El Cantar de los Cantares

INTRODUCCIÓN


El Cantar de los Cantares o Cantar de Cantares o Cantar entre Cantares (en hebreo Sir Hashirim, una forma de redundancia gramatical típica de la lengua hebrea antigua para expresar el superlativo, como si dijera: "el Cantar por excelencia" o "el mejor de los Cantares") es uno de los libritos más curiosos y sugestivos de todos los incluidos en esa densa biblioteca enciclopédica hebraica que hemos dado en llamar "La Biblia".

Aparentemente nada en él permite relacionarlo, a primera lectura, con el resto de los libros bíblicos (no se menciona a Dios en todo el poema, salvo en una expresión comparativa final que alude a las "llamas divinas" o "fuego de Dios", metáfora usual referida a los rayos o relámpagos, como se ve también en el libro bíblico de Job, 1, 16). Pero una de sus principales curiosidades o excelencias es también la de su propia perfección estética o belleza formal: en su texto se encuentran, en efecto, buena parte de los recursos literarios característicos de la poesía erótico-amorosa de tipo oriental, con comparaciones, imágenes y expresiones muy similares -p.e.- a las de la poesía erótica de los antiguos árabes beduínos, a veces un tanto crudas, primitivas o "chocantes" para la mentalidad y el gusto literario occidentales, con un lenguaje muy plástico y descriptivo y con metáforas eróticas semiveladas pero bastante transparentes por lo general, y que precisamente por ello se prestan también a múltiples sentidos simbólicos (e incluso alegóricos) tan elevados como profundos.

Originariamente el Cantar de los Cantares debió de ser un canto nupcial en forma de poema lírico dramatizable y dialogado (alternado), con una narración secuenciada dividida en varias breves escenas o cánticos más o menos conexos (aunque seguramente en un orden algo distinto a como nos han llegado, alterada un tanto su secuencia narrativa originaria por la propia transmisión escrita o quizá, más probablemente, por la refundición en un solo poema de varios núcleos literarios originariamente distintos). El "argumento", típico de la cuentística popular de todas las épocas y culturas, viene a ser el siguiente: encuentro amoroso casual entre un joven pastor (que es el propio rey Salomón disfrazado) y una joven viñadora, obligada por sus hermanos a cuidar una viña que éstos tienen arrendada del propio rey; ronda amorosa y breve encuentro a solas en la casa de ella; malentendido y separación temporal; angustia de ella, que le busca por toda la ciudad sin hallarle; vuelta de ella al sitio donde se produjo su primer encuentro amoroso con él; reencuentro con el rey bajo su verdadera identidad; cortejo nupcial y presentación de la novia al pueblo; cántico final (que enlaza y conecta, a su vez, con el cántico inicial).

La tradicional atribución de este Cantar de Cantares al rey hebreo histórico Salomón (h. 970-931 a. C.), tal y como se dice en el propio encabezamiento incorporado al poema, ha sido muy cuestionada por la crítica moderna independiente, que lo considera de hecho un texto de redacción muy posterior (escrito entre los siglos V y IV a.C., pero en ningún caso en el siglo X en que vivió dicho monarca israelita). Sin embargo, ni los criterios toponímicos sobre la veintena de nombres geográficos mencionados en el poema (y que son uno de los criterios referenciales indirectos para esa datación aproximada), ni tampoco los criterios propiamente estilísticos, filológicos y compositivos, son en absoluto concluyentes ni permiten excluir totalmente la pretendida autoría.

Sobre el rey Salomón (hijo de Dawid o David), considerado como el más poderoso, el más sabio y también el más famoso y proverbial de todos los monarcas del antiguo reino hebreo, se dice en el libro I de los Reyes (4, 32) que "fue el autor de unos 3000 proverbios y sus cantares fueron en número de 1005" (una parte muy seleccionada de esos proverbios o sentencias filosóficomorales podrían ser los contenidos en el libro bíblico de los Proverbios y en algunas máximas o sentencias sapienciales dispersas en otros libros bíblicos, como el del Cohelet o "Eclesiastés"). Pero de esos 1005 cánticos propiamente dichos (salvo algunos pocos salmos que también se le atribuyen tradicionalmente) no se ha conservado ninguno. La "excepción de las excepciones" podría ser precisamente este Cantar de Cantares, que en todo caso sería sin duda el mejor y el más logrado de todos ellos. Por lo demás, los nombres de los dos protagonistas de este Cantar (Salomón y Sulamit, en masculino y en femenino) son artificiosamente poéticos y perfectamente convencionales y ficticios, y desde luego parece más lógico considerar que el tradicional tema proverbial sobre la sabiduría del rey Salomón haya sido utilizado para dar su nombre al protagonista masculino y al motivo principal del "rey disfrazado de pastor" (y por extensión también al supuesto autor del poema) que suponer que el propio rey Salomón compuso una ficción autobiográfica en forma de poema y con todos los elementos propios de esa "temática salomónica" que es evidentemente muy posterior a él mismo.

No obstante, hay todavía una posibilidad que merece considerarse, y es la de que el Poema haya podido ser reelaborado varios siglos después de Salomón, pero aprovechando algunos poemas originarios que se conservaban de dicho monarca (quizá las partes líricas que se repiten a lo largo del texto y aquellas en las que el novio ensalza con notables comparaciones poéticas la belleza física de la novia, y acaso también algunos otros versos dispersos bastante logrados), y que ese núcleo o núcleos originarios fueran refundidos, adicionados y reelaborados después con otros materiales poéticos (incluidos elementos y motivos característicos de los cuentos populares hebreos y de otros cantos nupciales tradicionales) por obra de otro(s) poeta(s) cortesano(s) posterior(es). Ello explicaría al menos los elementos más inconexos y aparentemente más confusos del propio texto, pues es evidente que, a pesar de todas sus grandes bellezas plásticas particulares que encubren los defectos de conjunto, el Poema presenta también algunas incoherencias, ambigüedades léxicas y partes mal ensambladas o no del todo bien mixtificadas (empezando por ese triple carácter lírico, narrativo y dramático). Algunas de esas "costuras", en efecto, se notan ya desde el propio principio del Poema, que comienza con la frase "Béseme con besos de su boca", referida al novio en tercera persona y probablemente pronunciada en su origen por un coro de muchachas, pero que en el texto conservado se une mediante la partícula hebrea ki (=pues, porque) con las primeras palabras de la novia dirigidas al novio en segunda persona, incongruencia sólo explicable en el supuesto de que la pieza originaria fuera dialogada y con intervención de un coro, es decir, teatralizable o de canto alternado.

Sea como fuere, el caso es que ha sido sin duda esa atribución tradicional al propio Salomón lo que ha mantenido ya desde antiguo este insólito Poema dentro del corpus de los textos bíblicos, a pesar de su aspecto aparentemente profano. Su propia perfección literaria formal, su interpretación necesariamente alegórica, y sobre todo su pretendida (y por entonces indiscutible) autoría salomónica, hicieron que nadie se atreviera a quitar de la colección bíblica oficial y sacerdotal este sorprendente librito.

Una tradición más posterior parece ser la que considera que la protagonista femenina del Poema podría ser "la hija del faraón" citada en el libro I de los Reyes (3,1; 9, 16 y 24), una princesa egipcia de la dinastía XXI que al parecer fue una de las favoritas -o por lo menos la más interesante políticamente- entre las numerosas esposas de Salomón. Pero en realidad no hay en el Poema alusiones explícitas a ese pretendido origen egipcio de la protagonista, fuera de una alusión a "los carros del Faraón" (casi obligada tratándose de carros de guerra de procedencia egipcia, que eran los mejores de su época y de los cuales el rey Salomón tenía un gran número para su ejército) y fuera de una metafórica expresión en la que la protagonista dice de sí misma que es "morena [o negra, según otros] pero hermosa", expresión que algunos traductores y comentaristas han tomado quizá demasiado a la letra, olvidando el propio contexto erótico y el sentido metafórico de la expresión (de hecho, esa supuesta piel morena de la novia no parece casar bien con esas "mejillas" -también metafóricas- del color "de la corteza de granada" que más adelante se le atribuyen). Lo cierto es que no parece demasiado verosímil que el Salomón real eligiese como protagonista de un poema suyo ni a ésa ni a ninguna otra de las demás reinas, princesas y concubinas del harén regio, en detrimento y menoscabo público de todas las demás (y ello es también un argumento indirecto para dudar de su supuesta autoría, por lo menos en lo que respecta a la elección de sí mismo y de una de sus mujeres como protagonistas del Poema). Por otro lado, y según se deduce del citado libro I de los Reyes (10, 1-13 y 11,3) parece ser que la "mujer de su vida" no debió de ser ninguna de esas mil mujeres que se le atribuyen como reinas y concubinas reales, sino sobretodo una reina de Arabia que le visitó personalmente en Jerusalén junto con su séquito y que estuvo con él algún tiempo, la famosa y enigmática "reina de Saba", de la que tampoco se tienen descripciones físicas pero de la que al menos se sabe que compartió más que nadie aficciones intelectuales con el sabio monarca hebreo.

El caso es que la protagonista femenina del Cantar, si hubiera que buscarle sus orígenes desde el propio texto, es presentada de hecho como si fuese una campesina hebrea de familia más o menos relativamente acomodada, aunque también hay bastantes alusiones a las montañas del Líbano (que, si fueran algo más que meras referencias poéticas y quisieran aludir a una princesa extranjera, pudieran hacer pensar también en un posible origen fenicio). En el libro bíblico de los Salmos hay un cántico nupcial (el salmo 44) expresamente referido a una princesa fenicia (de Tiro, concretamente), esposa de un rey israelita, pero se trata de un salmo cortesano y genérico que no menciona siquiera el nombre del rey hebreo en cuestión, seguramente porque fue compuesto para que pudiera ser cantado llegado el caso ante cualquier monarca israelita que se casase con alguna princesa extranjera, preferentemente fenicia, algo que al parecer fue bastante frecuente en la historia de ese reino desde el principio y hasta el final (al propio Salomón se le reprocha que, al final de su vida, diera culto a los dioses de algunas de sus mujeres, entre ellos la diosa feniciocananea Astarté).

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La forma y el contenido de este Poema son, como se ha dicho, típicos de la literatura oriental antigua, en la que los temas eróticos son tratados generalmente de forma bastante más explícita y natural que en las literaturas occidentales. Las metáforas eróticas, por ejemplo, son en general bastante transparentes, aunque convenientemente semiveladas también, con la diferencia de que en cualquier literatura occidental medieval o moderna resultarían algo escabrosas y aquí son perfectamente naturales en cuanto convenciones poéticas del propio género literario y del propio gusto oriental. En realidad, ni siquiera este Cantar es tampoco único en su género, aunque lo sea dentro de la literatura hebrea antigua que ha llegado hasta nosotros, pues de hecho el género estaba ya perfectamente cuajado y consolidado desde antiguo y hubo al parecer muchos otros cantares orales o escritos (no conservados) de contenido básicamente similar (en un pasaje del libro bíblico del profeta Isaías -5, 1 y 2-, de principios del s. VIII a.C., tenemos una pequeña muestra imitativa de estos cantares de amores -probablemente de creación y transmisión oral mayoritariamente femenina- que al parecer debieron de estar bastante extendidos y generalizados desde tiempos antiguos en la cultura popular hebrea).

Este Cantar de Cantares no es, por tanto, original en la sensibilidad y naturalidad poética del tratamiento del tema amoroso, ni siquiera (aunque para el gusto occidental pudiera parecerlo) en sus plásticas y chocantes metáforas, y tampoco -como hemos visto- es único en su género, aunque sea el único que se nos ha conservado; pero sin duda (aparte de que pudiera ser uno de los mejores y más singulares, tal y como lo estimaron y consideraron los propios recopiladores bíblicos) su originalidad está sobre todo en la propia reelaboración y mixtificación del tema (en esa equilibrada mezcla de narración, descripción y diálogos) y especialmente en el propio resultado poético y en sus diversos valores de conjunto.

Es, en primer término, poesía amorosa, y más secundariamente (y desde luego muy "entre líneas" o "entre paréntesis") es incluso manual erótico o "arte de amar" (puede decirse que no hay prácticamente nada que no puedan hacer eróticamente un hombre y una mujer reunidos a solas para disfrutar el uno del otro y que no esté -explícita o implícitamente- descrito en este poema, con la diferencia de que no sólo se describen de modo implícito las "técnicas" y "posturas" eróticas fundamentales, sino quizá también la correcta y eficaz sucesión y secuencia de ellas, y ésto a pesar de las ya comentadas trastocaciones -casuales o intencionadas- de algunos pasajes). En este sentido, este librito contiene todo el "arte de amar" del pueblo de la Biblia, y de forma más resumida, más esencial y mucho menos tediosamente descriptivista que algunos conocidos tratados amatorios orientales que con tanto papanatismo como ignorancia ha celebrado el Occidente contemporáneo como "grandes descubrimientos eróticos" (incluidos los prolijos tratados de la filosofía tántrica india); y ni siquiera la poesía erótica griega y romana antigua nos parece que supere en sencillez ni en complejidad profunda ni en belleza estética a este pequeño Cantar hebreo (mucho más comparable, en cambio, a la lírica amorosa medieval occidental o a las cancioncillas populares europeas tradicionales).

La poesía estrictamente erótica tiene, como es obvio, un contenido muy limitado en sí mismo (como lo tiene también, y aun mucho más estrecho, la propia literatura pornográfica, que por ello mismo deviene siempre necesariamente repetitiva, tediosa, redundante y muy limitada en su expresión, y desde luego menos sugerente también que su propia imagen gráfica explícita). Pero en realidad, los límites del género son siempre demasiado estrechos (como lo es la propia sexualidad humana desprovista de los velos del erotismo, o el erotismo desprovisto de cierto grado de espiritualización amorosa de la propia sensualidad). De ahí que el uso literario de la metáfora, como término interpuesto entre una realidad de referencia demasiado prosaica y la multiplicidad de los modos de verla, de sentirla, de sugerirla y de representarla, resulte del todo imprescindible, pues sólo la metáfora proporciona verdadera profundidad y perspectiva estética a algo que por sí mismo ni lo tiene ni lo deja de tener.

El Cantar de los Cantares, como se ha dicho, es ante todo un poema amoroso (y secundariamente erótico), perspectivado en una triple dimensión literaria simultánea (descriptiva, narrativa y dialogada), en una amalgama -casual o no- que resulta de hecho verdaderamente original. Pero su contenido erótico, con ser importante, no es ni siquiera su contenido nuclear. El tema esencial del Cantar es el Amor entre hombre y mujer, entre la pareja arquetípica humana, un amor expresado a veces en términos sensuales típicos de la poesía oriental, pero también con metáforas universales comunes a todos los pueblos y culturas de todas las épocas. Es ese amor de pareja precisamente (un amor exclusivo y único, excluyente y unidireccional) lo que permite también una relectura propiamente erótica del texto, como "manual básico" de la sexualidad conyugal, vivida y revivida -sin agotarse- en una pareja perfectamente unida por el amor recíproco mutuamente probado a sí mismo, y válido por tanto como modelo erótico únicamente en esas condiciones exclusivas. No son, pues, estrictamente, "técnicas amatorias genéricas" (válidas para cualquier hombre y para cualquier mujer), sino más bien "derechos recíprocos de amor" de uno sobre otro en la pareja hombre-mujer, en la pareja que se ama y que buscan conjuntamente la imagen completa de sí mismos en esa relación y en esa vivencia única e intransferible. Y es que el Cantar, en efecto, trata ante todo de la vivencia del Amor, no de la experiencia amatoria meramente erótica.

Ésa es la dimensión principal del Cantar de los Cantares, y es desde ahí donde este texto poético adquiere su mayor vuelo y donde alcanza toda su significación y su propia sobredimensión simbólica de la vivencia básica del ser humano, que es también la vivencia divina por excelencia: el Amor, el amor humano como representación y símbolo del amor divino, de comunicación con la esencia de lo divino, que ya no se agota en sí mismo como se agota la propia sensualidad, sino que sobredimensiona y espiritualiza a ésta, pues el Amor viene a ser algo así como el verdadero "programa divino originario" en las relaciones humanas más profundizadas en sí mismas, las de las respectivas mitades (masculina y femenina) del Universo partido en dos desde el principio: hombre y mujer, macho y hembra, como en el principio de la creación. Salomón y Sulamit, los protagonistas literarios, son también en cierto modo (siguiendo con el relato mitológico hebreo) los míticos Adán y Eva, que han reencontrado su propio y definitivo paraíso original el uno en el otro, un paraíso que ya no consiste -como en el mito originario- en un lugar, en un tópos, en un estar, sino en una vivencia, en un reconocimiento mutuo, en un ser y en un llegar a ser (y así, el pastor deviene en rey, la campesina en reina, y ambos en pareja arquetípica perfectamente indisoluble, en modelo de Amor, en reintegración definitiva de un todo originariamente separado por un error o "pecado" de infidelidad, por una disfuncional anomalía o por algún "virus" en el programa divino originario). El Cantar de los cantares aparece entonces como un modelo sobre el Amor de los amores, como una invitación a trascender la mera sensualidad y el erotismo de los sentidos y llegar desde un erotismo anímico hasta un más perfecto "erotismo espiritual", traspasando la propia metáfora y profundizando el símbolo para no agotarlo en sí mismo, para llegar -en suma- a la propia profundidad de los sentidos mismos.

Y como modelo perfecto y perfeccionado del Amor humano, el Cantar es también paradigma del Amor divino. El tema alegórico de Israel (o de la ciudad santa de Jerusalén) como "novia" o "prometida" o "esposa" de Dios es bastante recurrente en la Biblia. Lo encontramos, entre otros, en el libro del profeta Isaías (61,10 y 62,5), y asimismo en el del profeta Oseas, con su desastrosa experiencia inicial del amor conyugal (con una esposa que le abandona para dedicarse a ejercer la prostitución sagrada en los templos paganos, pero que finalmente vuelve con él y es redimida). En el Cantar, aunque no se formule de manera explícita, está presente también este mismo esquema alegórico y simbólico (o por lo menos las propias posibilidades arquetípicas subyacentes a dicha interpretación), cuyos ecos llegan también al propio evangelio cristiano, donde se alude a ello con estos mismos símbolos y donde el Amor es ante todo el más perfecto modelo y representación de las relaciones con la Divinidad (véase, por ejemplo, Mateo 25, 1-13, Marcos 2, 19, Juan 3, 29 y 20, 11-18, o Apocalipsis 19, 7).

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El texto hebreo original del Cantar de los Cantares, como es bien sabido de sus comentaristas y traductores, presenta no pocas dificultades y problemas filológicos (incluidas algunas oscuridades léxicas que resultan ya prácticamente irresolubles cuando se trata de términos antiguos o de acepciones semánticas olvidadas o desconocidas en el hebreo posterior); la forma métrica del original y el propio carácter poético del texto, así como algunas frases y giros polisémicos o muy ambiguos, unido a la "propia concisión y brevedad de la lengua hebrea antigua" y al carácter metafórico de muchas expresiones de doble sentido, son otras tantas dificultades añadidas para una traducción verdaderamente exacta y completa del original hebreo.

Estas traducciones, con todo, han sido muchas (tantas como las de la Biblia en su conjunto), y en muchas lenguas distintas, aunque en general son traducciones muy interdependientes unas de otras. Las primeras y más importantes, por cuanto han marcado las pautas de muchas otras posteriores, son la traducción griega de la Biblia de los Setenta o de Alejandría (siglo III a.C.) y la traducción o reelaboración latina de la Vulgata, de San Jerónimo (s. IV d.C.), ambas muy notables pero también muy superadas en bastantes aspectos por los propios progresos de la filología bíblica moderna y contemporánea y por un mayor conocimiento actual del contexto literario, histórico, arqueológico y antropológico de los textos bíblicos. En lengua castellana fueron pioneras las versiones en prosa de Benito Arias Montano y de Fray Luís de León (ambas del siglo XVI y ambas realizadas directamente desde el texto hebreo original, aunque con ineludible cotejo con la Vulgata latina como necesaria "piedra de toque"); la de Fray Luís además, como es sabido, le costó serios disgustos a su autor, incluido su encarcelamiento y un proceso inquisitorial del que salió finalmente absuelto y en el que inicialmente se le acusaba de contradecir y menoscabar la traducción "oficial" de San Jerónimo en algunos pasajes. Pero ambas versiones renacentistas, superiores a la de la propia Vulgata, han sido asimismo superadas también por el propio paso del tiempo (más interesante, más "clásica" y más intemporal es una paráfrasis del Cantar realizada en precioso verso castellano por el propio Fray Luís, imitando el estilo de las églogas pastoriles tan de moda en la literatura cortesana de su época, a imitación de las églogas grecolatinas, como ya había hecho también Arias Montano).

En nuestra versión hemos cotejado y contrastado éstas y otras versiones y traducciones antiguas y modernas en nuestra lengua y en otros idiomas (incluidas algunas bastante exóticas, como la fragmentaria versión o más bien paráfrasis, en lengua goda, de la Biblia de Wulfila, del siglo IV, e incluso alguna versión moderna en castellano sefardí o judeoespañol). Pero ante todo, a la vista de los propios originales hebreos, hemos intentado resolver (o por lo menos aclarar) algunas oscuridades y ambigüedades del texto que tradicionalmente han sido obviadas o pasadas por alto por casi todas las traducciones antiguas y modernas, procurando mantener (o reconstruir) la propia unidad narrativa y dramática del original (la división convencional del texto en diversos cánticos o escenas, por ejemplo, y los epígrafes explicativos con las palabras "novio" o "esposo", "novia" o "esposa" y "coro", en los diálogos, no figura en el texto hebreo original, pero fueron introducidos con muy buen criterio aclarativo por algunos traductores antiguos, incluido el propio Fray Luís de León, aunque a menudo la atribución de algunas estrofas a uno u otro de los protagonistas dialogantes pueda ser contextualmente bastante cuestionable e incluso intercambiable). En esta versión nuestra, sin cambiar determinados pasajes que están evidentemente trastocados de lugar, hemos introducido además algunas acotaciones explicativas convencionales (entre paréntesis y en letra versalita), con objeto de que los diálogos y el propio curso temporal de la acción quede más contextualizado y menos confuso (todo ello lo ponemos además en letra negrita, para resaltar que no se encuentra en el texto original). Tampoco figuran en el original las palabras o frases explicativas que en el texto de nuestra traducción ponemos entre paréntesis (a modo de aclaración, precisión, explicación, glosa o incluso interpretación personal del sentido textual del original), unas veces para completar explícitamente lo que en el propio texto hebreo parece implícito, y otras veces como interpretación, apreciación o aclaración más o menos conjetural por nuestra parte, de manera que los lectores más ortodoxos puedan saltarse sin más todo lo que figura entre paréntesis o en negrita si lo que desean es únicamente la traducción literal del original.

Lo importante en nuestra intención ha sido sobre todo ofrecer una versión actualizada, contrastada y muy "pegada" al original, pero sin subordinar estrictamente la expresión poética y estética a la literalidad textual, es decir, intentando mantener en todo caso unos efectos estéticos que a menudo se pierden necesariamente en una traducción demasiado literal, y sobre todo conservar los aspectos narrativos y la secuencia dramatizable originaria (que sin duda la tuvo originariamente, como lo evidencia el hecho de que en el propio texto hebreo algunas de las frases de los protagonistas -en tiempos verbales de pretérito trasladado- parecen haber tenido un indudable carácter explicativo, a modo de verdaderas "acotaciones escénicas"; por ello las ponemos aquí en letra cursiva y entre corchetes). La puntuación ortográfica, muy imperfecta en el hebreo bíblico, es asimismo convencional, adecuada y actualizada a la que se utiliza en nuestra lengua en textos poéticos similares y a lo que pide el propio sentido contextual. Por último, una serie de notas numeradas meramente explicativas y de carácter divulgativo (no erudito o crítico) completan la perspectiva y la interpretación del texto.

Dibujo de una gacela mirando su propio reflejo en el agua de un arroyo

Ésto es todo lo que hemos podido hacer por nuestra parte (en la medida de nuestras limitaciones filológicas y poéticas) para intentar darle un poco más de brillo y de lustre a esta joya poética del gran tesoro de la literatura bíblica y de la literatura amorosa de todos los tiempos.

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EL (MEJOR) CANTAR DE (TODOS) LOS CANTARES, QUE ES (EL) DE SALOMÓN


 

CÁNTICO PRIMERO

(LAS COMPAÑERAS ACICALAN A LA NOVIA EN PRESENCIA DE SU PROMETIDO, Y ENTRAN ABRAZADOS AMBOS EN LA CÁMARA NUPCIAL, SEPARADA POR UNA CORTINA)


CORO-

NOVIA-

¡Que me bese (a mí también) con esos besos de su boca!

¡Qué deliciosos...mmm...más (embriagantes) que el vino...tus...amores! ¡Y qué riquísimos (me saben) con el intenso olor (de) tus aromas! (Al pronunciar) tu nombre, líquido perfume (se me ha) derramado ¡Así que las jovencitas tanto te deseaban!

¡Ténme sujeta, sí, vamos, arrástrame por debajo de tí! (recorreremos toda la fragancia de esos aromas tuyos)...
[Me introduce mi rey en sus habitaciones interiores]

CORO-

Nos recrearemos y disfrutaremos en tí, imaginándonos tus caricias como néctar exquisito. ¡Con cuánta razón se te desea!
(....)

NOVIA-

Bronceada estoy ya, pero bien lustrosa, muchachitas de Jerusalén, (extendida y desplegada) como una de esas (ennegrecidas y mugrientas) tiendas de cuero (de los beduínos) de CedarNota 1, (pero también) como una de las tiendas militares de campaña de Salomón (el rey). No os extrañe de que esté tan atezada: es que...me ha tostado el sol (de tanto) que me miraba. Los hijos de mi propia madre se empeñaron en ponerme a guardar viñas, muy enojados contra mí porque no supe guardar bien mi viña propia.
Pero díme tú ya, amado de mi vida: ¿a dónde vas a pastorear? ¿dónde piensas descansar a mediodía (con tu ganado)? Que no quisiera perderme como descarriada detrás de los rebaños de tus compañeros.

NOVIO-

¿Es que no te lo sabes ya, la más hermosa de entre las mujeres? Ve y sigue las huellas del ganado de cuatro patas, y lleva a pastar a aquellos cabritillos tuyos (que sepan ir por sí solos) junto a las majadas de (mis) pastores.
A (la mejor de) mis yeguas que tiran del carro del Faraón (,el rey del Egipto,) te tengo que comparar, amiga mía: (pues como el trasero de una yegua adornado con cordoncillos y flecos,) (igual de) preciosas se ven esas (grandes y tersas) mejillas tuyas entre los ensortijados rizos, y precioso cual preciado collar está tu cuello; debemos añadir (una ceñida cadenilla de) colgantes con cuentecillas de oro tachonadas de plata.Nota 2

NOVIA-

[Recostado e inclinado (junto a mí) en su asiento está mi rey, y ya mi nardo destila su fragancia]
Bolsita de mirra es mi amado para mí, reposando entre mis senos; racimito de uvas selectasNota 3 de las viñas de Engadí es para mí mi amado.

NOVIO-

¡Pero qué hermosa y qué buena que estás, amiga mía: con esos ojuelos tuyos...(en) ese par de pichones!

NOVIA-

¡Ay, tú sí que eres hermoso y agraciado, amor mío!
[Florido está nuestro asiento; de (sólido) cedro son las vigas de nuestra morada, y sus artesonados son de ciprésNota 4]
Yo soy ahora (, con mis manos entrelazadas,) (tu) rosaNota 5 de la llanura...y (tú) (mi) lirio de los valles.

NOVIO-

NOVIA-

Como azucenaNota 6 entre espinos es mi amada entre las muchachas.

Como manzano entre los árboles silvestres es mi amado entre los jóvenes.
A su sombra ansiaba yo sentarme, y su fruto es lo más delicioso para mi paladar.
[Me introduce en la antesala de su bodega y me acomete (con) el estandarte de su amorNota 7]
¡Confortadme con pasteles de pasasNota 8, reanimadme con manzanas, que desfallezco de gozo!
[Su mano izquierda me tiene cogida por la cabeza y con su diestra me abraza]
(....)

NOVIO-
(Asomándose
tras la cortina)

Os lo advierto, muchachas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas de los montes: ni se os ocurra despertar o inquietar a mi amor hasta que le plazca.


 

CÁNTICO SEGUNDO

(LA NOVIA RECUERDA O SUEÑA UNA BREVE VISITA ANTERIOR DE SU AMADO EN PRIMAVERA)


NOVIA-

¡Es la voz de mi amado! Sí, aquí llega saltando por los montes, brincando por las colinas. Al corzo y al cervatilloNota 9 se asemeja mi amado. Sí, aquí está ya, detrás de nuestros muros, dejándose ver por entre las ventanas, mirando por entre las celosías. Mi amado ha comenzado a hablar y me dice:

NOVIO-

¡Levántate ya, amada mía, hermosa mía, y ven! Que ya ha pasado el invierno y han cesado del todo las lluvias; ya se ven en la tierra los primeros brotes floridos, ya ha llegado el tiempo de la poda (de las vides) y se puede oír en nuestra tierra el arrullarse de las tórtolas; ya ha madurado la higuera sus brevas, ya las viñas en flor esparcen su fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven!
Paloma mía, (que anidas) en las hendiduras de las peñas, en las grietas de (abandonados torreones y) escondrijos, déjame ver tu rostro, hazme oír tu voz. Que tu voz es tan dulce como encantador es tu rostro.

NOVIA-

¡Cazadnos a esos (furtivos) zorros (que por ahí asoman), a esas raposillas que destrozan las viñas, nuestras viñas en flor!Nota 10
(....)
Mi amado es para mí y yo para él, que pastorea entre azucenas hasta que refresca el día y caen las sombras. Vuelve entonces, amado mío, (corriendo) como el gamo y el cervatillo por los montes que se separan a lo lejos (en el horizonte).Nota 11


 

CÁNTICO TERCERO

(LA NOVIA REMEMORA EN SUEÑOS LAS NOCHES DE ANSIEDADES ANTERIORES AL REENCUENTRO)


NOVIA-

En mi lecho, por las noches, eché de menos al amado de mi alma: lo busqué y no lo hallé. Me levantaría y daría vueltas por la ciudad, por sus explanadas y plazas, buscando al hombre de mi vida; lo buscaría, pero no lo hallaría; y me encontraría con los centinelas que hacen la ronda por la ciudad:
"¿Habéis visto al que ama mi alma?"
Pero en cuanto los dejara atrás, hallaría al amado de mi vida. Me aferraría a él para no soltarlo, hasta meterlo en la casa de mi madre, en la alcoba en la que me dió a luz.

(ENTRE SUEÑOS OYE LA VOZ DEL NOVIO DIRIGIÉNDOSE A LAS MUCHACHAS)

NOVIO-

Os lo digo en serio, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las cabras montaraces: no despertéis ni desveléis a mi amor hasta que le plazca.


 

CÁNTICO CUARTO

(SE REMEMORA LA ENTRADA DEL CORTEJO EN LA CIUDAD AL ATARDECER Y LA CELEBRACIÓN DEL BANQUETE NUPCIAL. ELOGIO DEL NOVIO, QUE ES EL REY SALOMÓN, A SU PRINCESA PROMETIDA)


CORO-

¿Qué es aquello que se ve subir desde el desierto como columna de humo, como vapores de mirra e incienso y de todos los perfumes más exquisitos? ... ¡Mirad: es la litera de Salomón! Sesenta valientes guerreros, escogidos de entre los héroes de Israel, le dan escolta. Todos llevan espada, todos son experimentados en el combate, cada uno con su espada colgando sobre el muslo para hacer frente a las sorpresas nocturnas.
Se ha hecho el rey Salomón su litera móvil con maderas del Líbano; ha hecho de plata sus fustes, de oro su respaldo y techo, y su asiento de lana teñida de púrpura, con su interior primorosamente tapizado por las hijas de Jerusalén.
¡Salid, hijas de Sión, salid a ver al rey Salomón con la guirnaldaNota 12 con que lo coronó su madre para el día de sus bodas, para el día de la alegría de su corazón!
(....)

NOVIO-

¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres, (con) tus ojos de paloma (resaltando) entre el velo (de tus guedejas)! Son tus cabellos rebañitos de cabras que (ondulantes) bajan saltando por los montes de Galaad. Son tus dientes como rebañito de ovejas recién esquiladas que suben del lavadero, todas con su par de crías mellizas, sin que a ninguna le falte su parejita.
Cintitas de grana son tus labios, y es tu hablar delicioso. Tus mejillas, (resaltando) entre el velo (de tus cabellos), parecen dos mitades de corteza de granada. Es tu cuello (largo y esbelto) como torre de David amurallada y guarnecida de trofeos, de donde cuelgan mil escudos redondos de guerreros valientes. Tus dos pechos parecen dos crías mellizas de gacela, triscando entre azucenas. Antes de que refresque el día y caigan las sombras, voy a subir al monte (tuyo) de la mirra, a la colina (tuya) del incienso.
Eres enteramente hermosa, amiga mía; no hay tacha alguna en tí. ¡Del (monte del) Líbano vente ya, novia mía, vente del Líbano, sí, desciende desde la cumbre del monte Amaná, desde las cimas del Sanir y del HermónNota 13, desde las guaridas de los leones, desde las montañas de los leopardos!...
Has cautivado mi corazón, hermana, novia mía, (lo has cautivado) con una sola de tus miradas, con una sola de las perlas de tu cuello. ¡Qué encantadores son tus senos, hermana y novia mía, y qué deliciosas son sus caricias: más que el vino! ¡Y el aroma de tus olores es mejor que el de todos los perfumes juntos!
Miel pura chorrea de tus labios, oh novia; miel y leche hay bajo tu lengua; y la fragancia de este chal (, de este velo que he echado sobre tí, ) es como el aroma del (bosque del) Líbano.Nota 14
Eres jardín con cerca, hermana y novia mía, jardín cercado y fuente sellada. Tú plantío es un oasis de granados y de las esencias más exquisitas: de alhelí y de nardos, de nardo y azafrán, de caña y de canelaNota 15, de toda clase de plantas aromáticas, de mirra y de sándalo, de todos los bálsamos más selectos. Eres fuente en los jardines, manantial de aguas vivas, arroyuelos que se deslizan suavemente desde el Líbano.

NOVIA-

¡Levántate, viento del norte! ¡Y ven tú, viento (del desierto) del sur! ¡Que se ventile bien mi huerto y que fluyan sus aromas!
Venga mi amado a su jardín, a comer de sus frutos exquisitos.

NOVIO-

Sí, voy a mi jardín, hermana y novia mía, a coger de mi mirra y mis aromas, a comer de mi panal y de mi miel, a beber de mi vino y de mi leche.
Entretanto, comed, compañeros míos; bebed y embriagáos, amigos míos...


 

CÁNTICO QUINTONota 16

(EN EL QUE SE DESCRIBEN LOS SUEÑOS Y RECUERDOS DE LA NOVIA Y SUS ANSIEDADES PASADAS)


NOVIA-

[Yo duermo, pero mi corazón está bien despierto. Y (todavía) me resuenan las voces del amado llamándome:]

NOVIO-

¡Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía! Que está ya mi cabeza cubierta de rocío y mis cabellos (empapados) con la escarcha de la noche.

NOVIA-

Ya me he quitado la túnica. ¿Cómo voy a volver a vestirme? Ya me he lavado los pies. ¿Cómo voy a volver a ensuciármelos?
[Mi amado metió su mano por el agujero (de la cerradura) y mis entrañas se estremecieron al sentirlo. Me incorporé para abrir a mi amado. Mis manos destilaron mirra líquida, exquisita mirra (corría) entre mis dedos, en el pestillo de la cerradura.Nota 17
Abrí a mi amado, pero ya mi amado había desistido y se había marchado. Mi alma se me salió fuera de mí misma con (el eco de los suspiros de) su voz. Le busqué, mas no le hallé. Le llamé a voces, pero no me respondió. Me encontré con los centinelas que hacían la ronda por la ciudad, y me golpearon y me lastimaron; me quitaron mi manto los centinelas de las murallas
]

(SE DIRIGE A UNAS MUJERES PÚBLICAS QUE ENCUENTRA Y QUE LE RESPONDEN CON NO POCA IRONÍA)

Os lo ruego por lo que más queráis, hijas de Jerusalén: si os encontráis con mi amado, decidle que desfallezco de amor.

CORO-

¿Y qué tiene de tan especial tu amado, oh mujer guapísima? ¿En qué sobresale tanto ese amado tuyo, para que nos ruegues con tanta vehemencia?

NOVIA-

Mi amado es fresco y sonrosado (,como una rosa de delicado color), se distinguiría entre miles. Su cabeza reluce como el oro más refinado. Las guedejas (de su cabello) son como racimos de dátiles, (de rizos) negros como el cuervo. Sus ojos son palomas posadas a la orilla de las aguas, que (parecen que) se han bañado en leche y (que) se están (secando) al borde de los estanques. Sus mejillas son planteles de perfumes, plantaciones de plantas aromáticas. Sus labios son lirios que destilan mirra líquida. Sus manos están torneadas (y pulidas) como el oro, rematadas (en las puntas de los dedos) con piedras (rojizas) de TarsisNota 18. Su vientre es una placa de marfil, cuajado de zafiros (, y lo mismo su pecho). Sus piernas son columnas de mármol, asentadas sobre basas de oro puro. Su aspecto es como el (monte del) Líbano, distinguido y bien plantado como un cedro. La (voz que sale de la) garganta suya es toda suavidad. Todo él es un encanto. Así es mi amado, así es mi amigo, hijas de Jerusalén.

CORO-

¿Y a dónde fue semejante amante, oh tú, la más hermosa de las mujeres? Dínos por dónde se ha ido ese amado tuyo...para que lo busquemos contigo.

NOVIA-

Mi amado ha debido de ir a su huerto, a los jardines de las plantas aromáticas, a pastorear en los oasis y a coger azucenas. Pero (también os digo que) yo soy (toda) para mi amado, y mi amado es (todo él) para mí, (incluso cuando está) pastoreando entre azucenas.


 

CÁNTICO SEXTONota 19

(DESCRIPCIÓN DE CÓMO SE PRODUJO EL REENCUENTRO ENTRE EL REY Y SU PROMETIDA, QUE IGNORABA LA VERDADERA IDENTIDAD DE AQUÉL, A QUIEN ELLA TENÍA POR UN SIMPLE MAYORAL DE LOS PASTORES. ELOGIO HACIA ELLA POR PARTE DE LAS MUJERES Y DEL REY)


NOVIO-

Eres, amiga mía, tan bonita y encantadora como (la ciudad de) Tirsá y tan majestuosa y hermosa como la propia Jerusalén, (pero también) tan impresionante como escuadrón de guerreros en orden de batalla. ¡Aparta ya de mí esos (irresistibles) ojos tuyos que me tienen fascinado! Es tu caballera manadita de cabras de las que se ven por (las pendientes de) Galaad. Tus dientes son como rebañito de ovejas recién esquiladas que vienen del lavadero, todas con crías gemelas, sin que a ninguna le falte su pareja. Y son tus mejillas como (dos trozos de) corteza de granada (semiveladas) entre el velo (de tus cabellos).
Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, e innumerables las muchachitas (que tengo para elegir).Nota 20 Pero una sola es mi paloma, mi perfecta, la (hija) única de su madre, la predilecta de quien la engendró.

[Las jovencitas que la ven la felicitan, y las reinas y concubinas la llenan de elogios: ]

CORO-

¿Quién es ésta que llega y se levanta como la aurora, tan hermosa como la luna llena y tan sobresaliente como el sol, tan imponente como un ejército en orden de batalla?

NOVIA-
(Sentada en la
litera junto a
su prometido)

Bajé al huertecillo de los nogales para ver la floración del valle, para comprobar si brotaba ya la viña y si florecían los granados. Y, casi sin saber cómo, he aquí que me ví llevada en los carros reales del príncipe de mi pueblo.

CORO-

NOVIA-

¡Vuélvete, vuélvete, SulamitNota 21, vuélvete, vuélvete para que te contemplemos!

¿Y qué queréis contemplar en la Sulamita (,aquí), en medio de este cortejo (de gentes y de este desfile de tropas) a ambos lados (del camino)?Nota 22

CORO-

¡Qué lindos se ven tus pies en sus sandalias, noble princesa! Los contornos de tus muslos son como joyas torneadas por las manos del orfebre. Tu ombligo es una taza bien redondeada, donde no faltarán licores (exquisitos). Tu vientre es un montoncito de trigo rodeado de violetas. Tus senos son dos cervatillos, dos mellizos de gacela. Tu cuello (,terso y pulido), como torre de marfil. Tus ojos, las dos piscinas de Hesebón que están junto a la puerta de Bat-RabimNota 23. Tu rostro (, tan bien formado), como la Torre del LíbanoNota 24 que mira hacia las fronteras de Damasco. Tu cabeza es como el (monte) Carmelo, y tu cabellera (tiene reflejos) como púrpura regia (de color violáceo), rematada en (los) flecos (de tus trencitas).Nota 25

NOVIO-

¡Qué hermosa eres, qué encantadora, qué elegante y qué deliciosa! Tu talle es (esbelto) como el de una palmera, y son tus senos sus racimos de dátiles. Y yo me digo: voy a subir a esa palmera, a tomar los racimos de sus frutos, que es lo que son tus pechos para mí. El perfume de tu aliento es como el de las manzanas. Tu voz es vino generoso para mi paladar, de ése que se desliza suavemente para saborearlo entre labios y dientes y que entra muy bien al beberlo.Nota 26

NOVIA-

Yo soy para mi amado, y hacia mí tienden los anhelos suyos (de su corazón). Vamos, amado mío, salgamos a campo abierto, haremos noche en las aldeas. Madrugaremos para ir a las viñas. Veremos si brota ya la vid, si se entreabren las flores, si florecen los granados, y allí te daré (abiertamente) (todas) mis caricias. Ya esparcen su aroma las mandrágorasNota 27, (y allí tendremos) a nuestras puertas todos los frutos más exquisitos: los nuevos y los añejos, que guardo, amor mío, para tí.
¡Ojalá que fueses hermano mío, (un hermanito) amamantado a los pechos de mi madre, para que al encontrarte afuera pudiera besarte sin que me criticaran por ello! Y yo te llevaría y te metería en la casa de mi madre, y allí me contarías (tus cositas), y te daría a beber del vino aromático y del mosto de mis granados. [Su izquierda descansa bajo mi cabeza, y su diestra me abraza (, y yo descanso en él)]

NOVIO-

Os lo pido encarecidamente, hijas de Jerusalén (, por las gacelas y ciervas,): no molestéis ni importunéis más a mi amor hasta que quiera.


 

CÁNTICO SÉPTIMO

(PASA EL CORTEJO POR DELANTE DE LA CASA DE CAMPO DE LA NOVIA. ENCUENTRO CON SUS CUATRO HERMANOS, MUY SORPRENDIDOS DE VERLA LLEGAR COMO UNA REINA)


CORO-

¿Quién es ésa que viene desde los descampados (con tantísimo boato) recostada en su amado?

NOVIO-
(Susurrándole al oído a su prometida)

(No olvides que) debajo de un manzano te desperté, por el mismo sitio por donde te concibió tu madre, por donde te dió a luz la que te engendró. Ponme como un sello sobre tu corazón y llévame como marca tatuada sobre tu brazo. Porque es fuerte el Amor como la muerte, y la pasión amorosa es tan implacable como los infiernos. Sus dardos son brasas de fuego, como llama divina. Mas no apagarán el Amor las aguas torrenciales ni lo ahogarán los ríos. Y si alguien (lo quisiera comprar y) diera por él toda la hacienda de su casa, sólo conseguiría su desprecio.

CORO-

Teníamos una hermana pequeña, que todavía no tenía senos. ¿Qué haremos con nuestra hermanita (-nos decíamos-) cuando se empiece a tratar de ella (y de la dote de su casamiento)? Si es como un muro, le construiremos almenas de plata; si es como una puerta, la reforzaremos con entabladuras de cedro.Nota 28

NOVIA-

Muralla soy ya, y mis pechos son sus torres. Lo soy a sus ojos (, y éso me basta), pues con él he hallado mi paz.
Tenía Salomón una viña en Baal-Hamón. La confió a unos cuidadores, que le daban (en arriendo) mil siclos de plata por sus frutos. Pues bien, (ahora) mi viña es del todo mía (y ya no soy su mera cuidadora).
Para tí, Salomón, esos mil (siclos), (descontándoles por mí) doscientos a éstos que recogían su fruto (; ésa será mi dote: que pagaréis de ahora en adelante sólo ochocientos siclos de plata por la viña, que ahora es mía).Nota 29

NOVIO-

Oh tú, (mi) moradora de los jardínes, los compañeros están atentos a tu voz: deja que yo pueda oír también esa voz tuya (en tus cantos).

NOVIA-
(cantando)
Nota 30


......

Corre (, vayámonos de aquí), amor mío, como la gacela y el cervatillo, por los montes de las plantas aromáticas...


 

NOTAS

(1) Qedar (Cedar o Quedar, en mejor transcripción) es el nombre de uno de los hijos de Ismael, el mítico antecesor de las tribus árabes beduínas; es uno de los diversos epónimos bíblicos para designar a los nómadas procedentes del desierto arábigo.

(2) Algunos lo interpretan como una "gargantilla" o "collar", y otros como "pendientes", aunque también es posible que se refiera a alguna clase de ceñidor o cinturón de caderas, que era un atavío erótico femenino bastante común en las cortesanas orientales (desde Egipto hasta la India). Véase, p.e., el libro bíblico de Isaías, 3, 20.

(3) La palabra hebrea copher es de interpretación dudosa: los comentaristas más antiguos la traducen como alheña ("racimito de alheña"); para otros podría referirse a la planta del alhelí ("ramillete de alhelí "); pero por su relación en el texto con unas aludidas "viñas de Engadí " (la antigua población hebrea en la orilla occidental del Mar Muerto) no es improbable que se refiera simplemente a alguna variedad selecta de uva de mesa muy apreciada en esa época y en esa comarca. En todo caso, su sentido como metáfora erótica es bastante transparente (hay que imaginar al novio sentado a poca altura y a la novia arrodillada a sus pies y echada sobre él, o a ambos tumbados en sentido transversal uno de otro: él boca-arriba y ella boca-abajo).

(4) La metáfora es rebuscada, pero la acotación parece indicar que la novia está ahora de cara al novio y sentada a horcajadas sobre las rodillas de éste.

(5) Literalmente "narciso (de la llanura costera) de Sarón"; pero no es improbable que se trate de una antigua denominación de alguna variedad de rosa cultivada, como quieren algunos comentaristas antiguos; otros piensan que se refiere al "azafrán".

(6) En hebreo shushanot (cf. el arabismo español "azucena" o el nombre femenino hebreo Susana); aquí parece que se refiere, indistintamente, también al "lirio".

(7) Metáfora erótica tomada del lenguaje militar.

(8) El vocablo hebreo usado aquí parece referirse a ciertos pastelillos moldeados con una masa prensada de higos secos o de uvas pasas, citados también en otros pasajes bíblicos (1 Samuel 30,12 y 2 Samuel 6, 19).

(9) Los dos animales aquí aludidos son los mismos que se citan al final de este mismo cántico y en otros pasajes similares a lo largo del texto; en realidad no se trata de cérvidos, sino de bóvidos (concretamente la cabra montés o íbice y la gacela palestinense), aunque aquí traducimos sus términos respectivos más o menos libremente según el caso: "gamo", "cervatillo", "corzo", etc).

(10) Estas palabras se pueden entender como dichas con ironía por la novia y alusivas al novio, como si éste estuviera asomándose y escondiéndose sucesivamente por entre las ventanas, a modo de juego. Pero sobre todo parecen referidas al motivo o excusa principal que justifica que el novio y sus compañeros se hayan acercado hasta la casa de campo de la novia a cumplir con un encargo de ésta y de sus hermanos para limpiar las vides de animales dañinos; por lo demás, el sentido erótico de la metáfora es bastante transparente también. Según el propio contexto explícito del texto, la visita es muy fugaz, y los amantes apenas tienen tiempo y ocasión para saludarse, abrazarse un poco -casi a escondidas- y despedirse.

(11) Beter significa en hebreo antiguo "división", "separación" (como si dijera: "los montes de la divisoria" o "los montes que separan las lindes"); pero también se interpreta por algunos como un nombre propio de algún monte concreto ("los montes de Beter").

(12) En el cortejo nupcial de las antiguas bodas hebreas (que se celebraban algún tiempo después de los esponsales o desposorios y del contrato matrimonial propiamente dicho) era costumbre coronar al novio con una guirnalda entretejida (cf. el libro bíblico del profeta Isaías, 61,10).

(13) El Amaná es la cordillera del Antilíbano; el Sanir o Senir es otro nombre del monte Hermón, entre Tiro y Damasco (cf. Deuteronomio, 3, 9).

(14) O bien: "del incienso" (en hebreo antiguo había una homonimia entre el toponimo Líbano y el sustantivo olíbano o "incienso")

(15) Se trata, al parecer, de la canela china (no índica), muy extendida por Oriente Medio desde épocas antiguas y llamada también "casia" (en hebreo quetzijáh) o "cinnamomo" (en hebreo quinamoh, que es el término aquí empleado); lo que aquí traducimos como "sándalo" (en hebreo haleth), algunos lo traducen como "áloe"; en realidad es difícil saber con absoluta certeza el significado exacto que tenían en hebreo bíblico todos estos nombres de plantas exóticas (seguramente bastante variable en algunos casos según las épocas).

(16) Este cántico parece ser una ampliación, continuación, variante o alternativa del cántico tercero.

(17) Las metáforas eróticas son aquí bastante evidentes, aunque parecen un tanto descontextualizadas a primera vista.

(18) No se sabe con certeza cuáles pueden ser esta clase de piedras preciosas (en todo caso, la comparación poética parece referida a las uñas de los dedos, más bien que a supuestos anillos y sortijas). La Tarsis bíblica, muy frecuentada por los fenicios desde la época salomónica, parece que estaba ubicada en el extremo occidental del Mediterráneo (en el sur de la península ibérica, quizá en el entorno de la ría de Huelva y Cádiz), pues se ha identificado con el histórico reino de Tartessos, rico en mineral de cobre (piritas) e importante centro productor e intermediario en el comercio del metal (cobre, plata y estaño) y de otros productos africanos exóticos (marfil de elefante, monos gibraltareños o de Berbería, etc).

(19) En realidad, este cántico o pasaje parece la continuación del cántico cuarto.

(20) Según el libro bíblico de los Reyes (I, 11,1-3), el rey Salomón llegó a tener en su harén setecientas mujeres de sangre real y trescientas concubinas. Se trata en todo caso de cifras exageradamente ponderativas.

(21) El nombre significa "la pacífica", o mejor "la pacificada" (cf. el nombre hebreo Salomé o el nombre árabe Zuleima), e incluso podría relacionarse con el gentilicio femenino de la ciudad de Jerusalén: "solimitana" o "ierosolimitana". Evidentemente es un nombre puramente poético y ficticio, relacionado con el de Salomón (Shelemoh, Shlomoh ="el pacífico", o quizá "el pacificador").

(22) La traducción de esta frase es controvertida.

(23) Literalmente "casa o poblado o lugar de la muchedumbre", aunque se le han dado otras diversas lecturas. Se trata, según parece, del nombre de una de las puertas principales de la ciudad de Hesebón, al sur de la Transjordania.

(24) Era una torre o atalaya fortificada situada posiblemente en alguna de las estribaciones de ese macizo montañoso, o más probablemente alguna fortaleza del norte de Israel, frontera con dichas montañas.

(25) Frase problemática en su traducción e interpretación.

(26) Frase de interpretación discutida.

(27) A la planta de la mandrágora se le atribuían popularmente propiedades mágicas (cf. el libro bíblico del Génesis, 30,14).

(28) Esta ambigua expresión típicamente oriental pudiera referirse tanto a la necesidad de "resguardar" la virginidad de la hermana con vistas a su casamiento, como a la intención de casarla con un hombre poderoso y rico, y asimismo a la propia dote nupcial para ella.

(29) Ponemos entre paréntesis la interpretación de lo que podría ser el sentido más probable de estas enigmáticas palabras de la novia, que hace una sentencia de tipo "salomónico" con respecto a la dote insinuada por sus hermanos: éstos (que pagaban conjuntamente en arriendo mil siclos de plata por la viña a su dueño, el rey Salomón, a razón de 200 siclos por cada uno de ellos) deberán descontar a partir de ahora la parte proporcional de su hermana (200 siclos), con lo cual queda asimismo pagada la dote o "precio" de la novia, puesto que la viña ha pasado a ella como donación nupcial del rey.

(30) No está claro si se refiere a la voz del canto o a la voz oracular de la novia en inspiradas sentencias como la que acaba de pronunciar a propósito de su dote. Por lo demás, es curioso y significativo que en todo el Poema, a pesar de su naturaleza lírica y del género poético al que pertenece (poesía cantada), no se mencione ni la música ni los instrumentos musicales (lo cual acaso pudiera ser más intencionado que casual, como si quisieran desvincularse los aspectos más espiritualizados de este amor aparentemente sensual y la materialidad más instrumental y sensitiva de su metáfora musical). Con todo, los músicos y músicas hebreos tenían gran fama en todo Oriente Medio, como se ve y se lee en los bajorrelieves y textos asirios, y la actividad y producción musical hebrea (cánticos, salmos litúrgicos, sistemas musicales de composición y notación) fue considerable durante toda la época de la monarquía israelita y aun después.

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Dibujo de Celedonio Perellón