El Evangelio solo para judios

RESUMEN CONTEXTUAL INTEREVANGÉLICO DE LOS DICHOS ORIGINARIOS MÁS PROBABLES DE JESÚS DE NAZARET


(versión a partir de los originales griegos de los tres Evangelios sinópticos de la edición griega y latina de crítica textual " Novum Testamentum, graece et latine", de August Merk, s.i, 1942, cotejada con las versiones castellanas de Nácar-Colunga, edit. BAC; de la versión española de la "Biblia de Jerusalén", edit. Folio; de la "Traduccción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras" de los Testigos de Yehová; de la traducción del equipo hispanoamericano de la Casa de la Biblia; de la traducción latinoamericana de R. Ricciardi, Ediciones Paulinas-Verbo Divino, y de la traducción de J.M. Petisco, s.i., publicada por F. Torres Amat)


 

PREDICACIÓN DE JUAN EL BAUTISTA Y COMIENZOS DE LAS ACTIVIDADES Y PREDICACIONES DE JESÚS (Lc 3.1-2; Mt 3.1-2; Mc 1.4; Mt 3.4-15; Lc 3.7-16; Mt 4.1-2,11-12; Lc 3.18-20; Mt 4.13; Mc 1.13; Mt 4.17-22; Lc 5.10; Mc 1.20; Lc 3.23; Mt 4.23-25)

En el año décimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, Herodes (Antipas) tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás1, se presentó Juan el Bañista predicando en el desierto de Judea el baño de penitencia para la remisión de las culpas, diciendo: "Arrepentíos, porque se acerca el Reino de los Cielos". Juan llevaba un vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero a la cintura y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Salían por entonces las gentes hacia él desde Jerusalén y de toda Judea y de toda la región del Jordán, y eran bañados por él en el río Jordán y confesaban (colectivamente) sus culpas. 2

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(1) Sólo el año del emperador Tiberio puede servirnos para fijar una fecha más o menos exacta (que sería el año 28 o 29 de nuestra Era); los demás datos históricocronológicos son sólo contextuales y aproximativos.

(2) Juan practicaba -como novedad- un rito de "bautismo" o "baño de purificación por inmersión en aguas vivas" que en realidad no era nada ajeno a las prácticas del judaísmo tradicional, muy dado a todo tipo de abluciones y purificaciones con agua, aunque fue Juan el que popularizó esta nueva modalidad expiatoria de culpas y pecados con vistas a una "reconversión ética" de las conductas. Según el historiador judío Flavio Josefo (Antigüedades Judaicas, 18.5.2), única fuente extraevangélica sobre Juan el Bautista, este Bautismo o baño ritual de Juan representaba "una purificación del cuerpo, precedida de un cambio de conducta y de una práctica de la justicia mutua y de la religiosidad sincera". Según el evangelista Lucas (Lc 1.5-24, 57-80) Juan era hijo putativo del sacerdote Zacarías, y seguramente desde su nacimiento había sido consagrado a Dios como "nazareo", por lo que no se le habría cortado el cabello y no podría beber bebidas alcohólicas ni contaminarse por contacto con personas muertas, aunque fueran de su familia. Al parecer fue criado y educado en el "monasterio" esenio de Qumrán, al noroeste del Mar Muerto (Lc 1.80), pues esa zona desértica era el lugar de congregación de la secta esenia Por Flavio Josefo (Guerra Judía, II, 120) sabemos que la secta ultrarrigorista esenia criaba y educaba entre ellos a los huérfanos e hijos adulterinos de grandes personajes, y quizá ése fue también el caso de Juan y el del propio Jesús de Nazaret (Mt 1.18-25; Lc 1.26-38), pariente del Bautista y unos meses menor que él, y también educado al parecer en Qumrán, aunque a diferencia de aquél estuvo viviendo con sus padres por lo menos hasta los doce años (Lc 2.40-52). Lo que es indudable es que tanto Juan como Jesús salieron del desierto de Qumrán, de entre los esenios, que ambos se conocían ya y eran de hecho parientes (Lc 1.36) y que iniciaron sus actividades de forma coordinada y prácticamente simultánea. El hecho de que los propios fariseos y saduceos le reconozcan a Jesús el título de "Maestro", a pesar de no haberse educado con ellos, indica que le reconocían como tal por proceder de una secta rival de ellos pero muy prestigiosa y respetada.


Al ver a las muchedumbres venir a su baño ritual, les decía: "Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que está a punto de llegar? Haced frutos dignos de arrepentimiento y no os gloriéis diciéndoos: 'Tenemos a Abraham por padre'. Porque yo os digo que Dios puede hacer surgir de estas piedras hijos de Abraham. Ya está puesta el hacha en la base de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego".

Hallándose la gente en ansiosa expectación y pensando todos entre ellos sobre si Juan sería el (esperado) Mesías, Juan respondió a todos diciendo: "Yo, ciertamente, os baño en agua para la penitencia; pero tras de mí viene otro más fuerte que yo, cuyas sandalias no soy digno de desatar ; él os bautizará en espíritu santo (y en fuego). Tiene ya el bieldo en su mano, y limpiará su era y recogerá su trigo en el granero, pero quemará la paja en fuego inextinguible".

Las gentes le preguntaban: "Pues ¿Qué hemos de hacer? ". Él respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no la tiene, y el que tenga alimentos haga lo mismo". Vinieron también algunos recaudadores (de impuestos) a bautizarse y le decían: "Maestro, ¿qué hemos de hacer? ". Y les contestaba: "No exigir nada fuera de lo que está tasado". Y le preguntaban también algunos soldados (herodianos): "Y nosotros, ¿qué hemos de hacer? ". Y les respondía: "No hagáis extorsión a nadie ni denunciéis falsamente, y contentáos con vuestra soldada".

Vino Jesús desde Nazaret de Galilea al Jordán, y se presentó a Juan para ser bañado por él. Juan se oponía, diciéndole: "Soy yo quien debería ser bañado por tí, ¿y vienes tú a mí?". Pero Jesús le respondió: "Déjame hacerlo así, que conviene que cumplamos con todas las formalidades rituales". Entonces Juan se lo permitió (el propio Jesús había sido llevado por el espíritu a ese mismo desierto no hacía mucho, para ser tentado por el diablo, y había estado ayunando allí durante cuarenta días y cuarenta noches, y finalmente el diablo le dejó y llegaron ángeles que le servían a todas sus necesidades). 3

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(3) El relato del reencuentro de Juan y de Jesús está más detallado en el Evangelio de Juan (Jn 1.19-37), que seguramente es también más verídico y exacto; pero no es incompatible con los relatos estereotipados de los tres evangelios sinópticos debidamente expurgados de los pasajes espúreos. Las "tentaciones" de Jesús en el desierto no son más que un relato mitificado cuyo trasfondo parece ser la propia estancia de Jesús en el desierto de Qumrán, entre los esenios, durante todo el desconocido periodo de su adolescencia y juventud.


Muchas veces Juan, haciendo otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la buena nueva. Pero el tetrarca Herodes (Antipas), que había sido reprendido por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y por otras maldades que cometía, añadió otra más a todas las otras, encarcelando a Juan.

Jesús se retiró a Galilea, y dejando Nazaret se fue a residir en Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del Mar (de Galilea). Comenzó Jesús a predicar y a decir: "Conciencializáos de que el Reino de Dios está inmediato (a vosotros)". Jesús, al empezar, tenía unos treintaitantos años.

Caminando, pues, junto al mar de Galilea volvió a ver a dos hermanos, Simón, el llamado "Piedra", y Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo: "Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres". Ellos al poco dejaron las redes y le siguieron. Pasando más adelante, vió a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que eran socios de Simón y que en las barcas, junto con Zebedeo, su padre, remendaban las redes, y los llamó. Ellos, dejando enseguida a su padre en la barca con los jornaleros, le siguieron.

Recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando la buena nueva del Reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia. Se extendió su fama por toda la región, y le traían a todos los que padecían algún mal: a los atacados de diversas enfermedades y dolores y a los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y él los curaba. Grandes masas les seguían de Galilea y de la Decápolis, y de Jerusalén y de Judea, y de la Transjordania.


 

CURACIÓN DE LA SUEGRA DE SIMÓN PEDRO. LOS PARIENTES DE JESÚS. LAS MUJERES SEGUIDORAS DE JESÚS (Mc 1.21,29; Mt 8.14-15; Mc 1.32; Mt 12.46-50; Lc 8.21; Mc 3.20-21; Lc 11.27-28; 8.1-3)

Llegaron a Cafarnaúm, y luego, el día de sábado, entrando en la sinagoga, se puso a enseñar. Más tarde, saliendo de la sinagoga, vinieron a casa de Simón "Piedra" y vió a la suegra de éste postrada en cama con fiebre. La tomó la mano y la levantó, y la fiebre la dejó, y ella se puso a servirles.

Llegado el atardecer, puesto ya el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y toda la ciudad se reunió a su puerta. Curó a muchos dolientes de diversas enfermedades y echó muchos demonios, pero a éstos no les permitía hablar, porque le conocían bien (y no quería que divulgaran su misión antes de tiempo y a gentes no apropiadas).

Mientras estaba con la muchedumbre, su madre y sus hermanos estaban fuera y pretendían hablarle. Alguien le dijo: "Tu madre y tus hermanos están fuera y desean hablarte". Él le respondió al que se lo había dicho: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos? ". Y extendiendo su mano sobre sus discípulos, dijo: "He aquí a mi madre y a mis hermanos. Porque quienquiera que hiciere la voluntad de mi Padre, el de los Cielos, (quienquiera que oye la palabra de Dios y la pone en práctica,) ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre".

Llegados (otro día) a casa, se volvió a juntar la muchedumbre, tanto que no podían ni comer. Al oírlos, salieron sus parientes para hacerse cargo de él, pues se decían: "Es que está fuera de sí".

(En otra ocasión) Levantó la voz una mujer de entre la muchedumbre y dijo: "¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que mamaste!". Pero (dicen que) él contestó: "Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan"

Yendo por las ciudades y aldeas, predicaba y anunciaba la buena nueva del Reino de Dios. Le acompañaban siempre los doce y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y de enfermedades: María llamada Magdalena, de la cual había expulsado siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes (Antipas), y Susana y otras muchas, que le servían de sus bienes.


 

EL DISCURSO DEL MONTE (Mt 5.1-10,13; Mc 9.50; Mt 5.15; Mc 4.21; Mt 5.17; 3.15; 5.18-20,21-32,33-48; 6.1-34; Lc 12.15-21; Mt 7.1-5; Lc 6.39; Mt 7.6-12; Lc 11.5-9; 18,24-29; Mt 5, 6 y 7; Lc 6.20-26; Mc 9.49-50; Lc 14.34-35; Mc 4.21; Lc 8.16; 12.58-59; Mc 9.47; Mt 18.9; Mc 9.48; Mt 23.20-22; Lc 6.29; 6.27-36; 11.2-4; 12.33-34; 11.34-36; 16.13; 12.22-31; Mc 4.24-25; Lc 6.37,41-42; 6.38; Mc 11.24; Lc 11.9-13; 6.31; Mt 22.34-40; Lc 13.24; Mt 24.4-5,11; Lc 6.43-45; Mt 12.32; Lc 6.45; Mc 1.22; Lc 4.32; Mt 7.24-27; Lc 6.47-49)

En cierta ocasión, viendo las muchedumbres que se habían juntado, decidió subir a cierta colina (de los alrededores de Cafarnaúm), y tras haberse acomodado en un rellano del monte, se fueron colocando sus discípulos alrededor suyo, y él, alzando la voz, les enseñaba diciéndoles:

" (¿A quién podremos dar la enhorabuena como verdaderamente afortunados y felices?)
¡Enhorabuena a los de espíritu humilde, porque de ellos es el Reino de los Cielos y ellos heredarán pacíficamente la Tierra!
¡Enhorabuena a los que están afligidos, porque ellos hallarán su consuelo!
¡Enhorabuena a los que sienten el hambre y la sed de la Justicia, porque ellos se verán saciados!
¡Enhorabuena a los compasivos, porque de ellos se tendrá compasión!
¡Enhorabuena a los que son de corazón limpio, porque ellos verán a la Divinidad!
¡Enhorabuena a los pacificadores, porque ellos serán llamados "hijos de Dios"!
¡Enhorabuena a los que se ven perseguidos a causa de su rectitud (de conciencia), porque suyo es el Reino de los Cielos!

Vosotros sois la sal de la Tierra. Ahora bien: ¿y si la sal pierde su sustancia y se echa a perder, con qué se la salará? Para nada valdrá ya, más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Conservad en vosotros esa sal, viviendo en paz unos con otros.

Vosotros sois la luz del Mundo. No puede ocultarse una ciudad situada encima de un monte, y tampoco se enciende un candil para ponerlo debajo de algún recipiente o bajo la cama, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni secreto que no vaya a conocerse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, predicadlo sobre los terrados

No os vayáis a creer que he venido para derogar (o desautorizar) la Ley o los Profetas. No he venido a derogar(la), sino a cumplir(la) (hasta su perfección). Pues es conveniente que virtualicemos y cumplamos plenamente toda legalidad, hasta la última letra y hasta la última coma, hasta que todo se cumpla.

Por ello, cualquiera que incumpliere uno solo de esos preceptos menores y enseñare así a la gente, será considerado "menor" en el Reino de los Cielos; más, el que (los) practicare y (los) enseñare, ése será considerado "grande" en el Reino de los Cielos. Y ya os digo también que si vuestra justicia no sobrepasa a la de los propios escribas y fariseos, de ningún modo entraréis en el Reino de los Cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: 'No matarás', y que aquel que matare merecerá juicio ante el tribunal. Pues yo os digo que también todo aquel que llega a irritarse contra su hermano se hace asimismo merecedor del tribunal; es más: aquel que le dice a su hermano: 'raqa' (mentecato) [,excepto para corregirle cuando se le ama,] merecería juicio ante el Sanedrín (o Tribunal Supremo), y el que le dice: '¡necio (sacrílego)!' merecería (el vertedero de) la Gehenna del fuego. Por ello, si vas a presentar tu ofrenda ante el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra tí, deja allí mismo tu ofrenda, delante del altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano, que ya volverás luego a presentar tu ofrenda.

Llega cuanto antes a un arreglo con tu adversario, mientras vas todavía con él por el camino, no sea que (cuando lleguéis) ese adversario te ponga en manos del juez, y el juez en las del alguacil, y te meta en la cárcel. De verdad te lo digo: no saldrás de allí hasta que pagues hasta el último céntimo.

Habéis oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pues yo os digo que también todo aquel que mira a una mujer como objeto de satisfacción de sus propias pasiones, (en ese mismo momento) ya la ha adulterado en su corazón. Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te pone en evidencia... (¿qué quieres que te diga?) ¡pues sácatelo y arrójalo de tí!; que más te vale que se pierda uno solo de tus miembros que no que sea arrojado a la Gehenna tu cuerpo entero; y si (es) tu 'mano' derecha (la que) se te pone en evidencia, pues ¡córtatela y arrójala de ti (igualmente)!; que más te valdría perder ese único miembro que no que todo tu cuerpo vaya a parar a la Gehenna (de la perdición).

Y más de una vez habréis oído también que se dijo a los antiguos: 'No jurarás en vano, sino que cumplirás al Señor tus juramentos'. Pues yo os digo: No (hay que) jurar de ninguna manera: ni por el Cielo, pues es el trono de Dios, ni por la Tierra, pues es el escabel de sus pies, ni por Jerusalén, pues es la ciudad del Rey Grande; ni por tu cabeza jures tampoco, pues no está en tu poder el volver blanco o negro ni uno solo de tus cabellos. Que sea, pues, vuestra palabra 'sí' un 'sí', y vuestro 'no' un 'no' (cuando así tenga que serlo); pues todo lo que excede de esto, de mal procede.

Habéis oído que se dijo: 'Ojo por ojo, y diente por diente'. Mas yo os digo: No (hay que) oponerse (al mismo nivel) frente al malvado; al contrario: a quien te golpeare la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; incluso al que quiera llevarte a juicio para quedarse con tu túnica, déjale también tu manto; y a quien te requiera para (que le acompañes) una milla, vete con él dos; al que te pida, dále; y al que quiera pedirte (algo) prestado, no le vuelvas la espalda.

Habéis oído que se dijo: 'Amarás a tu prójimo'... (aunque aborrezcas a tu enemigo). Mas yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, tratad a los demás de la misma manera en que queréis que os traten a vosotros, sin esperar nada a cambio, y rogad por los que os persiguen, para que mostréis ser (verdaderamente) hijos de vuestro Padre el de los Cielos, que hace salir su sol sobre buenos y malos y llueve sobre justos e injustos. Pues si amáis (solamente) a los que os aman, ¿qué favor obtendréis? ¿No hacen eso mismo incluso los funcionarios de los impuestos? Y si saludáis tan sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los de las (otras) naciones? Mas vosotros tenéis que ser verdaderamente perfectos, como perfecto es vuestro Padre Celestial.

Pero sobre todo procurad no practicar vuestra justicia (o religiosidad) delante de la gente con el fin de que os vean, pues de esa manera no obtendréis recompensa con vuestro Padre el de los Cielos. De modo que, cuando des limosna, no vayas dando la nota delante de tí, tal como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las callejuelas, para verse alabados por la gente. De verdad os lo digo: ya reciben (con ello) su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te (lo) recompensará.

Y cuando oréis, no hagáis como esos farsantes, tan aficionados a quedarse orando de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para aparentar ante la gente. De veras os lo digo: ya obtienen su recompensa. Tú, para orar, éntrate en el cuarto más apartado, y, tras cerrar la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te compensará. Mas, cuando oréis, no lo hagáis charlando demasiado, tal como los de las otras naciones, que se piensan que por su mucha palabrería se les hará más caso. No os hagáis semejantes a ellos. Pues vuestro Padre ya conoce de qué cosas tenéis necesidad aun antes de que se las pidáis. Vosotros, en todo caso, orad de la siguiente forma:

        Padre nuestro, el de los Cielos:
        Que sea hecho sagrado (pronunciar) tu nombre.
        Que venga tu Reino.
        Que se haga tu voluntad
        también sobre la Tierra
        al igual que en el Cielo.
        Dános hoy nuestro pan
        (sustentador) de cada día.
        Y perdónanos nuestras deudas
        en la misma medida en que nosotros perdonamos
        a nuestros deudores.
        Mas no nos sometas a prueba (insuperable);
        al contrario, líbranos del Mal (que hay en nosotros).

Y es que si perdonáis a las personas sus faltas, también os perdonará vuestro Padre Celestial; pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre podrá perdonar las faltas vuestras.

Y cuando ayunéis, no pongáis caras tétricas, como esos hipócritas que demudan sus rostros para hacer ver a la gente que ayunan. De verdad os lo digo: ya tienen su recompensa. Tú, al ayunar, unge bien tu cabeza y lávate la cara, para no mostrar ante la gente que ayunas, sino (sólo) ante tu Padre, el de lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

No os atesoréis tesoros (materiales) en la tierra, donde la polilla y la herrumbe corroen y donde los ladrones socavan y roban. Atesoráos más bien tesoros (espirituales) en el Cielo, donde ni la polilla ni la herrumbe pueden corroer(los) y donde los ladrones no pueden socavar ni robar. Pues donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Procurad guardaros de toda avaricia, pues no está la vida de uno en la abundancia de las cosas que posee. Mirad, si no, este ejemplo: Cierta finca perteneciente a un hombre rico produjo abundante cosecha, y meditaba éste consigo mismo diciéndose: '¿Qué haré, puesto que no tengo dónde almacenar mi cosecha?', y se dijo: 'Ya sé lo que voy a hacer : derribaré mis actuales graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré en ellos toda mi provisión de grano y todos mis bienes; y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años: descansa, come, bebe y diviértete'. Pero la Divinidad le dijo: 'Insensato, esta misma noche te pedirán el alma y la vida, ¿para quién será entonces todo lo que has ido acumulando?. Así ocurre con el que atesora para sí y no se hace rico ante Dios.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado. Mas si tu ojo está malo (y codicioso), todo tu cuerpo estará en oscuridad. Pero si incluso la luz que debería haber en tí es tiniebla, ¿cómo será entonces la tiniebla misma?

Nadie puede servir (bien) a dos señores (a la vez), porque o bien aborrecerá a uno y preferirá al otro, o bien se dedicará (más) a uno desirviendo al otro. No podéis servir (al mismo tiempo) a Dios y a las riquezas.

Y por eso os digo (también): no os inquietéis en vuestro ánimo por lo que hayáis de comer o por lo que hayáis de beber, ni tampoco en vuestro cuerpo por cómo váis a vestiros. ¿No es la vida (y su alma) más (importante) que el alimento, y el cuerpo más que la ropa? Fijáos en las aves del cielo, que no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros, y vuestro Padre Celestial las alimenta. ¿No sóis vosotros más (importantes) que ellas? Pero, ¿quién de vosotros podría, por mucho que quisiera, añadir a su estatura un solo palmo? Y en lo que respecta al vestido, ¿por qué habríais de preocuparos? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen, y no se fatigan ni hilan. Pues yo os digo que ni siquiera (el rey) Salomón, ni en sus mejores galas, se vistió (jamás) como uno de ellos. Ahora bien, si a las hierbas del campo, que hoy existen y mañana son echadas al horno, la Divinidad las reviste así, ¿no hará mucho más con vosotros?

No os preocupéis, pues, pensando y diciendo: ¿qué comeremos?, ¿qué beberemos? o ¿con qué nos vestiremos?, que por todo eso es por lo que se afanan las (otras) gentes, y vuestro Padre Celestial sabe bien que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino (de la Divinidad) y su Justicia, y todo eso se os dará sobreañadido. No os preocupéis, pues, por el mañana, que el día venidero ya dará por sí mismo de qué preocuparse; a cada día le bastan sus propias preocupaciones.

No juzguéis, y no seréis juzgados; porque con el juicio con que juzguéis se os juzgará y con la medida con que midiéreis se os medirá a vosotros. ¿Por qué miras la brizna de paja en el ojo de tu hermano y no quieres ver la viga de madera en el tuyo propio? ¿O cómo te atreves a decir a tu hermano: 'Deja que te quite la paja de tu ojo', teniendo como tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás cómo quitar la paja del ojo de tu hermano. ¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿no caerán ambos en el hoyo? No juzguéis, pues, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; absolved, y seréis absueltos.

No déis lo sagrado a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no vaya a ser que las pisoteen con sus pezuñas y se revuelvan (contra vosotros) y os despedacen.

Pedid, y se os dará, y dad y se os dará; una buena medida, compacta, repleta, rebosante, echarán sobre vuestro regazo. Buscad, y encontraréis. Llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide termina recibiendo, quien busca halla, y a quien llama se le abre. Si alguno de vosotros tiene un amigo y se llega hasta él a medianoche y le dice: 'Amigo, préstame tres panes, pues un conocido mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle', y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: 'No me molestes, que ya está cerrada la puerta y mis niños están conmigo en la cama; no puedo levantarme para dártelos', si él insiste, os digo que aquél, si es que no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por el descaro y la insistencia de éste saldrá y le dará cuanto necesite. ¿Alguno de vosotros, si su hijo le pide un pan, le dará una piedra? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, con mucha más razón vuestro Padre el de los Cielos dará cosas buenas a quienes se las pidan.

Por ello, todo cuanto quisiéreis que los demás os hagan a vosotros, hacédselo vosotros a ellos, porque ésa es (la significación última de) la Ley y (de) los (Escritos de los) Profetas. Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espaciosa la vía que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y qué estrechada la senda que lleva a la Vida, y qué pocos son los que dan con ella!

Tened cuidado con los falsos profetas, con todos los que vienen a vosotros con vestiduras de oveja, pero que por dentro son lobos de presa. Por sus frutos los conoceréis. ¿O es que acaso se cosechan racimos de uva de los espinos o higos de los cardos? Siendo así que todo árbol bueno da buenos frutos y que todo árbol malo los da malos (y no comestibles), no puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo producirlos buenos. Por sus frutos, pues, los conoceréis. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, saca cosas buenas, y el malo saca cosas malas de su mal tesoro, pues de lo que abunda en el corazón habla la boca.

Oídme todos y entended, y el que tenga oídos para oír que oiga: Todo aquél que escucha estas palabras y las pone en práctica, será como el varón prudente que edifica su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y se echaron sobre la casa, pero ésta no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Pero todo el que me escucha estas palabras y no las pone en práctica, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y chocaron contra la casa, que se derrumbó estrepitósamente".

Cuando Jesús finalizó este discurso, la muchedumbre se quedaba maravillada de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad (y fuerza de convicción), y no como sus letrados (y sabios).


 

PREDICACIONES Y CURACIONES DE JESÚS EN GALILEA (Mt 8.16,18-22; Lc 9.62; Mt 9.1,9-17; Lc 5.34; Mc 1.35-39; Mt 9.35-38)

Ya atardecido, le presentaron a muchos endemoniados, y él arrojaba con su palabra los espíritus (malignos), y a todos los que sentían algún mal los curaba. Viendo Jesús grandes muchedumbres en torno suyo, se dispuso a partir a la otra ribera. Le salió al encuentro un escriba, que le dijo: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas". Jesús le dijo: "Las raposas tienen madrigueras, y las aves del cielo, nidos; pero este Hijo del hombre (que te habla) no tiene ni dónde reclinar la cabeza". Otro discípulo le dijo: "Señor, permíteme ir primero a sepultar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Sígueme y deja que los 'muertos' entierren a sus muertos. Nadie que, después de haber puesto la mano sobre el arado, mire atrás, es apto para el Reino de Dios". Subió luego a una barca, hizo la travesía y llegó hasta su ciudad-base (Cafarnaúm). Pasando Jesús por allí vió a un hombre sentado en el telonio (de recaudadores de impuestos), de nombre Mateo (o Leví, el de Alfeo), y le dijo: "Sígueme ahora". Y él se levantó y le siguió. Y sucedió que, estando Jesús a la mesa en casa de aquél en un banquete, vinieron muchos recaudadores y pecadores a recostarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos decían a los discípulos: "¿Por qué vuestro maestro come con recaudadores y pecadores? ". Él, que los oyó, dijo: "No tienen necesidad de médicos los sanos, sino los enfermos. Id y aprended lo que significa aquello de 'Misericordia quiero y no sacrificios'. 4 Porque no he venido yo a llamar a penitencia y conciencialización a los justos, sino a los pecadores".

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(4) libro bíblico del profeta Oseas (6, 6)


Entonces se llegaron hasta él los discípulos de Juan, diciéndole: "¿Cómo es que, ayunando nosotros y los fariseos, tus discípulos no ayunan?". Y Jesús les contestó: "¿Acaso pueden los compañeros y comensales del novio en el banquete de bodas llorar y ayunar mientras el novio está junto a ellos? Pero vendrán días en que les será arrebatado el esposo y entonces ayunarán. Nadie echa una pieza de paño nuevo y sin abatanar en un vestido viejo, porque el remiendo se llevará algo del vestido y el roto se hará mayor. Ni nadie echa tampoco el vino nuevo en odres viejos, pues de ese modo se romperían los odres de cuero, el vino se derramaría y los odres se perderían; sino que se echa el vino nuevo en odres nuevos, y así uno y otros se preservan".

De madrugada, mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Fue luego Simón y los que con él estaban, y cuando le encontraron le dijeron: "Todos andan en tu busca". Él les contestó: "Vamos a otra parte, a las aldeas próximas, para predicar allí, pues para esto he salido". Y se fue a predicar en las sinagogas de toda Galilea.


 

CALUMNIAS DE LOS FARISEOS (Mt 12.22-30; 9.35-38)

Le trajeron entonces a un endemoniado, y le curó. Se maravillaban las muchedumbres y decían: "¿No será éste el Hijo de David?"5 Pero los fariseos, que esto oyeron, dijeron: "Éste no echa a los demonios sino por el poder de Beelzebul, príncipe de los demonios". Entendiendo él sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en sí dividido será desolado y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá. Si Satanás arroja a Satanás, está dividido contra sí mismo, ¿cómo, pues, subsistirá su reino? Y si yo arrojo los demonios con el poder de Beelzebul, ¿con qué poder los arrojan los que son de los vuestros? Por eso serán ellos vuestros jueces. Mas si yo arrojo a los demonios con el espíritu de Dios, entonces es que ha llegado hasta vosotros el Reino de Dios. ¿Pues cómo podrá entrar uno en la casa de uno más fuerte y arrebatarle sus enseres si no logra primero sujetar al fuerte? Sólo entonces podrá saquear su casa. El que no está conmigo está contra mí, y el que conmigo no recoge, desparrama".

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(5) Título reservado en los textos bíblicos proféticos al futuro Rey-Mesías de Israel, descendiente de la estirpe real de David. Las enfermedades psíquicas y psicosomáticas se atribuían a diversos "demonios" y "posesiones" diabólicas (=transtornos mentales y desequilibrios psicofísicos) y había grandes taumaturgos -como el propio Jesús- conocedores de técnicas y remedios para curarlas por autosugestión (imposición de manos, exorcismos, etc), más efectivos a veces que la medicina tradicional. Jesús sin duda había aprendido estas técnicas exorcistas entre los esenios.


Jesús recorría ciudades y aldeas enseñando en sus sinagogas, predicando la buena nueva del Reino y curando enfermedades y dolencias. Viendo a la muchedumbre, se enterneció de compasión por ellos, porque estaban fatigados y decaídos como ovejas sin pastor. Entonces (dicen que) dijo a los discípulos: "La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe más obreros a sus mieses".


 

ACTIVIDADES MISIONALES DE LOS DISCÍPULOS (Mt 10.1-14; Mc 3.16-17; Lc 10.1-2; Mt 10.16,24-25,28-31,34-36,40-42; 11.1-19)

Jesús convocó luego a sus doce discípulos principales y les confirió poder sobre los espíritus impuros, para arrojarlos y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles o enviados son éstos: el primero, Simón, a quien puso por sobrenombre "Piedra", y Andrés, su hermano; Jacobo, el de Zebedeo, y Juan, su hermano, a quienes dió el sobrenombre de Boanerges, esto es, 'hijos del trueno'; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el recaudador; Jacobo el del Alfeo y (Judas) Tadeo; Simón el celote y Judas "Iscariote", el que le traicionó.

A estos doce los envió Jesús con las siguientes recomendaciones: "No vayáis hacia los gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos. Id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel, predicando en vuestro camino que el Reino de Dios está inmediato. Curad a los enfermos, resucitad a los 'muertos', limpiad a los 'leprosos', arrojad a los demonios. Gratis lo recibís; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni cobre para vuestros cintos, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque al obrero se le debe su sustento. En cualquier ciudad o aldea en que entréis, informáos de quién hay en ella digno y quedáos allí hasta que partáis, y al entrar en la casa, saludadles con la paz. Si la casa fuere digna, venga sobre ella vuestra paz; si no lo fuere, vuestra paz vuelva a vosotros. Si no os reciben o no escuchan vuestras palabras, al salir de aquella casa o de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies".

Envió después a otros setenta y dos y los envió de dos en dos por delante de él, a toda ciudad y lugar adonde él había de venir, y les dijo:

"Os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. No está el discípulo sobre su maestro, ni el siervo sobre su amo; bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al amo le llamaron Beelzebul, ¡qué no dirán de sus sirvientes!. Pero no los temáis. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla. Temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la Gehenna.6 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Sin embargo ni uno de ellos cae a tierra sin la voluntad de vuestro Padre. Pero en lo que a vosotros respecta, incluso los cabellos todos de vuestra cabeza están contados. No temáis, pues valéis mucho más que los pajarillos.

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(6) Término derivado del hebreo Ge-Hinnom, alusivo a un valle cercano a Jerusalén donde en otro tiempo los cananeos habían realizado sacrificios humanos infantiles, por lo que era un lugar considerado maldito. Más tarde parece que fue utilizado como vertedero para incinerar las basuras de Jerusalén, y por metonimia pasó a designar también (más o menos escatológicamente) el "Infierno" para los judíos, como lugar de perdición eterna (en esta vida o en la otra, según las creencias de las diversas sectas judaicas).


No penséis que he venido a poner paz en la tierra; no he venido a poner paz, sino espada. Porque he venido a separar al hombre de su padre, y a la hija de su madre, y a la nuera de su suegra, y los enemigos del hombre serán los de su propia casa. El que os recibe a vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe al profeta como profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe al justo como justo, tendrá recompensa de justo; y el que diere sólo un vaso de agua fresca a uno cualquiera de mis discípulos menores, en verdad os digo que no perderá su recompensa".


 

ELOGIO DE JUAN EL BAUTISTA Y CRÍTICAS HACIA LA GENERACIÓN COETÁNEA (Mt 11.1-3; Lc 7.18-22; Mt 11.4-19; Lc 11.29-31; Mt 16.1-3; 12.38-45; 16.5-8,11-12)

Cuando hubo acabado Jesús de dar sus consignas a sus discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en las ciudades. Y habiendo oído Juan en la cárcel las obras de él, envió a decirle por medio de dos de sus discípulos: "Juan el Bautista nos ha enviado a tí para preguntarte: ¿Eres tú el (Mesías) que ha de venir o hemos de esperar a otro?". Y respondiéndoles Jesús, les dijo: "Id y contad a Juan lo que habéis oído y visto: los 'ciegos' ven, los 'cojos' andan, los 'leprosos' quedan limpios, los 'sordos' oyen, los 'muertos' resucitan, y ...bienafortunado aquel que no se avergonzare de mí".

Cuando aquellos se hubieron marchado, comenzó Jesús a hablar de Juan a la muchedumbre: "¿Qué habéis ido a ver? ¿A un hombre vestido con lujo? Mas los que visten lujosamente están en las moradas de los reyes. Pues ¿a qué habéis ido? ¿A ver a un profeta? Sí, y yo os digo que más que a un profeta. Éste es de quien está escrito: 'He aquí que yo envío a mi mensajero delante de tí, que preparará tus caminos delante tuyo'.7 En verdad os digo que entre los nacidos de mujer no ha aparecido uno más grande que Juan el Bautista. Pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos se presiente como violencia y los violentos pretenden acapararlo8. Porque todos los profetas y la Ley han profetizado hasta Juan. Y si queréis oírlo, él es Elías, que había de venir. El que tenga oídos para oír, que oiga.

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(7) Malaquías 3, 1

(8) posible alusión a los ultranacionalistas judíos llamados "celotes", partidarios de la insurrección armada contra la ocupación romana de Judea.


¿A quién compararé yo esta generación? Es semejante a niños sentados en la plaza, que se gritan (antojadizamente) unos a otros (remedando en broma a los adultos en sus juegos) y se dicen: 'Os tocamos la flauta, y no habéis danzado; hemos entonado canto de duelo, y no os habéis golpeado el pecho'.

Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: 'Está poseído de demonio'. Vino este Hijo del hombre, comiendo y bebiendo, y dicen: 'Es un tragón y bebedor de vino, amigo de recaudadores y pecadores'. Pero la sabiduría se justifica por sus obras (y opiniones)".

Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos, y le rogaron que les mostrara una señal del cielo, diciéndole: "Maestro, quisiéramos ver alguna señal tuya". Él les respondió diciendo: "Por la tarde decís: 'Buen tiempo', si el cielo está arrebolado. Y a la mañana: 'Hoy habrá tormenta', si en el cielo hay nubarrones. Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no sabéis discernir las señales de los tiempos. Esta generación mala busca una señal, pero no le será dada más señal que la de Jonás el profeta. Porque así como Jonás fue señal para los ninivitas, tras estar tres días y tres noches en el vientre de la ballena, y los de Nínive hicieron penitencia ante la predicación de Jonás, así lo será también el Hijo del hombre para esta generación. Y aquí hay algo más que Jonás. Hasta la reina del Mediodía se levantaría en juicio acusador contra esta generación, porque vino de los confines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón9. Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, discurre por lugares áridos, buscando reposo, pero no lo halla. Entonces se dice: 'Me volveré a mi casa de donde salí'. Y va y la encuentra vacía, barrida y ordenada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrando habitan allí, viniendo a ser las postrimerías de aquel hombre peores que sus principios. Así será de esta generación mala".

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(9) La historia bíblica del profeta Jonas está en Jonás 1-3; la de Salomón y la reina árabe de Saba en 1 Reyes, 10.1-13. Si este pasaje y estas palabras son originarias de Jesús, es posible que con esa referencia al profeta bíblico quisiera aludir a su propia "muerte, sepultura y resurrección al tercer día", e indicaría ya veladamente sus intenciones


Yendo los discípulos a la otra ribera, se olvidaron de tomar pan. Y cuando Jesús les dijo: "Procurad guardáos de ese fermento", ellos pensaron entre sí y se decían: "Es porque no hemos traído pan". Entendiéndolo Jesús, les dijo: "¿Cómo no habéis entendido que no os hablaba de pan? Guardáos, os digo, del fermento de los fariseos y saduceos". Entonces cayeron en la cuenta de que no les había dicho que se guardasen del fermento del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de la de los saduceos.


 

JESÚS EN NAZARET (Lc 4.16-22; Mt 13.54-57; Lc 4.23-30)

Vino a Nazaret, donde se había criado, y, según su costumbre, entró el día del sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías, y desenrrollándolo, dió con el pasaje donde está escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para dar la buena nueva a los pobres; me envió a predicar la libertad a los cautivos, la recuperación de la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos, para anunciar un año de gracia del Señor".10

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(10) Is 61, 1-2 (cf. Mt, 5.3-5)


Y enrollando el libro, se lo devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en él. Y él comenzó a decirles: "Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír". Todos le asentían, pero, sorprendidos de las palabras tan llenas de elegancia que salían de su boca, decían: "¿De dónde le vienen a éste tal sabiduría y tales poderes?¿No es éste el hijo de José el carpintero? ¿Su madre no se llama María, y sus hermanos Jacobo y José, Simón y Judas? ¿Sus hermanas no están todas entre nosotros? ¿De dónde, pues, le viene todo esto? ". Y terminaban por decepcionarse de él.

Él les dijo (en otro momento): "Seguro que me diréis ese proverbio: 'Médico, cúrate a tí mismo, pero al menos todo cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo también aquí, en tu patria'. En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. Pero de verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elías (el profeta), cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambruna en toda la tierra, y a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a (la población de) Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue limpiado sino el sirio Naamán".11

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(11) 1 Reyes, 17. 1-24 y 2 Reyes 5.1-27


Al oírle esto último (,que los comparaba con leprosos y paganos), se llenaron de cólera cuantos estaban en la sinagoga, y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, empujándole y arrinconándole hasta la cima del monte sobre el que está edificada la población, con intención de que se despeñara desde allí. Pero, él, abriéndose paso a través de ellos (sin que nadie osase ponerle la mano encima), se fue de allí.


 

LA MUERTE DEL BAUTISTA. JUICIOS DE JESÚS RESPECTO A HERODES ANTIPAS (Lc 9.7-9; Mt 14.1-12; Mc 6.14-29; 13.31-35)

Por aquel tiempo llegaron a Herodes el tetrarca noticias acerca de Jesús, y estaba dudoso porque algunos decían que era Juan el Bautista, que había resucitado de entre los muertos; otros que era Elías, que había reaparecido, y otros que había resucitado alguno de los antiguos profetas. Dijo Herodes a sus servidores: "A Juan le hice degollar yo; ¿quién puede ser éste del que oigo tales cosas? ". Y deseaba verle.

Y es que Herodes había hecho prender a Juan, le había encadenado y metido en prisión por causa de Herodías, la ex-mujer de Filipo (Herodes), su hermano, con la que se había casado. Pues Juan le decía: "No es lícito que tengas a la mujer de tu hermano". Y Herodías estaba airada contra él y quería matarle, pero no podía, porque Herodes sentía respeto por Juan, pues sabía que era hombre justo y santo, y le amparaba, y cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le escuchaba con gusto; además, tenía miedo de la muchedumbre, que le consideraba un profeta. Pero al llegar el cumpleaños de Herodes, en que ofrecía un banquete a sus magnates y a los tribunos (romanos) y a los principales de Galilea, entró a danzar la hija de Herodías ante todos, y tanto gustó a los comensales y al propio Herodes, que éste le prometió con juramento darle cuanto le pidiera, aunque fuera la mitad de su reino. Y ella, inducida previamente por su madre, le dijo: "Dame, aquí y ahora, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. El rey se entristeció, pero por el juramento hecho y por la presencia de los convidados no quiso desairarla y ordenó dársela; y mandó degollar en la cárcel a Juan el Bautista, cuya cabeza fue traída en una bandeja y dada a la joven, que se la llevó a su madre. Vinieron luego sus discípulos, tomaron el cadáver y lo sepultaron en un monumento, yendo después a anunciárselo a Jesús. 12

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(12) Según el historiador judío Flavio Josefo (Antigüedades, 18.5.2) "Herodes, temeroso de que la popularidad del Bautista indujera a sus súbditos a rebelarse, pues el pueblo parecía estar dispuesto a seguir sus consejos, consideró más seguro quitarlo de en medio (...) Y así, por estas sospechas de Herodes, aquél fue apresado y enviado a la fortaleza de Maqueronte, y allí fue muerto". Sin embargo, la fuente del evangelista, que podría ser Cusa, el administrador de Herodes, o su mujer (ésta última era seguidora de Jesús), parece más fiable y directa sobre la causa inmediata de la ejecución del Bautista y sobre los remordimientos posteriores de Herodes.


Más tarde se le acercaron algunos fariseos, diciéndole: "Sal y vete de aquí (de Galilea), porque Herodes quiere matarte".13 Él les dijo: "Id y decid a esa raposa: Yo expulso demonios y hago curaciones hoy, y las haré mañana, y al día tercero hasta que llegue a mi término. Pero he de andar hoy, y mañana, y al día siguiente, porque no conviene que un profeta perezca fuera de Jerusalén".

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(13) La jurisdicción del tetrarca Herodes Antipas abarcaba la Transjordania y la Galilea, por eso le aconsejan que se pusiera a salvo en Judea, que estaba bajo jurisdicción romana, donde las gentes herodianas no tenían poder de actuación. De todas formas Jesús se sentía suficientemente respaldado por sus discípulos y seguidores en Galilea, muchos de ellos armados, pues sabía que el tetrarca no se atrevería a detenerle allí, y además se movía constantemente de un extremo a otro de las localidades del Mar de Galilea.


 

LAS METÁFORAS SOBRE EL REINO DE LOS CIELOS (Mc 3.7-9; Lc 5.1-3; Mt 13.1-8; Mc 4.1-8; Lc 8.4-15; Mt 13.31-32; Mc 4.30-33; Lc 13.18-19; Mt 13.44; 13.47-48; 18.12-14; Lc 15.4-7; 15.8-9; Mt. 20.1-16; 4.26-29; Lc 13.10-11,13,16-17)

Se retiró Jesús con sus discípulos hacia el Mar de Galilea (,el gran Lago de Genesaret,) y una numerosa muchedumbre le seguía. Sentado a orillas del mar, les dijo a sus discípulos que le preparasen una barca. Había dos barcas que estaban al borde del lago, y los pescadores, que habían bajado de ellas, lavaban las redes. Subió, pues, a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió que se apartase un poco de la orilla, y sentándose, desde la barca enseñaba a toda la gente que quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas por medio de parábolas, diciéndoles:

(parábola de El sembrador)
"Salió un sembrador a sembrar sus semillas, y, en la siembra, una parte de las semillas cayeron junto al camino y fueron pisadas por los que pasaban, o se las comieron las aves del cielo; otra parte cayó en terreno pedregoso y llegó a nacer, pero se secó por falta de humedad; otra parte cayó en medio de los espinos, y, creciendo con ella los espinos, la ahogaron; y otra parte, en fin, cayó en tierra buena, creció, y dió un fruto centuplicado. El que tenga oídos para oír, que oiga.

(parábola de El grano de mostaza)
¿A qué compararíamos el Reino de los Cielos, o con qué metáfora lo podríamos asemejar? Tal vez a un grano de mostaza, que cuando se siembra en la tierra es la más pequeña de todas las semillas, pero que, una vez sembrada, crece y se hace más grande que cualquier hortaliza, y echa ramas tan fuertes que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra.

(parábola de La levadura)
El Reino de los Cielos también es semejante a la levadura que coge una mujer y la mete en tres medidas de harina hasta que fermenta toda ella.

(parábola de El tesoro encontrado)
Y es similar a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra vuelve a esconderlo y, lleno de alegría, va y vende todo lo que posee y compra aquel campo.

(parábola de La perla)
También es semejante a un mercader que busca perlas finas y preciosas y que, hallando una de gran valor, va y vende cuanto tiene y la compra.

(parábola de La red)
Y es semejante también el Reino de los Cielos a una red de pesca, que se echa en el mar y recoge toda clase de peces; una vez llena, la sacan sobre la playa y separan sentados los peces buenos en cestas y los malos los tiran.

(parábola de La oveja perdida)
¿Quién habrá de entre vosotros que, teniendo cien ovejas y habiéndosele extraviado una de ellas, no deje en el pasto a las noventa y nueve restantes y vaya en busca de la perdida hasta encontrarla? Y una vez hallada, la pondrá alegre sobre sus hombros y, de vuelta en casa, lo anunciará a sus amigos y vecinos diciéndoles: 'Alegráos conmigo, porque he hallado mi oveja perdida'.

(parábola de La dracma perdida)
¿O qué mujer que tenga diez monedas de una dracma, si pierde una, no encenderá una luz, barrerá la casa y buscará cuidadosamente hasta encontrarla? Y una vez hallada, lo anunciará a las amigas y vecinas diciendo: 'Alegráos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido'.

(parábola de Los jornaleros enviados a la viña)
El Reino de los Cielos se asemeja también al amo de una finca que salió muy de mañana a contratar jornaleros para su viña. Convenido con ellos el jornal del día, los envió a su viña. Salió asimismo a media mañana y vió a otros que estaban ociosos en la plaza, y les dijo: 'Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo'. Y ellos fueron. De nuevo salió otra vez, hacia el mediodía, y luego unas horas después, e hizo lo mismo; y saliendo finalmente a última hora de la tarde, encontró a otros que estaban por allí y les dijo: '¿Cómo estáis aquí sin trabajar en todo el día?'. Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Y él les dijo: 'Id también vosotros a mi viña'. Caída ya la tarde, dijo el amo de la viña a su administrador : 'Llama a los jornaleros y págales a todos el mismo jornal convenido desde el principio, empezando por los últimos y terminando por los primeros'. Llegaron los de la última hora y recibieron el jornal. Cuando les tocó el turno a los primeros, pensaron que recibirían un salario mayor que el convenido, pero también ellos recibieron el mismo jornal. Al cogerlo murmuraban contra el amo diciendo: 'Éstos últimos han trabajado sólo una hora y los has igualado con los que hemos estado soportando el peso del día y el calor'. Y él respondió al que eso decía: 'Amigo, no te hago de menos; ¿no has convenido conmigo ese jornal? pues coge lo tuyo y vete. Yo quiero dar a éstos últimos lo mismo que a tí: ¿es que no puedo hacer lo que quiera con mis bienes? ¿o has de ver con mal ojo que yo me comporte equitativamente?'. Así ocurrirá también: que muchos de los primeros serán los últimos y que los últimos serán los primeros; porque son muchos los llamados, pero pocos serán los escogidos.

(parábola de La semilla que crece)
El Reino de los Cielos viene a ser semejante al hombre que echa la semilla en la tierra, y, ya duerma o ya vele, de noche y de día, la semilla germina y crece sin que él sepa cómo; la tierra fructifica por sí misma: primero la hierba, luego la espiga, y a continuación el grano que llena la espiga; y cuando el grano está en su punto, se mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.

Se le acercaron luego sus discípulos y le preguntaron: "¿Por qué les hablas con parábolas?". Él les respondió: "Es que a vosotros se os ha dado a conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Por eso les habló con metáforas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron".


 

LA CUESTIÓN DE LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO (Mt 12.1-8; Mc 2.26; Mt 12.10-12; Mc 2.27)

Por aquel tiempo iba Jesús un día de sábado por los sembrados; sus discípulos tenían hambre y comenzaron a arrancar espigas, a desgranarlas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira que tus discípulos están haciendo lo que no es lícito hacer en sábado". Pero él les contestó: "¿No habéis leído lo que hizo David, bajo el pontificado de Abiatar, cuando tuvo hambre él y los que le acompañaban? ¿cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la proposición, que no les era lícito comer a él y a los suyos, sino sólo a los sacerdotes?14 ¿Ni habéis leído en la Ley que el día del sábado los sacerdotes en el Templo violan el sábado sin hacerse culpables? Pues yo os digo que lo que aquí hay es más grande que el Templo. Si entendiérais lo que significa 'Misericordia quiero y no sacrificio', no condenaríais a los inocentes. Porque el sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre a causa del sábado, y el Hijo del hombre es el dueño del sábado".

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(14) 1 Samuel, 21.1-7


Y le preguntaron: "¿Es lícito curar en sábado?". Él les dijo: "¿Quién de vosotros, teniendo una oveja que cae en un pozo en día de sábado, no la toma y la saca? Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Lícito es, por tanto, hacer el bien en sábado."


 

LA CUESTIÓN DEL TRIBUTO AL TEMPLO (Mt 17.24-27)

Entrando en Cafarnaúm, se acercaron a Simón "Piedra" los recaudadores de la didracma y le dijeron: "¿Vuestro Maestro no paga la didracma (para el sostenimiento del Templo)? ". Y él respondió: "Desde luego que sí". Cuando iba a entrar en casa, le salió Jesús al paso y le dijo: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran censos y tributos? ¿de sus hijos o de los extraños?". Contestó él: "De los extraños". Y le dijo Jesús: "Luego los hijos están exentos. Pero, para no escandalizarlos, (ve al mar, echa el anzuelo y el primer pez grande que pique, véndelo por un estater, y) dálo por mí y por tí".


 

LA CUESTIÓN DEL TRIBUTO AL CÉSAR (Mt 22.15-22)

Los fariseos buscaban el modo de sorprenderlo en alguna declaración comprometida, y le enviaron gente suya, junto con herodianos, para decirle: "Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con verdad el camino de Dios, sin preocuparte de nadie, y que no haces distinción de personas. Dinos, pues, tu parecer: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?". Jesús, conociendo su malas intenciones, les dijo: "¿Por qué me ponéis a prueba, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo". Ellos le presentaron un denario. Él les preguntó: "¿De quién es esta imagen y esta inscripción? ". Ellos le contestaron: "¡Del César ! ". Y él les dijo entonces: "Pues dad al César las cosas que son del César y a Dios las que son de Dios". Al oírle se quedaron impresionados, y dejándole se fueron.


 

LA CUESTIÓN SOBRE LA PUREZA EXTERIOR Y LA INTERIOR (Mt 15.1-20; Mc 7.1-23)

En otra ocasión, habiéndose acercado hasta Jesús algunos fariseos y escribas venidos de Jerusalén, le dijeron: "¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los ancianos, pues no se lavan las manos cuando comen? ". Él les respondió: "¿Por qué traspasáis vosotros el precepto de Dios por guardar vuestras tradiciones? Pues Dios dijo 'Honra a tu padre y a tu madre, y quien maldijere a su padre o a su madre sea muerto'. Pero vosotros decís: 'Si alguno dijere a su padre o a su madre: Cuanto de mí pudiere aprovecharte, sea dado como corbán (ofrenda), ése no tiene que honrar a su padre'. Pero con ello habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. ¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; en vano me rinden culto, enseñando doctrinas que son preceptos humanos".15

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(15) Is 29, 13


Y llamando hacia él a la muchedumbre, les dijo: "Oídme todos y entended: No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de la boca: eso es lo que al hombre le hace impuro".

Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron: "¿Sabes que los fariseos al oírte se han escandalizado?". Y les respondió: "Toda planta que no ha plantado mi Padre espiritual será arrancada. Dejadlos, son guías ciegos guiando a ciegos, y juntos caerán en el hoyo".

Tomó Pedro la palabra y le dijo: "Explícanos esa comparación". Y dijo él: "¿Tampoco vosotros entendéis? ¿No comprendéis que lo que entra por la boca va al vientre y se expele en la letrina? Pero lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que hace impuro al hombre. Porque del corazón provienen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, las prostituciones, el fraude, la envidia, los robos, los falsos testimonios, las blasfemias, la altivez, la insensatez. Esto es lo que contamina al hombre; pero comer el pan sin lavarse las manos, eso al hombre no le contamina".


 

LA CUESTIÓN DEL DIVORCIO (Mt 19.1-9; Mc 10,1-12)

Acabados estos discursos, Jesús se alejó de Galilea y vino a los confines de Judea, al otro lado del Jordán. Se le juntó una numerosa muchedumbre, y allí los curaba y adoctrinaba. Y se le acercaron unos fariseos con el propósito de ponerle a prueba, y le preguntaron: "¿Es lícito repudiar a la mujer por cualquier causa? ". Él respondió: "No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra y que dijo: 'Por ello dejará el hombre al padre y a la madre y se unirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne'. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido verdaderamente (en un matrimonio perfecto unido por el amor) no podrá separarlo el hombre (aunque quisiere)". Ellos le replicaron: "Entonces, ¿Cómo es que Moisés ordenó darle el libelo de divorcio al repudiarla? ". Y él les dijo: "Por la propia dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres, pero al principio (, en los matrimonios perfectos,) no fue así. Y yo os digo que quien repudia a su mujer para casarse con otra, adultera contra aquella, y si la mujer repudia al marido para casarse con otro, adultera también".


 

LA CUESTIÓN DE LA VIUDA Y SUS SUCESIVOS MARIDOS (Mt 22.23-39)

Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaron (con cierto ánimo de sorna): "Maestro, Moisés dice: 'Si uno muere sin tener hijos, el hermano tomará a su mujer para dar descendencia a su hermano'. Pues el caso es que había entre nosotros siete hermanos; y casado el primero, murió sin descendencia y dejó la mujer a su hermano; y lo mismo el segundo y el tercero, hasta los siete. Después de todos ellos murió la mujer. Entonces, en la resurrección, ¿de cuál de los siete será la mujer?, porque los siete la tuvieron". Jesús les respondió diciéndoles: "Estáis en un error y ni conocéis las Escrituras ni el poder de Dios. Porque en la 'resurrección' ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles en el Cielo. Y sobre la 'resurrección de los muertos', ¿no habéis leído lo que Dios ha dicho: 'Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?'. Dios, por tanto, no es Dios de muertos, sino de vivos".

Los fariseos, oyendo que había hecho enmudecer a los saduceos (,sus rivales), se juntaron en torno a él y le preguntó un doctor de ellos, probándole: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?". Él le dijo: "Amarás (,es decir, buscarás) al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a éste, es: Amarás al prójimo como a tí mismo. De estos dos preceptos dependen toda la Ley y los Profetas".


 

LA CUESTIÓN DEL PERDÓN DE LAS OFENSAS ( Mt 18.15-17,21-22; Lc 7.47)

Les dijo en otra ocasión: "Si tu hermano te ofendiere, ve y repréndele a solas. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma contigo uno o dos, para que por la palabra de dos o tres testigos sea fallado todo el negocio. Si los desoyere, comunícalo a la Asamblea, y si desoye a la Asamblea, sea para tí como pagano o como recaudador publicano".

Entonces se le acercó Simón "Piedra" y le preguntó: "Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano si yerra contra mí? ¿Hasta siete veces? ". Y le dijo Jesús: "No digo yo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. A quien amó mucho, le son perdonados sus muchos errores; pero a quien poco se le perdona, poco ama".


 

LA CUESTIÓN DE LAS RIQUEZAS: ANÉCDOTA SOBRE EL JOVEN RICO (Mc 10.17-27; Mt 19.16-26; Lc 18.18-27)

Salido al camino, corrió hacia él un joven que, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya conoces los mandamientos: No matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a tí mismo". Aquél le dijo: "Maestro, todo esto lo he guardado desde siempre". A Jesús le agradó él y su respuesta, pero le dijo: "Una sola cosa te falta, si quieres ser perfecto: ve y vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo; luego, ven y sígueme". Ante estas palabras, se mudó su semblante y se fue entristecido, porque tenía mucha hacienda y bienes.

Mirando en torno suyo, dijo Jesús a sus discípulos: "¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen muchos bienes y hacienda! Es más fácil a un camello pasar por el Ojo de la Aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. A quien mucho se le da, mucho se le reclamará también".


 

LA CUESTIÓN DE LA VENIDA DEL REINO (Lc 17.20-21)

Preguntado por los fariseos acerca de cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió diciéndoles: "No viene el Reino de Dios ostensiblemente. Ni podrá decirse: Aquí está o allá aparece. Porque el Reino de Dios está dentro de vosotros mismos".


 

LA CUESTIÓN DEL ORIGEN DEL MESÍAS (Mt 22.41-46; Mc 12.35-37; Lc 20.41-44)

A ese grupo de fariseos les preguntó Jesús a su vez: "¿Qué pensáis del Mesías? ¿De quién es hijo? ". Respondieron ellos: "De David". Él les replicó: "Entonces ¿cómo es que David, inspirado en espíritu santo, le llama 'Señor' en el libro de los Salmos, cuando dice: 'Dijo el Señor a mi Señor : Siéntate a mi diestra mientras pongo a tus enemigos bajo tus pies'.16 Si el propio David le llama 'Señor', ¿cómo (el Mesías) es hijo suyo?". Y nadie podía responderle palabra, ni se atrevió ninguno de ellos a hacerle ya más preguntas.

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(16) Salmo 110,1


 

ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN ANTES DE LA PASCUA (Mt 21.1-3,6-11; Mc 11.1-10; Lc 19.29-40)

Próximos ya a Jerusalén, cuando llegaron a Bet-fagé, junto al Monte de los Olivos, envió Jesús a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente (,a Betania), y enseguida encontrareis una borrica atada a una puerta, en el cruce del camino, y junto a ella un borriquillo, sobre el que nadie ha montado todavía; soltadlos y traédmelos, y si algo os dijeren, diréis: 'El Señor los necesita', y al instante os los dejarán". Fueron los discípulos e hicieron como les había mandado Jesús, y trajeron la borrica y el borriquillo. Pusieron sobre éste los mantos, y encima de él montó Jesús.17

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(17) A diferencia de las connotaciones peyorativas que ha tenido este animal en nuestra civilización occidental, el borrico joven era considerado como montura tan noble como el caballo en las civilizaciones semíticas, y a menudo cabalgadura de los propios reyes en desfiles y presentaciones al pueblo.


La mayoría de los de la muchedumbre desplegaban sus mantos por el camino, mientras que otros, cortando ramas de árboles, los extendían por la calzada. La multitud que le precedía y la que le seguía gritaba diciendo: "¡Hosanna18 al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!". Algunos fariseos de entre la muchedumbre le dijeron: "Maestro, reprende a tus discípulos". Y él les contestó: "De verdad os digo que, si ellos callasen, gritarían las piedras".

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(18) "Hosanna" es un término hebreo equivalente a "¡salud!", "¡salve!" o "¡viva!" y era desde antiguo el grito de aclamación y exaltación de las masas hacia alguien (principalmente hacia los antiguos reyes de Israel).


Y cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmocionó y decían: "¿Quién es ése? ", y otros respondían: "Éste es Jesús el profeta, el de Nazaret de Galilea". Entró luego en el Templo mirándolo todo alrededor, y ya por la tarde salió para Betania con los doce.


 

JESÚS Y LOS NIÑOS (Mt 19.13-14; Mc 10.13-16)

Le fueron presentados por entonces unos niños, para que les impusiera las manos y orase sobre ellos; y como los reprendieran los discípulos por acercarse a él, Jesús se enojó y dijo a éstos: "Dejad a los niños que se acerquen a mí, porque de tales es el Reino de los Cielos. En verdad os lo digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y al que avergonzare a uno de estos pequeños, más le valiera que le colgasen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundieran en el fondo del mar". Y abrazándolos, los bendijo imponiéndoles las manos.


 

DISPUTAS DE ALGUNOS DISCÍPULOS SOBRE LA PREEMINENCIA EN EL REINO DE DIOS ( Lc 9.46; Mt 18.1-4,6; Mc 9.33-36; Lc 9.48; Mt 20.25-28; Mc 10.42-44; Lc 14.8-11)

Surgió entre ellos una discusión sobre quién sería el principal de ellos. Los discípulos se acercaron a Jesús a preguntarle: "¿Quién será el más grande en el Reino de los Cielos? ". Él, llamando a sí a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: "De verdad os lo digo: si no os cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues el que se humillare hasta hacerse como un niño de éstos, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. El menor de entre todos vosotros, ése será el más grande. Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes mandan sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros; al contrario: el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea siervo de todos, pues tampoco este Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir. Y cuando seáis invitados a una boda, no os sentéis en los primeros puestos, no sea que venga otro más honrado que vosotros invitado por el mismo, y llegando el que os invitó a los dos, te diga: 'Cede a este tu puesto", y entonces tú, con vergüenza, vayas a ocupar el último lugar ; cuando seas invitado, ve y siéntate en el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, quizá te diga: 'Amigo, sube más adelante'. Entonces tendrás gran honor en presencia de todos los comensales, porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado.


 

RECRIMINACIONES A LOS ESCRIBAS Y FARISEOS (Mc 12.38-40; Mt 23. 2-7,13,23, 24,27-32)

En sus enseñanzas les decía: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Haced y guardad lo que os digan, pero no hagáis lo que hagan, porque ellos dicen pero no hacen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo hacen por moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres. Guardáos de los escribas, que gustan de pasearse con sus túnicas de largos flecos, de ser saludados en las plazas, de ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes, y de ser llamados por los hombres rabbí (maestro), mientras devoran las casas de las viudas y simulan largas oraciones. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos!, hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos y ni entráis vosotros ni permitís entrar a los que querrían entrar ; que establecéis el diezmo de la menta, el anís y el comino, y dejáis lo más grave de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Guías ciegos, que coláis un mosquito y os tragáis un camello; que os parecéis a sepulcros encalados, pulcros por fuera pero por dentro llenos de huesos de muertos y de toda clase de inmundicia; así también vosotros parecéis justos a los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad; que edificáis sepulcros a los profetas y adornáis los monumentos de los justos, diciendo: 'Si hubiéramos vivido nosotros en tiempo de nuestros padres, no hubiéramos sido cómplices suyos en la sangre de los profetas'; pero ya con esto os tenéis por hijos de los que mataron a los profetas y colmáis la medida de vuestros padres".


 

SOBRE EL ORIGEN DE LOS PODERES DE JESÚS. EL CASO DE JUAN EL BAUTISTA (1) (Mt 21.23-27, ; Mc 11.27-33; Lc 20.1-8)

Entrando en el Templo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo mientras paseaba, y le dijeron: "¿Con qué poder haces estas cosas? ¿Quién te ha dado tal poder?". Jesús les respondió: "Voy a haceros yo también una pregunta, y si me contestáis, os diré con qué poder hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del Cielo o de los hombres?". Ellos comenzaron a pensar entre sí: "Si decimos que del Cielo, nos dirá: '¿Pues por qué no habéis creído en él?'. Si decimos que de los hombres, tememos a la muchedumbre, pues todos tenían a Juan por profeta". Y respondieron a Jesús: "No lo sabemos". Entonces les dijo él: "Pues tampoco os digo yo con qué poder hago estas cosas".


 

EJEMPLO DE LOS DOS HIJOS. EL CASO DE JUAN EL BAUTISTA (2) (Mt 21.28-32)

"A ver qué os parece. Un hombre tenía dos hijos, y llegándose al mayor, le dijo: 'Hijo, ve hoy a trabajar en la viña'. Él respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue. Y llegándose al segundo, le habló del mismo modo, y él respondió: 'Voy, señor'; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?". Le respondieron: "El primero". Y les dijo Jesús: "En verdad os digo que los recaudadores y las meretrices os preceden en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por el camino de la justicia, y no habéis creído en él, mientras que los recaudadores y las meretrices creyeron en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido después, creyendo en él".


 

EL ÓBOLO DE LA VIUDA (Mc 12.41-44; Lc 21.1-4)

Estando sentado en el porche de la tesorería (del Templo), observaba cómo la multitud iba echando monedas en el tesoro del Templo, y muchos ricos echaban muchas. Llegó una viuda pobre, echó dos leptos, que hacen un cuadrante (de as), y él llamó a sus discípulos y les dijo: "En verdad os digo que esta pobre viuda ha echado más que todos cuantos echan en el tesoro, pues todos echan de lo que les sobra, pero ésta, desde su indigencia, ha echado cuanto tenía para su sustento".


 

LOS MERCADERES DEL TEMPLO (Mc 11.15-19; Mt 21.12-13; Lc 19.45-48; Mt 21.17)

Estando en el Templo les dijo a los vendedores de palomas, a los cambistas y a cuantos transportaban objetos por el Templo: "Escrito está: 'Y será mi Casa casa de oración'; pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones".

Enseñaba cada día en el Templo; pero los príncipes de los sacerdotes y los escribas, así como los principales del pueblo, buscaban la ocasión para perderle; mas no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándole. Cuando se hizo tarde, salió de la ciudad hacia (la cercana aldea de) Betania, donde pasó la noche.


 

LAS HERMANAS MARTA Y MARÍA ACOGEN A JESÚS EN SU CASA DE BETANIA (Lc 10.38-42)

Una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Tenía ésta una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies de él, escuchaba su palabra. Marta andaba atareada en los muchos cuidados del servicio, y acercándose, le dijo: "Señor, ¿no te preocupa que mi hermana me deje a mí sola en el servicio? Díle, pues, que me ayude". Él le respondió: "Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por muchas cosas; pero pocas son necesarias, o más bien una sola. María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada".


 

LA ÚLTIMA CENA DE JESÚS CON SUS DISCÍPULOS (Mc 14.1-2,10-11; Mt 26.3-5,14-16; Mc 14.12-16,17-30; Mt 26.17-20,26-27,21-23,30,36,43,45-46; Mc 14.17-20,22-23,26,32,41-42; Lc 22.1-13)

Faltaban dos días para la Pascua y los Ázimos, y buscaban los jefes de los sacerdotes, los ancianos del pueblo y los escribas, reunidos en el palacio del pontífice, llamado Caifás, cómo apoderarse de él con engaño y sin ruido y darle muerte, pues se decían: "Que no sea en la fiesta, no sea que se alborote el pueblo". Judas, el llamado Iscariote, uno de los doce, se fue a los jefes de los sacerdotes para entregárselo y les dijo: "¿Qué me queréis dar si os lo entrego?". Ellos, al oírle, se alegraron y prometieron darle dinero, treinta piezas de plata, así que él buscaba la ocasión oportuna para entregarle.

El día primero de (la fiesta de) los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron: "Dónde quieres que hagamos los preparativos para comer la Pascua?". Él envió a dos de sus discípulos (, Simón "Piedra" y Juan,) y les dijo: "Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua; seguidle, y donde él entrare, decid al dueño: 'El Maestro dice: Mi tiempo ha llegado; quiero celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos'. Él os mostrará una sala alta, grande, alfombrada y dispuesta. Allí haréis los preparativos para nosotros". Los discípulos hicieron como Jesús les ordenaba y prepararon la Pascua. 19

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(19) Jesús, consciente de su próxima detención (pues ya estaba informado de los planes del Sanedrín judío y de la traición de Judas), quiso extremar todas las precauciones para que esa detención no tuviera lugar hasta después de la cena de Pascua y poder así celebrar la fiesta en privado y en paz con sus discípulos.


Llegada la tarde, se recostó a la mesa con los doce discípulos. Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dió a sus discípulos. Y tomando un cáliz y haciendo el brindis se lo ofreció para que bebieran. Y mientras comían les dijo: "En verdad os digo que uno de vosotros me entregará". Consternados, comenzaron a decirle cada uno: "¿Soy yo acaso, Señor? ". Él respondió: "El que mete conmigo la mano en el plato, ése me entregará" (en ese momento todos ellos estaban untando el pan en la salsa del plato, y todos retiraron la mano rápidamente). 20

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(20) Jesús, aunque dado a bromas y juegos de palabras con sus discípulos más íntimos, hablaba aquí totalmente en serio, pues sabía ya por sus contactos en el Sanedrín (el fariseo Nicodemo y el magnate José de Arimatea, seguidores suyos en secreto) que su discípulo Judas Iscariote le había traicionado y que le iba a entregar a los jefes judíos a la primera ocasión, para que le apresasen. Aun así no quiere desenmascararlo ante los demás, sino solamente que se dé por aludido y actúe cuanto antes.


Recitados los himnos (de los Salmos), salieron para el Monte de los Olivos. Entonces vino Jesús con ellos a un paraje llamado Getsemaní y les dijo: "Sentáos aquí mientras yo voy a orar". Al volver después los encontró dormidos, pues tenían los ojos somnolientos (por el mosto), y les dijo: "Ya se acerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado. Levantáos, vamos. Ya llega el que va a entregarme" (...)

[sigue en los Evangelios la detención de Jesús, su proceso, su crucifixión y muerte, su sepultura y la desaparición de su cuerpo, que dió origen al Cristianismo como creencia en su resurrección]


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