determinadas palabras"). Por tanto, la correspondencia podría ser más bien con algún verbo indoeuropeo de raíz *kal- o *kel- (p.e. el griego kaleín, "llamar", "convocar", el germánico kal- o el céltico gal- ,"llamar"); pero no hay ningún verbo latino con esta raíz. Otra opción sería su equivalencia con el verbo latino celare, "ocultar", "disimular", en el sentido de "mantener oculta una cosa a alguien". Estas dos posibilidades nos dan dos sentidos distintos, ambos conjeturales:

1- "Que se llame (=convoque) a la hija de Matena que está en Clusium"

2- "Que se oculte (la cosa, e.d., la enfermedad de la donante) a la hija de Matena que está en Clusium"


(sin embargo, esta segunda opción nos parece improbable si tenemos en cuenta que en este texto B (líneas 10-16) la donante se dirige personalmente a esta "hija de Matena", Quía, y le hace un encargo de tipo religiosofunerario a cargo del propio legado individual que le asignó en el texto de la cara A).

La siguiente frase resulta problemática en su exacta segmentación, aunque es claro que en la línea 9 y en la palabra AZILUNE (seguida de punto diacrítico y de un ligero espacio separador) terminaría todo ese segmento oracional formado por una o dos frases. Empieza con una partícula OI, que parece ser una variante más cerrada de la interjección de llamada OE que conocemos por la cara A (línea 12). La palabra siguiente debería leerse como MULU, pero aquí, después de muchos tanteos, preferimos transcribirla como PULU (que en otras conocidas inscripciones es la forma etrusca del nombre del dios griego Apolo). En la cara A, según hemos visto, el signo de esa bilabial seguido de U tiene siempre un valor fónico [mu]; pero nada se opone a que pudiera tener también valor [pu] con determinados nombres personales, pues en la cara A cuando va seguido de E o A tiene también valor de [pe] o [pa]. Esta interpretación, aunque conjetural, nos abre también un acceso al significado general de esta frase, que sería una invocación al dios griego de las curaciones y las enfermedades.

La palabra siguiente (GNYWAM) parece ser una variante del nombre personal conocido por el texto A (GNEWA), nombre propio masculino con declinación común a los nombres femeninos en -a, que sabemos que es el del marido de la donante (cf. latín Gnaeus). Aquí parece ser claramente el complemento directo de la frase.

El sintagma siguiente es difícil de segmentar, pero no debemos malinterpretar el uso de algunos de los puntos diacríticos (que, como en el texto A, a veces separan palabras o incluso desinencias y a veces quizá señalaban también la unión de una misma palabra en dos líneas sucesivas distintas). Finalmente hemos conjeturado como más probable la segmentación: KEL, OIRENE OI..., suponiendo que KEL podría ser el verbo (en imperativo presente de 2ª persona singular, sin desinencia -e, como en algunas formas de otros verbos indoeuropeos) y el sintagma OIRENE OI sería el sujeto de la siguiente oración. El significado exacto de ese verbo KEL se nos escapa, pero considerando el contexto (una invocación a un dios para que actúe favorablemente sobre alguien) el significado podría estar en un campo semántico cercano a acciones como "proteger", "cuidar de", "velar por" o similares (pensamos, p.e., en el verbo latino curare, aunque las correspondencias fonéticas con una raíz etrusca kel- no son fáciles de establecer).

Tendríamos, por tanto, esta "traducción" aproximativa:

"¡OH, PULU ! CUIDA DE GNEWA"


No menos conjetural es la interpretación que damos al supuesto primer sintagma de la frase siguiente (OIRENE OI), en el que OIRENE sería un nombre personal (¿la diosa griega Eirene?) y OI sería la interjección de vocativo (pospuesta, como en la línea 12 de la cara A).

Los sintagmas que terminan la frase son algo más seguros. Podemos leer el primero de ellos como EMI-AZ FELOINA o bien como EM-TAZ FELOINA, pero en ambos casos es posible reconocer el pronombre personal de 1ª persona singular que ya vimos en el texto A (en su forma plena de genitivo, EMI, o en su forma enclítica EM). Está claro que se trata de un complemento de FELOINA y que está en plural ("a mis hijas", "a estas mis hijas"), y que FELOINA es asimismo un plural femenino (aunque coincida también con su forma singular, algo de lo que ya tenemos indicios en el texto A). Lo que no está tan claro es su morfología exacta y si se trata de uno o de dos pronombres distintos (EM TAZ, EMIAZ, o EMI AZ), el personal y un demostrativo usado casi con valor de artículo especificativo, sin descartar que se trate de una forma especificativa del pronombre personal EMI usada en contextos en que era necesario precisar el género, número y caso del sustantivo. La significación del sintagma, con todo, no deja lugar a dudas: se refiere a las tres hijas de la donante mencionadas en el texto anterior: una común (la llamada Zeleuza la pelirroja), otra anterior de su marido Gnewa (la llamada Lerlinia o Lerquinia), y otra -innominada- de una unión anterior de la donante con un tal "hijo de Nizeleo".

El verbo de la frase es indudablemente AZILUNE, un imperativo de 2ª persona singular cuyo sujeto es PULU. Su significado contextual podemos relacionarlo quizá con el latín asylum y darle una significación aproximativa y conjetural en el sentido de "proteger", "guardar", "amparar" o algo similar. La traducción completa de la frase quedaría así:

OH, APOLO, CUIDA DE GNEWA; (OH, EIRENE,) PROTEGE A MIS HIJAS


....

La dos últimas frases de este texto B son bastante conjeturales en sus significados exactos, pero el propio contexto religioso de lo ya traducido y el hecho indudable de que cada una de ellas menciona por su nombre a alguna de las personas mencionadas en el texto A nos proporciona una cierta aproximación a su sentido general.

La frase 4, en efecto, menciona a una tal Liea (o Quiea), de la que no nos cabe ninguna duda (por los elementos significativos que la acompañan) de que se trata de esa Liia (o Quía) mencionada en la línea19 de la cara A como "hija de Matena", a la cual se le dejan como legado las crías aún no nacidas de "dos ovejas preñadas" que la donante había dejado a una hija de su marido llamada Lerlinia o Lerquinia. Además, la tal Quiea es obviamente "la hija de Matena que está en Clusium" mencionada en la primera frase de este texto B, según hemos visto.

Aunque este nombre propio personal no va acompañado aquí de la usual interjección de vocativo ya conocida, pensamos que se trata en efecto de un vocativo, sujeto de un verbo CUNE que lo precede y que parece claramente una forma de imperativo de 2ª persona singular de un verbo que ya conocemos por el texto A (línea 23) en la forma CUNAAMUN, que hemos relacionado con el latín cena, cenare y le hemos dado la significación provisional de "convidar" (especialmente referido a banquetes religiosos en honor de alguna divinidad). Este nombre personal (QUIEA) va seguido del mismo sintagma que ya vimos en la frase 1: (K)LIUZI ENESZI (="que está en Clusium"). Tenemos ya identificados, por tanto, los elementos básicos de la frase (sujeto y verbo) y podemos traducir así:

"Convida (tú), Quiea, que estás en Clusium a..."


El complemento directo es obviamente TURUNEM, que nos atrevemos a interpretar como una variante del nombre de la diosa etrusca del amor, Turán (la Venus etrusca), aquí con desinencia de caso objetivo-acusativo singular -em (que debía de ser común para determinados nombres masculinos y femeninos). Los demás elementos de esta frase son claramente complementos de este nombre o del verbo. Hay un extraño lexema AOUGNIZMAMUNAM, cuyo primer elemento (AO) quizá deba leerse como ATH, dando excepcionalmente a la grafía O no el valor de omicrón [o ] que sabemos que tiene en este alfabeto, sino el valor [th] que suele tener en otros alfabetos etruscos coetáneos o posteriores, quizá como errata involuntaria del escriba, que sin duda conocía y manejaba bien esos alfabetos locales (ya vimos una posible errata semejante en el pronombre OAZA o THAZA de la línea 14 del texto A). Esta conjetura nos permite al menos identificar una posible preposición o preverbio indoeropeo (AT) que parece más verosímil que una extraña forma AO. El término que le sigue, UGNIZ, nos recuerda inevitablemente al latín ignis ("fuego"), y el sufijo -AMUNAM ya sabemos que en la lengua de este texto es característico de formas de participios adjetivales. Conjeturalmente, suponemos que es un epíteto de esta diosa Turán, y lo traducimos como "la fogosa", "la ardorosa" (en sentido metafórico como diosa de la pasión y del fuego del amor). Lo que sigue, GENONA AGNA FELOINAAMUNA, es sin duda un complemento del verbo y se refiere al legado de esas crías de dos ovejas preñadas que recibió la legataria en el texto A. El núcleo es AGNA ("ovejas"), GENONA es un participio de un verbo que ya conocemos en la forma GEGNU (cf. el latín gigno, "engendrar") y FELOINAAMUNA sería una especie de participio adjetival del nombre FELOINA, aquí con el valor de "cría" o "hija-cría" (de animal). Todo el sintagma tiene que ser plural (en acusativo-objetivo), pues en singular sólo podría ser nominativo-sujeto (y aquí el sujeto ya está identificado); tampoco puede ser dual (que en la línea18 de la cara A es AGNE). El hecho de que encontremos todo el sintagma en caso acusativo en lugar de un caso instrumental es explicable quizá por la propia naturaleza del verbo, que quizá podía construirse de las dos formas (en la línea 23-24 de la cara A lo encontramos construido con "genitivo-partitivo"). Otra explicación es que el sintagma constituya en realidad una oración subordinada participial: "cuando hayan nacido", "una vez nacidas". La traducción conjunta quedaría así:

CONVIDA (TÚ) , QUIEA, QUE ESTÁS EN CLUSIUM, A LA ARDOROSA (?) TURÁN, CON (ESAS) OVEJAS CRÍAS ENGENDRADAS.


La última frase del texto (frase 5, líneas 17-22) nos ha resultado la más difícil de interpretar con seguridad, y sólo hemos podido aproximarnos a ella mediante conjeturas. No obstante, el contexto de todo lo anterior ayuda bastante, y también el hecho de que en las líneas 19-20 se menciona el nombre de una persona que conocemos por la línea 12 del texto A, la llamada OUNYULO, posible hermana de la donante. Con todo ello, es fácil suponer que esta frase 5 puede contener un encargo religioso de la donante a esa hermana o prima o amiga suya, del tipo del encargado en la frase anterior a la tal Liea o Quiea. En principio hemos buscado dos elementos que también se daban en esa frase anterior: el nombre de una divinidad, destinataria de la acción verbal, y una acción verbal en imperativo de 2ª persona, cuyo sujeto sería OUNYULO.

El único nombre que podríamos identificar con el de alguna divinidad etrusca conocida está al comienzo de la línea17, UNI, que es el nombre de una diosa equivalente a la Juno romana, esposa del dios principal del panteón etrusco (Tinia). Pero aquí el sintagma completo parece ser OUR-UNI-EIN, con lo cual es preciso suponer que el tercer lexema (EIN) podría ser una preposición pospuesta (de dativo o receptivo), puesto que la forma UNI -según la conocemos por otras inscripciones- parece ser indeclinable, y el primer lexema (OUR) podría ser un adjetivo epíteto, quizá relacionable con el término ouram (lat. urus, "toro") que ya vimos en el texto A, y al que muy conjeturalmente podemos suponerle un significado como "bovina" o algo similar (éste es también el epíteto homérico que se le da a la diosa griega Hera, esposa de Zeus, asimilable a la Juno romana y a la Uni etrusca, cuyo animal emblemático es la vaca). Precisamente en las líneas 18-19 encontramos un lexema UNAC(U)LA que podemos relacionar con los términos latinos iuvenca y iuvencula, "ternera", y que podría ser el complemento directo que buscamos (la ofrenda a esa diosa Uni), aunque por su terminación, para ser un complemento directo en acusativo, sólo podría ser un plural o un dual (p.e. "dos terneras"), a menos que se trate de un nominativo singular y que sea el sujeto de la frase, opción por la que finalmente nos hemos decantado.

Tenemos también un lexema LIERI, que por su terminación cabe relacionarlo con los infinitivos-nombres de acción del tipo MUM(U)LERI que vimos en la línea 4 del texto A. Aquí podemos relacionarlo conjeturalmente con el verbo latino luere ("expiar", "purificar") y con la forma LOUTAM que ya hemos visto en la línea 23 del texto A. Su significado hipotético podría ser algo así como "para expiar", "como expiación".

En el lexema OIL-OUNYULO, OIL podría ser la conocida interjección de vocativo OI, reforzada por una supuesta L eufónica por ir seguida de un nombre que comienza por vocal O: en el texto A vimos otra solución, consistente en posponer la interjección: OUNYUL(O)-OE.

Nos sigue faltando el verbo (supuestamente un imperativo), pero también podría tratarse de una frase de tipo nominal, con verbo implícito, del tipo "que sea", "que tenga":

”Para la bovina Uni, como expiación, oh Oúnyulo [encárgate de que tenga] una ternera..."

Los tres últimos sintagmas, LI-YZA ZEY-A-LI -IYUYE, resultan bastante problemáticos, y por ello muy conjeturales en nuestra interpretación. Como en definitiva se trataba de completar conjeturalmente la interpretación de un texto por lo demás bastante coherente, hemos optado por utilizar en esas conjeturas indemostrables al menos algunos elementos que ya tenemos identificados por el texto A, como son determinados pronombres. Por ejemplo, un supuesto pronombre YZA que podría equivaler al pronombre EZA de la línea 20 del texto A, y otro supuesto pronombre anafórico-reflexivo ZEY equivalente al ZEI de la línea 21 del texto A. La partícula LI podríamos leerla como [kui], pues no se emplea el habitual signo silábico para [li] sino la secuencia grafica L+ I, y lo mismo en la última palabra (también con anomalía gráfica LI+ I), que habría que leer QUIYUYE. La segmentación y transcripción correcta sería por tanto QUI YZA ZEYA QUIYUYE. Con lo cual tendríamos una serie de pronombres con valor de relativo-demostrativo y reflexivo (QUI YZA ZEYA) y una forma verbal secundaria relacionable con el verbo latino queo ("ser capaz de", "hallarse en condiciones de"), y podríamos aventurar una traducción hipotética y muy provisional que por lo menos armoniza bastante bien con lo que conocemos del contexto de esta frase: "una ternera que se valga por sí misma" (es decir, una ternera añal, ya destetada). La traducción de esta frase 5 quedaría (provisionalmente) así:

"Para la bovina Uni, (que tenga) , oh Oúnyulo, como expiación, una ternera que se valga por sí misma"


....

Con esto tenemos ya la interpretación completa de este texto B, que aunque muy conjetural en los detalles, es perfectamente congruente con el texto A, y está fuera de duda que alude a personas concretas allí mencionadas y que se trata de una serie de encargos adicionales de tipo religioso.

La traducción completa de este texto B quedaría así (en cursiva y en tinta más clara las partes más conjeturales y en negrita las partes más seguras):

QUE SE AVISE A LA HIJA DE MATENA, LA QUE ESTÁ EN CLUSIUM.

OH, APOLO, GUARDA A GNEWA; (OH, EIRENE,) AMPARA A MIS HIJAS.

CONVIDA (TÚ) , QUIEA, QUE ESTÁS EN CLUSIUM, A LA ARDOROSA TURÁN, CUANDO CREZCAN ESAS CRÍAS DE OVEJA ENGENDRADAS.

PARA LA BOVINA UNI, COMO EXPIACIÓN, (QUE TENGA) , OH OÚNYULO, UNA TERNERA



.... Broche etrusco de oro

ELEMENTOS PARA UNA BASE DE DATOS OPERATIVA SOBRE LAS INSCRIPCIONES ETRUSCAS


En el estudio de esta inscripción de la Estela de Perugia no hemos seguido un método progresivo y sistemático que pueda aplicarse sin más a cualquier otra inscripción etrusca. En realidad, lo único que puede aplicarse a otros textos etruscos son tan sólo los elementos más seguros (paleográficos, fonéticos, morfosintácticos y léxicos) descubiertos en el análisis del texto de esta estela, siempre bajo la hipótesis general de una lengua indoeuropea e itálica.

Pero el caso es que, entre estos elementos más o menos seguros, los elementos puramente paleográficos no son trasponibles de modo absoluto (ni siquiera al 50%), porque partimos de la base de que cada inscripción etrusca tiene su propio sistema alfabético, a veces común a otras inscripciones y a veces con variantes y soluciones propias. El alfabeto de la estela de Perugia, como hemos visto, tiene más de media docena de signos alfabéticos que constituyen soluciones gráficas propias, más otros signos con valores más o menos comunes y generales a los de otras inscripciones etruscas. Pero ni siquiera esos signos "comunes" pueden darse por seguros para otras inscripciones sin considerar primero (prácticamente de inscripción a inscripción) su tipología, su frecuencia, su combinatoria y otros detalles. En cuanto a los signos "innovados" que hemos visto (p.e. el signo O con valor de [o], o el signo M con valor de [s] ), está claro que en otras inscripciones etruscas posteriores e incluso presumiblemente coetáneas esos mismos signos pueden tener -y tienen de hecho en muchos casos- valores fónicos distintos. Resumiendo el problema paleográfico en pocas palabras: aquí no hemos descubierto ni mucho menos el "verdadero alfabeto etrusco", sino únicamente el sistema alfabético propio (innovador y muy helenizado) de la inscripción de la Estela de Perugia. Cualquier otra inscripción, por tanto, ha de ser analizada paleográficamente en sí misma y desde sí misma, antes de ponerla en relación con otras de su mismo contexto local y cronológico y antes de contrastarla con los datos paleográficos obtenidos de la inscripción perugina.

Más productivos son los datos fonológicos generales descubiertos en nuestra inscripción, que invalidan definitivamente algunas propuestas fonológicas anteriores que pretendían generalizarse a todas las inscripciones etruscas. Pero son sobre todo las "correspondencias fonéticas" de la lengua de esta Estela con el latín (que constituyen en realidad la mejor evidencia filológica y científica de la verosimilitud de nuestra interpretación) lo que más y mejor puede contribuir a la identificación de nuevas palabras en otras inscripciones etruscas. He aquí el resumen más aprovechable de las mismas:

Otro aspecto importante y muy productivo son los elementos morfológicos desinenciales descubiertos en este texto, que dejan ya fuera de toda duda que estamos básicamente ante una lengua de tipo flexivo indoeuropeo (no aglutinante). En la flexión nominal éstos son los elementos más seguros de la declinación etrusca:

Existen, no obstante esta declinación general, algunos nombres indeclinables terminados en -(e) n, y posibles desinencias de nominativo singular masculino en -a y -as conocidas por otras inscripciones. Hay nombres femeninos con nominativo-vocativo en -i y en -o (quizá indeclinables). Y conocemos al menos una desinencia de número dual femenino en -e.

Conocemos también algunas desinencias verbales:

-1ª persona sing. (presente-pasado perfectivo):
-2ª persona sing. [fíbula de Castelluccio]:
-3ª pers. pl. pasado pasivo (?):
-2ª pers. sing. imperativo presente:
-3ª pers. sing. imperativo presente:
-¿1ª pers. pl. imperativo presente?:

-(e)im
-es (laves)
-u (gegnu)
-(e)
-ne
-(t) ume


así como un sufijo de participio adjetival femenino declinable: -amuna y un sufijo de infinitivo o nombre de acción: -eri

Hay varios sufijos diminutivos típicamente indoeuropeos:
-ul, -ina, -ena

y una conjunción copulativa enclítica -ke (latín -que)

El sistema pronominal etrusco nos es parcialmente conocido en varios pronombres:

-pronombre personal 1ª pers. singular: eu (nomin.); emi (mi, em) genit.
-pronombre demostrativo: ika (lat. hic)
-pronombre anafórico: eza
-pronombre anafórico-reflexivo: zei
-pronombre demostrativo-relativo: thaz(a)
y una partícula relacionadora indeclinable, con valor de pron. relativo: naker


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Por último, tenemos un pequeño "glosario" constituido por más de una treintena de lexemas bastante seguros que pueden ayudar a identificar palabras o lexemas similares en otras inscripciones etruscas. Son los siguientes:

AGNA ¿- ATHUI? f.: OVEJA (lat. agnus)
F.: acusat. dual, agne; genit. pl., agnathem

AGNENA ¿- ATHUI? f.: CORDERA, CORDERILLA
F.: genit. pl., agnenathem

ALM- raíz verbal (lat. alere): ALIMENTAR

ASNINA ¿- ATHUI? f. dimin.: BORRIQUILLA, BORRICA, BURRA
(lat. asina, asinula)
F.: nominat. sing., asnina

CULLI(OS): PELLEJO, PIEL, CUERO (lat. cullius)
F.: locat. sing., culliu

CUNA n. (lat. cunea): CUÑA, PUNTA [rebaño de animales]
F.: acusat. colectivo, cuna

EK prepos.: EN, SOBRE (lat. ex)

EN-ESZI infin. (lat. in-esse): ESTAR EN, ENCONTRARSE EN

ES prepos.: DE, CON (gr. es)

EU pron. personal 1ª pers. sing.: YO (lat. ego; forma etrusca originaria *egu)
F. nominat. sing., eu; genit. sing., emi (enclít. mi)

FELOINA -ATHUI f.: HIJA (lat. filia); CRÍA [de animal]
F.: nominat. sing., feloina; nominat. pl., feloina (?); acusat./dat. sing., feloinam; genit. sing., feloinathui; dat. pl., feloinathin; forma adjetival participial, fem. pl., genona agna feloinaamuna (="ovejas engendradas ya criadas")

GEGN- v. transit.: ENGENDRAR

GENEL- v. transit.: ENGENDRAR, PARIR, CONCEBIR (lat. gener-are)
F.: 1ª pers. sing. pretér., genelim (=lat. generavi)

GNAS (OS) m.: HIJO, VÁSTAGO (lat. gnatus, "nacido")
F.: ablat. de origen: gnasu

GNEWA nombre personal masculino (lat. Gnaeus)
F.: genit. sing., gnewayr; acusat. sing., gnywam

IKA nom. sing. f. y acusat. pl. n., pronombre demostr. (lat. hic haec hoc): ESTE, ESTA, ESTO, ESE, ESA, ESO
F.: acus. pl. n., ika (con partitivo); acus. sing. f., ikam

-KE conj. copul. enclít.: Y (lat. -que)

M(E)T- v. transit.: DEJAR, LEGAR (lat. mitt-ere)
F.: 1ª pers. sing. presente-perfectivo, meteim (lat. mitto)

MUM(E)L- raíz verbal (lat. memor-): recordar, acordarse de
F.: 2ª pers. sing. imperat. presente, mumle

NAKER partíc. de relativo: QUE, LA QUE, LAS QUE, ES DECIR, ESTO ES

OE interj. (a veces pospuesta al vocativo): ¡EH!, ¡OYE! (lat. ohe; umbro oe)

OI variante gráfica de OE

OIL(A) f. (onomatopéyico): OCA
F.: genit. pl., oil(e)m

RUTELIA adj. f.: RUBIA, PELIRROJA (lat. rutila)
F.: dat. sing., ruteliam

ZEGNUL : MARCA, SIGNO, SEÑAL (lat. signum, signulum)
F.: abreviatura, ZNL

ZEN (OS) : SENO, REGAZO (lat. sinus; umbro z(e)nu, ablativo)
F.: locat. sing., zenu

TES(ES) [¿préstamo griego, thésis?]: LEGADO, MANDA, DONACIÓN (en sentido jurídico)
F.: acusat. sing., tes(e)m

YIEK(A) f.: YEGUA (lat. equa)
F.: acusat. sing., yiek(a)m

YIKN (OS) m.: CABALLO (lat. equus, equinus)
F.: acusat. sing., yiknom

YULAR : CUELLO, PESCUEZO (lat. iugulum)
F.: locat. sing., yularu


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CONSIDERACIONES FINALES


Este estudio sobre la inscripción etrusca de la Estela de Perugia nos ha mostrado al menos un par de cosas importantes. En primer lugar la viabilidad (en textos relativamente extensos) del método comparativo indirecto, cuya operatividad y validez han de basarse necesariamente en correspondencias fonéticas ("leyes fonéticas") que permitan una comparación científica con la lengua comparada conocida (en este caso el latín). Hemos establecido, en efecto, no sólo suficientes correspondencias de esa clase en diversas palabras y fenómenos fonéticos de este texto, sino también un grado de coherencia lógica en la interrelación de los diversos planos y niveles textuales (paleográfico, fonético, morfosintáctico y semántico) que nos ha permitido una interpretación del texto que en un 80% o 90% de su contenido puede considerarse como prácticamente segura.

Pero, por otro lado, se ha puesto de manifiesto también algo que ya indicamos desde el principio, a saber: que se trata de un método "de tanteo", necesariamente conjetural muchas veces, que parte más bien de hipótesis intuitivas iniciales, no de datos que puedan ser inducidos lógicamente de principio a fin con la aplicación de una metodología analítica determinada. En otras palabras, nuestro "método" ha servido únicamente para esta inscripción (y para ninguna más), de manera que no puede aplicarse tal cual a otras inscripciones extensas (p.e. las hipótesis paleográficas, que en su caso precisarán de sus propios "tanteos" e hipótesis propias para avanzar en su desciframiento).

Con todo, hemos obtenido bastantes datos seguros (o casi): datos fonéticos, morfológicos, sintácticos y semánticos (datos gramaticales y léxicos en definitiva), que pueden constituir una base metodológica mínima para el abordamiento y estudio de otras inscripciones etruscas que podrán confirmarlos y completarlos en el futuro.

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Pablo J. Rodríguez, en Madrid, a 17 de febrero de 2017


 
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