EL TERCER NIVEL DE LA TRADUCCION

LA RE-LECTURA MÍSTICA DE LOS TEXTOS BÍBLICOS Y EVANGÉLICOS


[sobre la peregrinación]
"No necesitas ir a ningún sitio.
Viaja hacia tí mismo:
adéntrate en tu mina de rubíes,
báñate en el resplandor de tu propia luz"

 
(Jalaladdin Rumí, poeta místico persa, 1207-1273)

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Detalle de la escritura en un Corán

Ante todo hay una idea que no podemos perder de vista al acercarnos a textos escritos que tratan de la "Divinidad" en cualquiera de sus concepciones, una idea o perspectiva que es necesaria para entender medianamente esos textos y no caer o recaer ni en el descreimiento ni en el fanatismo integrista. Y esta idea es la distinción entre Mística y Religión, entre enseñanzas místicas y doctrinas religiosas, entre místicos y sacerdotes, entre textos místicos y textos "religiosos". Los grandes reformadores religiosos fueron en cualquier caso los primeros místicos (Moisés, Zaratustra, Buda, Jesús, Mahoma...), y enseñaron ante todo sus respectivas vivencias místicas (muy similares, por cierto), pero estrictamente "no fundaron religiones".

Ha sido precisamente la incomprensión radical o parcial de esas vivencias originarias de esos "fundadores" o "profetas", la necesidad de adecuar la Ética universal de todas ellas a la moral particular de cada individuo, de cada pueblo, de cada colectividad, de cada época y de cada mentalidad, de adecuarla al utilitarismo político y al pragmatismo jurídicosocial, a los rituales antropológicoculturales de las sociedades, lo que ha transformado inevitablemente esas vivencias místicas originarias en "religiones reveladas", como única forma de hacerlas medianamente asequibles, comprensibles y actuantes en la gran mayoría de las gentes en todos los pueblos, épocas, culturas y mentalidades.

El problema de base de toda religión pretendidamente revelada, con textos sagrados supuestamente inspirados o dictados por la Divinidad, es bastante obvio: todos ellos están escritos en lenguaje humano (con todas las limitaciones que ello supone), no en el lenguaje de Dios. Por tanto, en primer término, todos ellos nos han llegado en cierto modo "traducidos" ya (con todas las limitaciones que ello supone también). Esto, que es tan elemental, se pierde completamente de vista por quienes identifican sin más ambos lenguajes y hablan (o se llenan la boca) de lo que llaman "Palabra de Dios".

Escultura monumental de Buda en Ceilán

En todos los pueblos y en todas las culturas el "lenguaje religioso" pasa siempre por diferentes fases o niveles de evolución (aunque de hecho se trata de fases más o menos sincrónicas y coetáneas en el tiempo); las principales de estas fases son:

- el lenguaje mágicorreligioso: empleo de "fórmulas mágicas" y "plegarias" con un uso del lenguaje especialmente solemne, que se pretende actuante sobre las divinidades a las que se invoca; su forma más elaborada es la "magia".

- el lenguaje poéticometafórico: en el que son especialmente importantes los aspectos estéticos de ese lenguaje, que pretende interactuar con esas divinidades mediante "poemas-plegaria", "epítetos llamativos y distintivos", "cánticos sacros", etc; su forma más elaborada es la "mitología".

- el lenguaje teológicoconceptual: propio de fases más avanzadas, donde una "casta sacerdotal" monopoliza la interpretación (conceptualizada, teologizada) de las ideas religiosas; su forma más elaborada es la "teología" (también la filosofía religiosa).

Pero, ¿qué ocurrió exactamente en el caso de las llamadas "religiones reveladas", cómo se originaron realmente? Hasta donde podemos saber, en la mayoría de los casos el revelador (o fundador o "profeta") tuvo inicialmente una vivencia profunda de la Divinidad, no tan solo una mera "experiencia" de lo divino. Y la transmitió, como mejor pudo (con su propio lenguaje), a sus discípulos más directos e inmediatos. Éstos, si realmente llegaron a vivenciar también lo divino a través de su maestro, quizá entendieron parcialmente esa vivencia y la transmitieron a otros discípulos secundarios o posteriores, que a su vez la entendieron (o la malentendieron) en diverso grado. Pero, al final, todo se queda en la literalidad de unas palabras puestas por escrito y en sí mismas vacías, si el que las recibe no las llena de sentido, no las vive, no las pone en práctica.

Los casos históricos son sobradamente conocidos: en unos casos (Moisés, Zaratustra, Buda, Jesús, Mahoma) el profeta o fundador generalmente no escribió esas vivencias propias (transmisión oral directa a sus discípulos); en otros, él mismo las puso por escrito (p.e. San Pablo), aunque generalmente los casos de místicos escritores no son los de los propios profetas fundadores originarios, sino que se trata de discípulos muy posteriores que tuvieron a su vez vivencias más o menos similares a las del fundador. Pero incluso en ellos, el lenguaje -también el lenguaje poético- es siempre necesariamente limitado y del todo insuficiente para expresar unas vivencias de por sí incomunicables e intransferibles.

La Kaaba

¿De dónde proviene realmente lo "sagrado", lo "re-velado"? ¿De "fuera" o de "dentro" de la psique humana? ¿o quizá de "fuera-dentro"? El profeta, y también el místico, en cuanto ser humano especialmente "inspirado" (desde afuera) por la Divinidad, es -por así decirlo- "la boca de Dios". Pero también un buen consejo, o una palabra sincera, o un poema que nos impresiona especialmente, podrían tener ese mismo supuesto origen. Un psicoanalista de la vieja escuela diría que todo ello (pro)viene de "lo Inconsciente", que sería también el ámbito profundo (y colectivo y transpersonal) de toda vivencia humana. Pero el cambio de términos, y no de perspectiva, tampoco nos ayuda demasiado en esta cuestión.

La palabra escrita nunca es unívoca, aunque lo pretenda. Nunca admite una sola interpretación única (sino múltiple), que dependerá en todo caso, además del contexto, del propio criterio utilizado (metáforico, metafórico-alegórico, conceptual) para entender e interpretar lo revelado: criterio de creencia o fé, criterio de conciencia, criterio de ciencia o conocimiento, etc. Lo fundamental, en todo caso, es el sentido, y éste sólo lo descubre la vivencia, no la mera creencia o la experiencia ritual (que es lo que de ordinario manejan todas las religiones "reveladas"). Y la vivencia es siempre un "estado de conciencia que se sobredimensiona a sí mismo" (el uso de sustancias psicotrópicas en las religiones primitivas, p.e., y la alteración de los estados de conciencia, es uno de los presupuestos para ese "contacto" con la divinidad en los chamanes, hechiceros, etc). En las religiones monoteístas occidentales más elaboradas, se ha buscado ese estado de supraconciencia en prácticas extremas, como el ascetismo, el ayuno, etc, mientras que en las religiones orientales se ha puesto más el acento en diversas prácticas de meditación y autocontrol psícofísico (sistemas de yoga, meditación trascendental, artes marciales, etc, todo ello con una reelaborada teoría psicológica tan avanzada o más que la teología occidental o que la psicología analítica contemporánea). Pero, tanto en Oriente como en Occidente, el ritual es sólo una forma de "experiencia (no vivencia) de lo divino", y la teología no es más que la reelaboración "lógica" de una idea preconcebida y más o menos conceptualizada de la Divinidad, y por lo tanto más o menos falseada y en todo caso muy incompleta sobre ella.

En la mística de todas estas religiones, no obstante, se descubren aspectos comunes y similares, que siempre inciden en la "des-individuación" del Yo personal, de la vanidad o inanidad del "yo" individual, en la identificación con el Sí Mismo psicológico y cósmico, más o menos equiparable a lo que esas mismas religiones -conceptualizadamente- denominan "Dios".

El Sol ATON

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Pero las cuestiones que nos interesan aquí son sobre todo las puramente lingüísticas, las cuestiones de interpretación de ese sentido originario (y malentendido) de esos textos "revelados", que a nuestro modo de ver sólo pueden entenderse en clave mística. Partimos de la base de que el texto "revelado", en la forma actual en que ha llegado hasta nosotros, es el resultado de una "cadena de transmisión" que si bien puede conservar más o menos literalmente las palabras originarias, sin embargo no está nada claro que conserve también el sentido originario en que aquellas palabras fueron dichas por primera vez para transmitir la vivencia personal concreta del que las dijo.

Estaríamos, pues, en todos los casos, ante "traducciones de traducciones", ante varios "niveles de traducción" por así decirlo, que serían más o menos los siguientes:

1- lo que dijo oralmente el profeta, visionario o místico (contando la vivencia que experimentó)

2- lo que entendieron sus discípulos inmediatos, y por tanto la vivencia parcial de los primeros que transcribieron e interpretaron la vivencia original (transcripciones de sentido)

3- las sucesivas transcripciones de discípulos de los discípulos, ya en forma de vivencia muy fragmentaria o indirecta

4- transcripciones más o menos literales, sin vivencia directa o indirecta

5- transcripciones conceptualizadas, y a menudo tergiversadas, sin vivencia alguna

Los textos revelados nos han llegado casi siempre definitivamente fijados en uno de estos niveles (generalmente el nivel 4 o 5). Los escritos místicos autobiográficos estarían en un nivel 2 (poesía) o 3 (prosa), pero de hecho -dados los cambios semánticos que se producen en todas las lenguas con el paso del tiempo- se han vuelto bastante más inasequibles que al principio (serían ya de "nivel 4" en su recepción), a no ser que el lector los "reviva" y les ponga algo de vivencia por su parte.

La Biblia hebrea nos ha llegado en niveles 4 (poesía, enseñanzas éticas) y 5. El Evangelio cristiano también: en nivel 4 (dichos y discursos) y 5 (mitificaciones). El "Corán" islámico, en nivel 4 (lo humanista y positivo) y 5 (lo tergiversado, malentendido y negativo, que es muchísimo).

La cuestión es si todos estos textos pueden transcribirse y elevarse por lo menos a un "nivel 3", es decir, si es posible restituir su originario sentido y su contexto ético. La crítica textual sólo es capaz de pasar del nivel 5 al 4 en ocasiones, reconstruyendo niveles de composición y redacción, identificando adiciones e interpolaciones, y reconstruir así versiones literales más originarias, pero no sentidos más originarios.

Cúpula-mandala en la mezquita de Jerusalen

Vamos a ensayar a continuación algunos ejemplos, retraduciendo conceptos para aproximarnos a sus más probables sentidos místicos originarios.

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EJEMPLOS reconstruidos en nivel 3
re-traducción de "nivel 3/5"

(GÉN. 1,1 )

En el principio (de todo) la (SUPRA-)CONCIENCIA diferenció (los "Cielos" como) "Cielos" y (la "Tierra" como) "Tierra".

La "Tierra", en efecto, (antes de esa diferenciación mental originaria,) estaba en (un estado de) in-diferenciación e in-consistencia, y la (más densa y completa) oscuridad envolvía los límites (interiores) de un espacio cósmico ilimitado, aunque ya la propia energía (o potencia operativa) de la (SUPRA-)CONCIENCIA sobrevolaba por fuera de los límites (exteriores) de esa densa masa fluida (que llenaba esos espacios cósmicos del Universo).

Y la (SUPRA-)CONCIENCIA (simplemente) dijo (y pensó): "(¡Luz!) ¡Que haya luz !". Y hubo luz. Y vió la (SUPRA-)CONCIENCIA que esa luz era buena (,idónea y apropiada), y la dejó diferenciada de esa oscuridad. Y a esa claridad la (SUPRA-)CONCIENCIA la llamó "día", y a esa oscuridad la llamó "noche". Y (desde ese momento) hubo un "anochecer" y hubo un "amanecer": los del DÍA PRIMERO.

(...)

ELOHIM = la Unicidad (mental) de todo y de "el Todo", la (Supra-)Conciencia
YHWH = el Ser (lo que verdaderamente es)
(De la unicidad del Ser a la dualidad percepcional de la mente humana: la re-creación o percepción humana de un Mundo dual)

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(JN.1,1-4, 9, 5,14)
re-traducción de "nivel 3/5", prólogo del Evangelio de Juan, que evoca los siete días de la Creación del relato de Gn 1,1 ss. El sentido del texto originario podría ser algo así:

En un principio estaba ya la Palabra, y esta Palabra era la de la propia Divinidad, y la Palabra misma era divina. Ésta era en un principio la de la propia Divinidad (hacia sí misma).

Todo se originó por medio suyo y ni una sola cosa se originó separadamente de ella.

Lo que ha sido originado en (relación con) ella era la vida, y esta vida era la luz de los seres humanos [...],era la verdadera luz que ilumina a todo ser humano que viene a este mundo [...],y esta luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no consiguió apoderarse de ella.

Y es que la Palabra se hizo (de) carne (y hueso), y acampó (temporalmente) en(tre) nosotros (...)

lenguaje metafórico:
LÓGOS = el Sentido, el Pensamiento completo, la comprensión y expresión integral de todo, el Plan o Programa del Todo, la Palabra o Pensamiento que lo abarca todo
LUZ = conciencia
TINIEBLAS = inconsciencia
VIDA (Zoé) = vida de el Ser, Vida Eterna

ideas básicas:
(el Lógos divino en la conciencia humana) (la "vida eterna" como supra-conciencia o luz de todo, sin tiniebla ni oscuridad alguna) (el ser humano como posibilidad de conciencia integral y completa de esa Luz, de ese Lógos divino, de "el Lógos de la Vida")

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(JN. 1,18) nivel 3

"A Dios nadie le ha visto jamás. Un hijo único suyo (el Hijo del Hombre, el Ser Humano), por haber estado (conscientemente) en el seno de su Padre, es el que nos ha dado a conocer (algo sobre él)"

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(MT. 3, 2; 4, 17; MC. 1, 15; LC. 17, 21)

"Arrepentíos, porque el Reino de los Cielos está cerca" nivel 5
"Rectificad, porque el Reino de la Divinidad está al llegar" nivel 4
"Conciencializáos de que el Reino de la D. está inmediato (a vosotros)" nivel 3

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otros ejemplos (en El Corán islámico):

(nivel 4):

1) "No hay más dios que Dios, y Muhammad es el mensajero de Dios"

2) "En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso"

(nivel 3):

1) "No hay ningún otro dios más que la propia Divinidad, y el ser humano completamente humanizado la re-presenta"

2) "Lo que el verdadero nombre de la Divinidad significa es humanidad y es compasión"

Se trata de dos frases que se repiten con frecuencia en el Corán y que son claves para su correcta interpretación ética. Hay un juego de palabras entre LÁH (=dios) y AL-LÁH (=el Dios, la Divinidad). MUHAMMAD es un antiguo nombre personal pre-islámico que significaba algo así como "el glorificado" (en el Budismo sería "el iluminado", "el conciencializado")

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Página de un manuscrito gnóstico

Además de la interpretación mística, hay en los textos bíblicos, evangélicos y coránicos una idea ética subyacente, válida para todos (creyentes o no). La idea de la "Providencia" o "plan divino", la idea de que "todo lo que nos ocurre (incluso lo aparentemente malo) ocurre siempre para que más tarde nos ocurra lo bueno, e incluso lo mejor", siempre y cuando nos mantengamos en el camino ético de esa "divinidad", en esa ética-base. Es una "idea bíblica" ligada a una cosmovión religiosa que fue radicalmente innovadora en la historia de la humanidad. Que la psicología analítica contemporánea racionalice esa idea considerándola como expresión del conflicto individual entre el "yo" y el "Sí Mismo" (en el que la verdadera individuación consistiría en seguir ese difícil camino del "sí mismo", no del "yo"), podría ser una explicación más o menos racionalizada, pero no es por sí sola toda la explicación.

Toda la Biblia antigua habla sobre esa idea (Providencia Divina), que no es estrictamente una idea de "predestinación", sino más bien de confianza profunda en esa Divinidad que no se ve pero que está "dentro y fuera de nosotros mismos" (Lc 17, 21). Lo demás es ritual, prescripción, temor, necesarios con todo para quienes de momento no son capaces de acceder a esas ideas-base, de vivirlas como hay que vivirlas para comprenderlas, en definitiva: de dar a esos textos nuestro propio sentido y hacer de ellos una guía de nuestro propio perfeccionamiento individual.

  

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La letra-nun en un Corán
Corán
Placa con representacion de la Kaaba
Visión de la Trinidad según la monja alemana Hildegard von Bingen, siglo XII
Mezquita, el Islam interior