Resumen del Evangelio de los esenios

EL GRAN SALMO DE LOS SALMOS


(textos reelaborados a partir de la traducción de Florentino García Martínez en "Textos de Qumrán", edit. Trotta, Madrid, 1992)


     bienaventuranzas

Bienaventurado aquel que dice la verdad con un corazón puro y no calumnia con su lengua.

Bienaventurados quienes se apegan a sus leyes y no van por caminos perversos.

Bienaventurado el hombre que alcanza Sabiduría, se aplica en su corazón a sus caminos y no la abandona en la aflicción de sus males, ni la olvida en los días de espanto, poniéndola ante sus ojos para no marchar por caminos de maldad.

Bienaventurados los hombres de la Verdad, los elegidos de la Justicia, los investigadores de la Inteligencia, los buscadores de la Sabiduría, los que aman las misericordias, los pobres de espíritu, los depurados por la miseria y los purificados por la prueba, los misericordiosos y los que tienen ternura para con los pobres.

El Señor obrará acciones gloriosas como nunca se han visto, pues curará a los malheridos, y a los muertos los hará vivir, anunciará buenas nuevas a los humildes, colmará a los indigentes, conducirá a los expulsados, y a los hambrientos los saciará. Comerán los hambrientos y serán saciados, y los pobres heredarán la tierra y disfrutarán de paz abundante, pues hay futuro para el hombre de paz. En los pobres de espíritu está la autoridad sobre el corazón duro.


     el destino del ser humano

Los hijos de la Luz serán luminosos, y todos los hijos de las Tinieblas serán tenebrosos, porque toda locura y maldad son tenebrosas, y toda paz y verdad son luminosas. Por eso todos los hijos de la luz irán a la Luz, a la alegría profunda eternamente, al regocijo; y todos los hijos de las tinieblas irán a las sombras, a la muerte y a la perdición.

Yo resplandezco con luz multiplicada en la Luz de Dios, pues Él es mi luminaria eterna. Me ha hecho conocer sus misterios maravillosos, sus ternuras con los hombres errados, la abundancia de su misericordia con los perversos de corazón. No hay nadie fuera de Tí, mi Dios.


     la Ley y la Justicia

En los miembros de mi carne y en mi cuerpo están las guerras, pero las leyes de Dios están en mi corazón. Escondiste en mí, Dios mío, tu Ley, hasta el tiempo de revelar por mí la salvación que de tí proviene.

Entended que Dios, que vive eternamente, ha hecho todas las cosas, y todas cumplen su Palabra. Pero vosotros cambiáis sus obras y no cumplís su Palabra, sino que transgredís contra Él, sin conocer el misterio del futuro ni comprender las cosas antiguas.

Han negado la bebida del conocimiento a los sedientos; en su sed les han dado a beber vinagre. Te buscan, Dios mío, con corazón doble, y no están establecidos en tu Verdad. Buscaron fáciles interpretaciones, y ven pero no conocen, observan pero no creen.

Mas yo sé que no pertenece al hombre el juzgar, ni el camino perfecto es del hijo de hombre. Al Dios Altísimo pertenecen todas las obras de Justicia, y el camino del hombre no es estable si no es por el espíritu que para él ha creado Dios, a fin de perfeccionar el camino de los seres humanos. Pues Tú, mi Dios, eres la Verdad, y la Justicia son todas tus obras.

Hay que poner en práctica toda la Ley, y todo aquel que te conoce no alterará tus Palabras, pues Tú eres justo, Tú amas la verdad en la espontaneidad del corazón, y sólo por tu bondad el hombre es justificado.

La exacta interpretación dice que hay que amar cada uno a su hermano como a sí mismo, reforzar la mano del pobre, del indigente y del extranjero, y buscar cada uno la paz de su hermano. Yo sé el trabajo que cuesta hacer el bien.

Los justos abren sus oídos y escuchan las cosas profundas y comprenden. Escuchadme todos vosotros, los que conocéis la Justicia:

¡Abrid en el desierto un camino para Dios! ¡Buscáos un camino hacia la Vida! ¡Justos, acabad con la injusticia! ¡Y todos vosotros, de camino perfecto, reforzad la mano del pobre!

Cohibid la ira y reprimid el coraje, y no os irritéis: eso sólo conduce al mal. ¿Acaso no está escrito que "sólo Él puede vengarse de sus adversarios y sólo Él puede guardar rencor a sus enemigos"? No hay que devolver a nadie una mala recompensa, sino perseguir con bien al varón, pues es sólo de Dios el juicio de todo ser viviente y es Él quien paga al hombre su soldada. Los insolentes se perderán en sus propios errores.

No sólo hay que abstenerse de la riqueza inicua y de robar a los pobres del pueblo, de despojar a las viudas y huérfanos, sino ayudar a éstos y reforzar la mano del necesitado y del pobre, y ayudar al anciano que desfallece y al hombre emigrante y a la doncella desprotegida.


     la Sabiduría

Me dije a mí mismo: Las montañas no testimonian a favor de Dios, ni las colinas lo proclaman, ni los árboles muestran sus palabras, ni los corderos sus obras. ¿Quién, pues, irá a proclamar, y quién dirá, y quién contará las obras de Dios? Pues ni una larva puede darte gracias, ni un gusano contar tu bondad. El ser vivo, el verdadero ser vivo únicamente, es quien puede alabarte. Y es que la Sabiduría ha sido dada para proclamar la gloria de Dios.

Siendo aún joven, yo la busqué. Vino a mí en toda su belleza. Como la flor que cae al madurar las uvas alegrando el corazón, así mi pie marchó directamente; pues desde mi juventud la he conocido. Incliné un poco mi oído y encontré gran seducción. Ella fue para mí una nodriza; a mi maestra entregué mi honor. Mi mano abrió sus puertas y yo examiné su desnudez.

Mis ojos han contemplado lo que es por siempre, un saber que ha sido ocultado al ser humano, un conocimiento oculto a los hijos de hombre, manantial de justicia, cisterna de poder y fuente de gloria. La inteligencia está en el conocimiento de Dios, y Dios la hace brillar en mi corazón. Dios ha hecho el espíritu en la lengua del hombre y conoce sus palabras; Dios ha hecho las manos del hombre y conoce sus obras, las buenas y las malas. Según su voluntad sucede todo y sin Él nada se hace.

Pero yo, tu ungido, he comprendido. Tú me salvarás y me arrancarás de los dientes de la muerte. Tus pensamientos, ¿quién puede comprenderlos? Es insondable tu Sabiduría; mas yo comprenderé, y enseñaré a quien no comprende.

Tú abriste mis oídos a misterios maravillosos, aunque soy criatura de arcilla, moldeada con agua, fuente de impureza, horno de iniquidad, cimiento de vergüenza, espíritu de error. ¿Qué podré decir, que no sea sabido? ¿Qué podré anunciar, que no haya sido contado? A tí, Dios del conocimiento, pertenecen todas las obras de la Justicia y el fundamento de la Verdad; a los hijos del hombre pertenecen el servicio de la iniquidad y las obras del engaño. ¿Qué es el hombre vacío, dueño de vanidad, para comprender tus grandes obras maravillosas?: no es más que tierra, de arcilla está formado, es saliva escupida, al polvo lleva su deseo y al polvo ha de volver. Pero Tú le instruyes en maravillas como éstas y le haces conocer los fundamentos de tu Verdad.

¿Qué responderá la arcilla modelada a mano? ¿y qué consejo podrá comprender? Polvo y ceniza soy, ¿qué puedo proyectar, si Tú no lo deseas? ¿qué puedo maquinar sin tu consentimiento? ¿cómo puedo ser fuerte, si Tú no me estableces? ¿cómo puedo ser instruido, si Tú no me modelas? ¿qué puedo yo decir, si Tú no abres mi boca? ¿acaso con el cuenco de la mano del hombre se pueden medir las aguas abundantes? ¿o calcular a palmos la extensión de los cielos? ¿quién pesará con la báscula los montes, o las colinas con la balanza? ¿cómo podrá, pues, medir el hombre el Espíritu de Dios? ¿quién podrá comprender sus pensamientos?

Pero Tú has formado mi espíritu, me has establecido según tu voluntad. Tú has abierto en mi interior el conocimiento para entender tus maravillas, para conocer la fuerza de tu poder, para asomarme al abismo de tus misterios. Pues mi padre no me ha conocido, y mi madre me ha abandonado a Tí. Porque Tú eres Padre para todos los hijos de tu Verdad.


     la verdadera riqueza

No has puesto mi soporte en la rapiña, ni en la riqueza has anclado mi corazón, ni me has dado como refugio lo formado de carne. La fuerza de los ricos la hacen residir en la abundancia de placeres; su poder, en la abundancia de trigo, vino, aceite; se enorgullecen de sus propiedades y posesiones, crecen como árboles verdeantes junto a las corrientes de agua, produciendo ramas y multiplicando sus hojas. Pero a los hijos de tu verdad les has dado la inteligencia para que te conozcan por siempre. Y así, al hijo de hombre le has multiplicado su heredad en el conocimiento de la Verdad.

Mi alma detesta la riqueza y la rapiña y no se complace en la exaltación de los placeres. Mi corazón se regocija en tu Alianza, y tu Verdad deleita mi alma. Florezco como un lirio, mi corazón se abre a un manantial eterno, mi soporte está en un refugio en lo alto.


     el conocimiento del mal

Mis ojos están ciegos por haber visto el mal, mis oídos están sordos por oír el derramamiento de sangre, mi corazón está horrorizado por los proyectos malvados, una vez que he conocido los instintos del hombre, el retorno de la humanidad al polvo, su inclinación al pecado y la aflicción de la culpa. Estas cosas han entrado en mi corazón, han penetrado en mis huesos para sumirme en la meditación de la aflicción.


     sobre roca

Refuerza mi alma y no la desmorones. A tu sombra he buscado cobijo. Me pusiste como torre potente, como muro elevado, estableciste mi edificio sobre roca, y cimientos eternos como mi fundamento, todas mis paredes como muro probado que no temblará. No hay justicia para ser salvado del pecado, excepto por perdón. Y yo espero en tu ternura y busco refugio en tu fuerza y en tu justicia.

Yo soy como marinero en un barco en el furor del mar; sus olas y torrentes atruenan sobre mí en medio de un viento vertiginoso, sin una pausa para tomar aliento, sin senderos que dirijan el camino sobre la superficie de las aguas. El abismo atruena a mi gemido, mi alma se aproxima a las puertas de la muerte. Pues pusiste mi residencia con muchos pescadores, los que extienden la red sobre la faz del mar, los que van a la caza de los hijos de la iniquidad.

Yo soy como quien entra en una ciudad fortificada y busca refugio en la muralla para su salvación. Dios mío, me apoyo en tu Verdad, pues Tú pones el cimiento sobre roca, y las vigas en la medida justa y la plomada recta, como construcción sólida que no temblará: sus puertas son puertas blindadas y sólidos son sus cerrojos, y allí no entra la maldad. Tú eres mi refugio, mi defensa, la roca de mi fuerza, la fortaleza que me sostiene ante el viento huracanado.


     la esperanza

Te doy gracias, Dios mío, porque has salvado mi vida de la fosa. Tú me has alzado a una altura eterna, para que marche en una llanura sin fronteras. Y sé que hay esperanza para quien Tú has modelado de arcilla para ser comunidad eterna. Al espíritu perverso lo has purificado del gran pecado. Y yo, criatura de arcilla, ¿qué soy yo? Amasado con agua, ¿cuál es mi fuerza? Porque me encuentro en la frontera de la impiedad.

Yo estaba angustiado, como una parturienta primeriza cuando le llegan los dolores del parto y un dolor atormenta su útero para hacer comenzar el nacimiento en el horno de la preñada (ya que los hijos llegan de los bordes de la muerte, y la que está encinta del hombre está angustiada en sus dolores, porque de los bordes de la muerte da a luz a un varón).

Te doy gracias, Dios mío, porque me has puesto en la fuente de los arroyos en una tierra seca, en el manantial de las aguas en una tierra árida, en los canales que riegan un delicioso jardín en medio del desierto, para que crezca un plantío de cipreses, de olmos y de cedros, para tu gloria.

Por tus perdones abrirás mi esperanza, en mi aflicción me consolarás, pues me he apoyado en tus misericordias. Tú, Dios mío, has abierto un ancho espacio en mi corazón, aunque ellos habían aumentado la estrechez y me habían envuelto en tiniebla, y frente a la prueba has sostenido mi espíritu y has convertido la angostura de mi alma en amplitud eterna. Y yo sé que hay esperanza para quien se convierte de la impiedad y abandona sus errores para marchar en el camino de tu voluntad, sin injusticia.


     el Árbol de la Vida

La raíz de tu Verdad y de tu Gloria brotará como una flor del campo para siempre, para hacer crecer un retoño de las ramas de la plantación eterna, que cubra con su sombra todo el orbe y su copa se extienda hasta los cielos y sus raíces hasta el abismo. Todos los arroyos harán crecer sus ramas y será un árbol grande, sin límites, árbol de vida en la fuente secreta, escondida en medio de los "árboles de agua"1, árbol alineado con la plomada del sol y cuyas raíces penetran en la roca de sílex; su tronco se abre a las aguas vivas para ser fuente eterna.

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(1) metáfora que acaso se refiera a las cascadas, cataratas o saltos de agua


     el triunfo de la Justicia

La impiedad se desvanecerá delante de la Justicia como se desvanecen las tinieblas delante de la luz, como desaparece el humo, y no existirá más. Y la Justicia será revelada como un sol que reglamenta al mundo, y el conocimiento llenará el orbe y no habrá más locura jamás. Pues ¿no odian todos los pueblos la iniquidad? Y sin embargo todos marchan de su mano. ¿No sale de la boca de todas las naciones la alabanza de la verdad? Y sin embargo, ¿hay acaso un labio y una lengua que persevere en ella? ¿Qué pueblo desea ser oprimido por otro más fuerte que él? ¿Quién desea ser despojado inicuamente de su fortuna? Y sin embargo, ¿cuál es el pueblo que no oprime a su vecino? ¿dónde está el pueblo que no ha despojado a otro de su riqueza? Y en esto precisamente se ve que el triunfo de la Justicia es irreversible. Su reino será un reino eterno, y estarán todos sus caminos en la verdad y en el derecho. La tierra estará en la verdad y todos harán la paz, y los hijos de la Justicia resplandecerán en todos los confines de la tierra.


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